domingo, 9 de julio de 2017

Manualillos de Inversión ( 3 ) Amp.Santander.

El arranque de la ampliación de capital de 7.000 millones con la que el Banco Santander quiere financiar la compra del Popular ha sido recibida con euforia por los analistas y los medios de comunicación. Aunque existe unanimidad en que la adquisición del banco quebrado es una gran operación para la entidad que preside Ana Botínno está tan claro que sea una oportunidad de oro para los inversores. En su contra tiene la valoración, el riesgo de demandas, la posibilidad de otras oportunidades mejores y los precedentes.

La compra de Popular es una gran operación

Este es el principal argumento para acudir a la ampliación de capital. Existe una práctica unanimidad en el mercado respecto a que se trata de una jugada maestra, digna del mejor Emilio Botín: "Primero, ha comprado una máquina de banca de pymes, la mejor de España. Segundo, la ha comprado a un precio muy barato. Tercero, yo creo que probablemente las provisiones no sean tantas como ha dicho. Y cuarto, ha conseguido hacer una ampliación de capital a un precio muy razonable en un momento en que el capital de los bancos es escaso", según Daniel de Fernando, socio director de MdF Family Partners. Es decir, tenemos una operación muy buena y una ampliación que no tiene que ofrecer demasiado descuento para cubrirse sin problemas (eso es lo que singifica que sea razonable… para el Santander).
La presidenta del banco Santander Ana Botín (i). (EFE)
La presidenta del banco Santander Ana Botín (i). (EFE)

Valoración exigente

Pero lo que es bueno para el Santander no lo es tanto para los accionistas, que lógicamente preferirían comprar más barato. Ahí encontramos el primer gran riesgo de acudir a la ampliación, el de la valoración. Tras la fuerte subida acumulada, no solo por el Santander, sino por toda la banca española en el último año, ya cotiza por encima de su valor en libros y los precios objetivos de los analistas no le otorgan demasiado recorrido desde los niveles actuales. Es decir, ya se ha 'comido' gran parte de su potencial alcista. El adelanto de sus resultados del primer semestre, aunque confirma las buenas expectativas, tampoco ha sorprendido a los expertos como para que eleven sus precios objetivos.

Potencial impacto de los litigios

El aspecto más destacado del folleto de la operación es el reconocimiento del potencial impacto de los litigios masivos que están planteando los accionistas y tenedores de deuda subordinada del Popular, que han perdido todo su dinero: "Toda vez que la resolución de Popular no tiene precedentes en España ni en la Unión Europea, no puede descartarse que se presenten recursos contra la resolución del Fondo de Reestructuración (Frob) o reclamaciones frente a Popular o Santander. Diversos inversores, asesores u operadores financieros han anunciado su intención de analizar y, en su caso, confirmado la interposición de reclamaciones de variada índole". "No es posible anticipar las pretensiones concretas que se harían valer ni sus implicaciones económicas […] incluyendo la eventualidad de abonar indemnizaciones o compensaciones", añade.
El Santander tendría que hacer frente, como propietario del Popular, a las indemnizaciones derivadas de la posible falsedad de las cuentas del Popular en la ampliación de capital de 2016, una eventualidad de unos 900 millones que tiene contemplada en las provisiones estimadas para la adquisición, como adelantó El Confidencial. De hecho, estudia devolver directamente ese dinero a cambio de compromisos de vinculación, para ahorrarse las costas judiciales. Pero también va a afrontar reclamaciones de otros muchos accionistas y bonistas basándose en la "reexpresión" de las cuentasde 2016que hizo Saracho.

¿Hay otras oportunidades mejores?

Con una valoración exigente y el riesgo de un golpe a las cuentas por culpa de las demandas del Popular, cabe preguntarse si hay mejores opciones en el sector que el Santander. El problema es que los otros grandes bancos han subido igual o más que el Santander (la palma se la lleva CaixaBank, que ha duplicado su precio en un año), por lo que están igual de 'caros' que él.
El presidente de Unicaja Banco, Manuel Azuaga, durante el debut en bolsa. (EFE)
El presidente de Unicaja Banco, Manuel Azuaga, durante el debut en bolsa. (EFE)
Aquí hay que introducir otro factor en la ecuación: la banca española he subido tanto –aparte de porque había bajado a los infiernos– por las expectativas de una subida de tipos, ya que nuestro sector financiero será el mayor beneficiado de la misma junto al italiano. Es lo que explica, por ejemplo, el buen debut bursátil de Unicaja pese a la resolución del Popular, al rescate de dos bancos en Italia o a la propia ampliación anunciada del Santander. Si, durante la crisis, la diversificación internacional era un plus para el Santander porque reducía el riesgo de su exposición a España, ahora sucede lo contrario: tienen más potencial las entidades con presencia únicamente local.

Los precedentes no son buenos

Por último, debemos tener presente la mala experiencia de los accionistas del Santander en las ampliaciones de 2008 y 2015: en ambos casos la acción cayó con fuerza después y, de hecho, la cotización aún no ha recuperado los niveles a los que hizo la colocación hace dos años, la primera gran decisión de Ana Botín como presidenta. Es cierto que los tiempos han cambiado, que ahora no parece que se nos vaya a venir encima una crisis financiera mundial y que las perspectivas son de una normalización de la política monetaria, aunque sea gradual. Pero los sufrimientos del pasado siempre pesan en las decisiones de los inversores y, al fin y al cabo, el análisis técnico se basa en la repetición de los precedentes.
En conclusión, aunque la compra del Popular es, según la opinión unánime, una gran operación que proporcionará muchos beneficios al Santander, la ampliación de capital no está exenta de riesgos y tiene un potencial alcista (al menos teórico) bastante limitado. Y hay que poner esos factores en la balanza a la hora de tomar una decisión.

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