sábado, 17 de diciembre de 2022
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Autoritarismo, desorganización y dimisiones: la gestión de la prima de Feijóo en la Sanidad de la capital gallega
La renuncia del jefe del servicio de Ginecología en el hospital de Santiago y la amenaza de huelga de los médicos es el más reciente de una serie de conflictos en los seis años que Eloína Núñez lleva al frente del área sanitaria
Hemeroteca — Dimite el jefe de Medicina Interna del Hospital de Santiago por la falta de personal y “la tensión” en la sanidad pública
Foco
VIGILANCIA DEL PODER
Solo en los últimos seis meses tres servicios de medicina han quedado descabezados en el hospital de Santiago. El pasado mes de junio dimitió el jefe de Medicina Interna por la falta de personal y por “lo tensionada” que está la sanidad pública. A finales del verano fue destituido el responsable de Otorrinolaringología tras nueve meses de huelga de los profesionales sin que la gerencia diese una solución. Y esta misma semana ha renunciado a su cargo el jefe de Ginecología en el Clínico de la capital gallega, Manuel Macía, en medio de un conflicto por la falta de personal en otro centro del área sanitaria que ha llevado a los facultativos compostelanos a redoblar esfuerzos desde hace más de siete años. El viernes aprobaron en asamblea que, si no media una solución, irán a la huelga a la vuelta de las fiestas navideñas.
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El área sanitaria de Santiago y O Barbanza salta periódicamente a los titulares por uno u otro conflicto y el denominador común son las críticas de los representantes del personal a la escasez de la plantilla y a la labor de la gerencia, ocupada desde hace prácticamente seis años por Eloína Núñez Masid, prima del líder del PP y expresidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y ella misma integrante de la cúpula de los populares gallegos. Antes de su salto a Madrid, cuando en verano de 2021 el partido revalidaba su liderazgo en Galicia, Feijóo la incluyó en la junta directiva. Unos meses después, en mayo de este año, cuando Alfonso Rueda lo relevó, situó a Eloína Núñez en el comité ejecutivo.
“No es que haya desorganización, es que no hay gestión”, critica el presidente de la junta de personal del hospital de Santiago, Xosé Manuel Marcote, del sindicato CIG -el mayoritario en la sanidad pública gallega. “Aquí, si no estuviese la dirección, funcionaría incluso mejor. Los trabajadores solos se hacen más responsables”, insiste. Además de los conflictos más recientes, recuerda que en estos seis años de gerencia de Eloína Núñez hubo otros en la UCI -huelga incluida-, varios cambios al frente de las Urgencias y salidas en Neurocirugía, Medicina Preventiva, Radiología y Análisis Clínicos. Los problemas, añade, no se limitan a la parte de los médicos especialistas; en Atención Primaria y en enfermería pasa “otro tanto”. “La gestión aquí se basa en cuánto ahorras y no, como dicen, en la alta calidad asistencial”, protesta Marcote.
En estas fechas, a los problemas existentes derivados de una “plantilla mermada”, el sindicalista añade las situaciones que se dan al adjudicar las plazas fijas a quienes les corresponden tras la OPE -oferta pública de empleo- de estabilización. En el momento en el que se nombra a los propietarios de los puestos, quienes los ocupaban de forma interina o con otros contratos son cesados automáticamente. Lo que sucede es que los que llegan a la plaza en propiedad disponen de un mes para tomar posesión e incorporarse. Esto se ha traducido en huecos sin cubrir a las puertas de la Navidad, periodo habitual de permisos, que la dirección trata de tapar con vínculos laborales temporales. Pero no todos los interinos están disponibles: pueden aceptar contratos con mejores condiciones en otras áreas sanitarias o fuera de Galicia. Marcote expone el caso de un profesional que sopesaba irse a la privada estos días. El resultado, señala, es que la plantilla que haya tendrá que asumir la carga de trabajo aun a costa de tener que ver más pacientes o hacer más guardias.
La gerencia del área sanitaria no se ha pronunciado, a preguntas de este diario, sobre las críticas a la gestión de la dirección actual. Sí han reaccionado a la dimisión del jefe del servicio de Ginecología en Santiago y las protestas de los trabajadores: “Se están haciendo importantes esfuerzos para, dentro de las competencias propias, mejorar la situación y ofrecer alternativas organizativas, así como diálogo permanente con los profesionales y mandos intermedios”.
Siete años de “tiritas” en Ginecología
La “situación” a la que aluden las fuentes de la gerencia se deriva de la falta de dotación de uno de los dos centros hospitalarios con servicio de Ginecología en el área sanitaria, el Hospital do Barbanza, en Ribeira -el otro es el Hospital Clínico de Santiago. Tania Méndez-Benegassi, de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) en Galicia, es una de las facultativas del servicio en la capital gallega. Explica que hace siete años en O Barbanza pidieron ayuda para cubrir guardias porque no tenían suficientes profesionales. “Nosotros, de buena fe y de manera temporal, decidimos echar una mano. Han pasado siete años y seguimos echando una mano”, resume.
Explica que en este mes, el equipo de Santiago hizo 15 guardias en el hospital comarcal que está ubicado en Ribeira. Esto, recalca, obliga al personal a posponer días libres. La gerencia conoce lo que ocurre pero “no le pone una solución efectiva”, que pasa por “contratos estables en el servicio de O Barbanza” que pongan fin a la necesidad que que lo refuercen profesionales de Santiago. “Por vestir a un santo se desviste otro, porque luego en Santiago tenemos que asumir algunas consultas porque el ginecólogo [que hizo guardias en el otro hospital] tiene derecho a descansar”, relata.
Autoritarismo y amenazas
Méndez-Benegassi añade otro problema, que son “los modos” de la gerencia. “Te llaman de una hora para otra, amenazando con despidos... No son formas”, señala. Las críticas al “autoritarismo” del equipo que dirige Eloína Núñez también se repiten entre los representantes de la plantilla: “Esta gerencia funciona así: ordeno y mando”. La sindicalista destaca que la situación ha desembocado en la dimisión del jefe de Ginecología en Santiago, Manuel Macía, a pesar de contar con el apoyo de los trabajadores por ser “un profesional muy preparado y con mucho prestigio”. “Es algo que el servicio no va a tolerar”, dice Méndez-Benegassi.
Expone que en la asamblea del viernes participó el 90% de la plantilla y todos, salvo una persona que votó en blanco, se posicionaron a favor de ir a la huelga si el problema no se resuelve antes de que acabe el periodo navideño. Quieren dar cierto margen de tiempo a la gerencia por “lo complicado” de las fechas y para lanzar el mensaje de que no desean el conflicto “puro y duro”. Tras la votación, añade, hubo una reunión con responsables de la dirección en la que apreciaron “receptividad”, pero no se plantearon alternativas. La vía de salida pasa por dotar el servicio de O Barbanza con personal suficiente, zanja.
La réplica de la dirección del área sanitaria es que atiende a 450.000 personas de 45 ayuntamientos y que para los trabajadores las necesidades asistenciales de los pacientes son “una prioridad” a la que hay que dar respuesta. La gerencia se limita a agradecer “muy especialmente” el “mayor esfuerzo que implica a los profesionales atender dichas necesidades” en un momento en el que hay “carencia de facultativos en determinadas especialidades”.
En el comunicado con el que el CESM fijó su posición sobre el conflicto de Ginecología en Santiago, señaló directamente a Eloína Núñez. Desde su llegada a la gerencia “varios han sido los jefes de servicios y cargos intermedios que han abandonado sus puestos por la presión insoportable a la que eran sometidos”. La organización sindical recuerda que no se puede obligar a hacer guardias o amenazar a los profesionales y acusa a los responsables administrativos de cargar sobre las espaldas de los ginecólogos “el resultado de su mala gestión”. Hacen falta, dice, siete facultativos con contratos estables en O Barbanza para que funcione bien el servicio. “Una nula planificación y una ineficacia manifiesta de la gerencia no puede menoscabar la asistencia de las pacientes”, agrega.
La responsabilidad de contagiarse de COVID
Además, de los conflictos en varios servicios, las declaraciones de la gerente del área sanitaria han encendido los ánimos de los sanitarios en alguna ocasión. En junio de 2020, todavía con medidas duras contra la pandemia de COVID-19, Eloína Núñez provocó el enfado en el gremio al asegurar, en una entrevista con el periódico La Voz de Galicia, que la enfermedad se había extendido entre ellos “no por el trabajo del hospital”, sino por profesionales “que habían estado en alguna jornada, congreso o reunión fuera de Galicia”.
La gerente ha tenido también un papel central en la persecución a una doctora y sindicalista del CHUS que es habitualmente crítica con su gestión. A principios de este año se conoció que el Sergas había abierto un expediente a la doctora Fátima Nercellas, a la que acusa de haber sacado, a finales de 2019, a dos pacientes del pasillo de urgencias en el que esperaban para ponerlos en observación. En el documento para iniciar la investigación, Eloína Núñez describía a la médica como “una portavoz diaria y permanente de todo lo que acontece en el servicio de urgencias” y consideraba que no podía “erigirse en una especie de portavoz autorizada sobre el tema cuando lo que aconseja una mínima prudencia y profesionalidad es guardar el mutismo más absoluto”.
El goteo de conflictos en el área sanitaria de Santiago y Barbanza ha provocado que el PSdeG haya pedido al conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, que destituya a la gerente. El caso de Ginecología, dice el diputado Julio Torrado, es “la gota que colma el vaso” en una “situación insostenible”. El “caos organizativo” tiene como “denominador común la dificultad de la gerencia de llegar a acuerdos con el personal”, asegura el portavoz socialista en materia de sanidad.
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