martes, 5 de abril de 2011

Manualillos para una crísis ( 2 )

Extendiendo lecciones....

Las cinco lecciones que deja la crisis de la caja alicantina

05.04.2011 Jaime E. Navarro 0

De la crisis de CAM, que será nacionalizada en las próximas semanas, se pueden extraer varias lecciones que servirán a los gestores de los grupos de cajas que se están conformando paran evitar futuras crisis en su negocio y al Gobierno y al Banco de España para afrontar lo que resta de la reordenación.

Fusiones sin un ganador claro. CAM ha sido víctima del excesivo peso de la financiación al ladrillo. La entidad tiene en su cartera crediticia préstamos concedidos a este sector por valor de 10.900 millones de euros, cerca del 20% del total de financiación al sector privado. Lo que era un buen negocio durante la etapa de bonanza, se ha convertido en el talón de Aquiles de la entidad. Fuentes financieras señalan que el 40% de la cartera a promotores podría situarse en situación de impago. No obstante, se desconoce cuál es la morosidad de promotores. La dudosidad crediticia de CAM se situó en 2010 en el 8,7%, el doble que un año antes.

La falta de control en las fusiones. El Banco de España incentivó durante el primer semestre de 2010 la integración de cajas. No se trató de fusiones al uso, donde una de las entidades tiene el dominio de la operación, sino de uniones entre iguales. Este hecho ha generado tensiones en algunas operaciones entre cajas.

La que más problemas generó desde el principio fue la de Banco Base, donde CAM y Cajastur compartían el poder. Las tensiones entre sus cúpulas directivas ha terminado por dar al traste con la operación. Sin embargo, en menor medida, ejemplifica las dificultades en el gobierno de los nuevos grupos de cajas, donde se ha multiplicado el número de consejos.

Ritmo de la reordenación. Mientras que en países como Reino Unido o Estados Unidos las entidades que han recurrido a ayudas públicas ya han iniciado su devolución, en España el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros lleva abierto casi dos años. En junio de 2009, el Gobierno aprobó la constitución del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), con una dotación de hasta 99.000 millones.

Un año después, entró en vigor la nueva Ley de Cajas, que modificaba el marco jurídico en el que se movían las cajas en la reordenación. Además, el supervisor bancario alentó los saneamientos de los balances de las entidades más débiles contra sus reservas, lo que ha minado la solvencia de algunas entidades. Para sorpresa del sector, en enero, el Gobierno anunciaba un plan de reforzamiento de la solvencia de la banca, que se debe cerrar dentro de un mes.

Injerencia política. Además del cambiante marco jurídico, otro de los hechos que ha marcado el lento ritmo de la reordenación han sido las competencias de las Comunidades Autónomas sobre las cajas. Los gobiernos regionales tienen el derecho de vetar las fusiones de las cajas de su CCAA con la de otras regiones.

Este hecho bloqueó que, de facto, se produjesen uniones interregionales de entidades, las más recomendadas por los expertos. Por tanto, el supervisor tuvo que recurrir a un nuevo modelo de operación de integración corporativa, los SIP, menos efectivos que las fusiones y más difíciles de gestionar. Es el caso de Banco Base, que finalmente se ha roto, generando un problema a todo el sistema financiero.

El deterioro es rápido. La baja morosidad en tiempos de bonanza no supone una garantía de futuro. Durante los años álgidos de la economía, ni en familias ni en empresas había impagos. No obstante, el ritmo de crecimiento de la dudosidad bancaria se ha incrementado fuertemente en los últimos dos años de crisis. El ejemplo más claro es el de la financiación a promotores: la caída del sector ha elevado la morosidad hasta el 14% que marcó al cierre del año pasado. Por entidades, el resultado es idéntico.

Por ejemplo, la tasa de mora de CAM se ha multiplicado por dos el pasado ejercicio, hasta el 8,7%. Otras entidades han experimentado un deterioro menor, lo que ha permitido al mercado distinguir las cajas que habían hecho un buen control de riesgos, de aquellas que no. este aumento de los impagos ha ido parejo a una restricción fuerte del crédito.

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