Irreverente, irrespetuoso
15 ABR 2011 18:43
Mourinho toma la iniciativa en el inicio del clásico, porque, según su credo, los partidos empiezan en la rueda de prensa previa y acaban en la posterior. El fútbol es un teatro en el que hay que dominar todos los palos, además del juego. El segundo pertenece, en general, al Barcelona, al rival, por lo que Mourinho decide tomar la delantera en aquello que puede para ponerle guión a todo lo demás. Antes de que empiece a rodar la pelota, sólo se hablará de su gesto. Si el Barça obtiene un buen resultado, será consecuencia del fútbol, de Messi... Si vence el Madrid, será por el golpe de un genio. Muy hábil.
El silencio del técnico no tiene únicamente un sentido irreverente y provocador, ya que lo aderezó con una presencia muda junto a Karanka, a quien había cedido la palabra, como si fiscalizara cada una de sus respuestas, al más puro estilo de un comisario político. Eso fue, además de todo lo anterior, irrespetuoso con su segundo.
La prensa española, junto a algunos colegas extranjeros, decidió plantarse, abandonar la sala. Como no existe una norma en la Liga, a 'Mou' no se le puede reprochar que la transgreda. Esa responsabilidad compete al Real Madrid, por encima de las estrategias y ocurrencias de su entrenador. La escena vivida ayer en Valdebebas, con el foco de medio mundo encima, fue una nefasta propaganda.
Habría que ser un 'Mourinhologo' para interpretar sus razones para no acudir a la sala de prensa en un día excepcional, antes de la serie de partidos con el Barcelona. Al provocar un boicot de la prensa, puede creer que eso refuerza su posición en el vestuario, donde, en general, se observa a los periodistas con desconfianza. El planteamiento maniqueo de 'el mundo contra mí es el mundo contra nosotros' puede provocar una conjura, y eso lo sabe el técnico, un especialista en el perfil psicológico de los futbolistas. Cuando en una entrevista dijo que se trataba de 'animales' muy especiales, se entendió mal la expresión, pero sabía lo que decía. La visita a la caseta del Sporting después de su victoria en el Bernabéu, los saludos a Peter Crouch, expulsado en el mismo estadio, o a Bale cuando se retiraron del campo forman parte de ese conocimiento. El mensaje es: 'Soy uno de los vuestros'.
Guardiola, que como jugador convivió con 'Mou' en un vestuario, es tan consciente de su valor como actor, de su capacidad para condicionar el entorno, que desde su llegada había planificado los entrenamientos para hablar después que el portugués, para no perder la iniciativa. Esta vez la ha perdido, y sin que su rival diga una sola palabra. Ahora sólo resta esperar al primer asalto y escuchar qué dice la pelota.
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