domingo, 14 de mayo de 2017

De tal palo, tal astilla ?

El galáctico asturiano de Florentino

Marcelino Fernández Verdes y Florentino Pérez, en Oviedo, en el acto de nombramiento del primero como hijo predilecto de la ciudad.
Marcelino Fernández Verdes y Florentino Pérez, en Oviedo, en el acto de nombramiento del primero como hijo predilecto de la ciudad. / Mario Rojas
  • «Tiene don de gentes y don de líder», destacan los amigos del nuevo consejero delegado de ACS, el ovetense Marcelino Fernández Verdes

  • El presidente de la firma dijo de él que «es inteligente, reflexivo y busca la perfección», cuando fue nombrado hijo predilecto de Oviedo

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Se dedica a nadar una hora al día, juega al golf, come más ensalada y menos fabada de lo que le gustaría. Siempre que puede con la familia y los amigos. Y los veranos, en agosto, los pasa en Asturias. El hombre llamado a suceder a Florentino Pérez en la mayor constructora del mundo no ha sido nunca pródigo en actos públicos y tampoco es fácil acceder a él. Por norma, en el grupo ACS no conceden entrevistas. Pero Marcelino Fernández Verdes tiene familia y amigos que hablan por él. Todos bien. Muy bien.
En la empresa muchos no le ponían cara hasta el pasado jueves, cuando fue nombrado consejero delegado de forma unánime por el consejo de administración de ACS. Dicen que es un iceberg, que solo se ve lo que está fuera del mar, donde tanto le gusta nadar. A través de un perfil que publicó hace tres años 'El Correo', cuando Florentino Pérez anunció que el asturiano estaba llamado a sucederle, se pueden conocer algunos detalles de su biografía.
Nació en Oviedo en 1955, hijo de Mari Carmen y Marcelino, funcionario de la Diputación. De niño sobresalió en los Dominicos con el mejor expediente de su promoción. Luego se licenció en Ingeniería de Caminos en la Universidad de Barcelona. Allí conoció a Marta, estudiante de Psicología y ATS. Se casaron, tuvieron cuatro hijos. Se incorporó a ACS en 1987, cuando llevaba tres años trabajando en el sector. Florentino Pérez absorbió la empresa que le dio su primer empleo y se quedó prendado de aquel ingeniero «inteligente, reflexivo, que busca la perfección. El número 1». Lo definía así en 2010, precisamente el año en que el entonces alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, le nombró hijo predilecto. Compartió ese título con Patricia Urquiola y José Manuel Campa, y otros tres hijos adoptivos, Vicente Gotor, Carlos López Otín y Luis Noé Fernández, este último a título póstumo.
En mayo de 2014, tras la junta de accionistas del grupo, el también presidente del Real Madrid elogió a su futuro 'número dos'. «Le hemos educado para eso, lleva en el grupo desde el año 1990 y constituye una ayuda inestimable».

En el colegio tenía las mejores notas, sobresaliente de media, pero también era magnífico en el fútbol. Jugó en los equipos infantil y juvenil del Real Oviedo y al acabar el colegio le ofrecieron pagarle los estudios de Ingeniero de Minas y luego pasar al primer equipo. Con 17 años tuvo la voluntad de rechazar esa oferta porque quería ser ingeniero de Caminos.
Su pasión por el fútbol continúa. Cuando tenía la residencia fija en Madrid no perdonaba los partidos dominicales con exjugadores de Primera y Segunda división. Dicen que es más 'merengue' que Florentino.
No dejó de crecer en la multinacional española y ahora está a un paso de presidirla. Para los 55 había cuadruplicado la facturación internacional de Dragados, filial de ACS, en apenas cuatro años. Era su presidente y consejero delegado, además de ostentar los mismos cargos en la división de construcción, concesiones y medio ambiente de ACS. Entonces Florentino le propuso otro reto: aprender alemán, pulir el inglés y mudarse a Essen, en la cuenca del Ruhr, para impulsar Hochtief. 70.000 empleados y unas ventas, en aquel momento, de 20.159 millones de euros. La séptima compañía más importante del mundo en el sector de la construcción y la tercera de Europa. La que ha ayudado, junto a la filial australiana Leighton, a convertir el grupo español en el mayor contratista internacional del mundo, por delante del 'monstruo' estadounidense Bechtel y de la francesa Vincci, a los que dobla por volumen de facturación en mercados que no son el doméstico.
Sus amigos prefieren hablar con discreción, sin apellidos. Y los tiene variopintos: el cantautor Pipo Prendes, el mago Anthony Blake, en la derecha, en la izquierda... Prendes le dedicó en su último disco la canción 'Viejos Amigos'. Sin citar su nombre, trova los veraneos en Candás: sol, playa, Serrat. Marce, como le conocen quienes le quieren, es «un tipo noble, bueno, honrado, discreto, poco dado a los halagos». Pero los halagos se suceden, porque «deja huella, es muy carismático, tiene don de gentes y don de líder».
Su vida cambió en los últimos años y, «aunque se mueve también por otros feudos», sigue viniendo a Asturias. «Antes a Candás venía siempre y en Ribadesella tiene una casa preciosa», además de otra en Oviedo. «Es una suerte para los asturianos que en el 'dafo' de la marca España, 'Marce' forme parte de las fortalezas», se enorgullece Prendes.

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