Según una documentación interna a la que que ha tenido acceso El Confidencial, el mapa del concurso de acreedores de Isolux deja en mal lugar a los responsables de riesgos de Santander y CaixaBank, que han perdido 825 y 600 millones de euros, respectivamente, según los datos del cierre de 2015. La deuda de ese ejercicio fiscal fue la que se tomó como referencia para el rescate pactado a mediados de 2016 y que suponía la reestructuración de 1.955,5 millones de préstamos, incluidos los 'project finance', y 1.611 millones en concepto de avales. En total, unos 3.600 millones a los que se añadieron los 300 millones inyectados en el acuerdo de reestructuración.
Finalmente, tras el canje de parte de esta deuda por capital, que convirtió a CaixaBank en el primer accionista de Isolux —15% del capital— y Santander, en el segundo (10%), el pasivo cuyo vencimiento se alargó ascendió a 1.514,7 millones, más otros casi 700 millones en avales. Nuevamente, la entidad con sede en Barcelona fue la que más riesgo asumió, ya que fue quien más crédito renegoció —318,2 millones—, más avales aportó —195,1 millones— y más capital puso encima de la mesa de la nueva línea de financiación de hasta 300 millones que acordó el llamado G-5: CaixaBank, Santander, Bankia, Popular y Sabadell.
Pero cuando Isolux pidió en enero de este año un segundo rescate, tal y como adelantó El Confidencial, el acuerdo entre estos cinco bancos para hacerse cargo de 695,9 millones en avales para que la empresa pudiera seguir operando con normalidad se rompió al negarse Santander a participar en una segunda línea de crédito de entre 300 y 500 millones adicionales. Al no poder hacer frente a sus obligaciones financieras, Isolux empezó a sufrir la ejecución de cerca de 200 millones en avales, por lo que al menos otros 400 millones se han convertido en préstamos morosos.
Ante esta situación, Isolux pidió el preconcurso de acreedores el pasado 31 de marzo y hoy solicitará el concurso que le llevará a subastar los pocos activos que pueden ser viables. En consecuencia, los acreedores tendrán que poner sus posiciones en bonos y acciones a cero y provisionar toda la deuda ya incobrable. Curiosamente, el más castigado va a ser el Santander, ya que, tras la adquisición del Popular, tiene que asumir el riesgo —213,8 millones entre créditos y avales— que le asumió el banco intervenido.
El Estado, otra vez pillado
Santander ya vendió 71,9 millones de deuda del denominado Tramo B a un precio irrisorio cuando Isolux volvió a requerir un segundo rescate en enero de este año. Se negó en redondo, dinamitó las negociaciones para intentar salvar al grupo presidido hasta hoy por Nemesio Fernández Cuesta y se desprendió del 10% del capital, que acabó en manos de Goldman Sachs. Pero estas maniobras, lideradas por Javier Garcia-Carranza Benjumea, no le van a evitar tener que hacer una de las mayores provisiones por quiebra de los últimos años. Desde CaixaBank aseguran que ya han dotado toda la pérdida, después de que contra el ejercicio 2015 se anotasen unas pérdidas de 300 millones.Entre el 'pool' de bancos afectados se encuentran Société Générale, Natixis, Unicaja, Liberbank, Bankinter e instituciones públicas como el Instituto de Crédito Oficial (ICO), Banco Internacional de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El organismo dependiente del Ministerio de Economía prestó 64 millones de euros a Isolux, que ya no va a recuperar. Un roto que se suma a los 161 millones que concedió en su día a Abengoa, que salvó de la quiebra tras una quita a los acreedores del 75%.
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