martes, 17 de agosto de 2021

Humillados ...de nuevo!!!

Biden enfrenta las escenas de derrota que buscaba evitar en Kabul Joe Biden pasará a la historia, justa o injustamente, como el mandatario que presidió el humillante acto final del experimento estadounidense en Afganistán. Después de siete meses en los que el gobierno de Biden parecía transmitir ser muy competente, los últimos días de Estados Unidos en Afganistán destruyeron esa imagen.Credit...Stefani Reynolds para The New York Times David E. Sanger Por David E. Sanger 16 de agosto de 2021 Read in English En la historia presidencial moderna de Estados Unidos, han sido contadas las ocasiones en las que las palabras de un comandante en jefe lo han perjudicado tan rápido como las que pronunció el presidente Joe Biden hace poco más de cinco semanas: “No habrá ninguna circunstancia en la que se vaya a ver personas salir en helicóptero de la azotea de la Embajada de Estados Unidos en Afganistán”. Luego, para cavar todavía más su tumba, agregó: “Es muy poco probable que los talibanes invadan todo y controlen el país”. El domingo, la desbandada para evacuar de Kabul a civiles estadounidenses y empleados de la embajada de Estados Unidos —la imagen misma que Biden y sus asesores acordaron que debían evitar durante reuniones recientes en el Despacho Oval— se transmitió en vivo por televisión, no del techo de la embajada estadounidense, sino de la plataforma de aterrizaje ubicada al lado del edificio. Y ahora que el gobierno afgano ha colapsado con una velocidad impactante, parece una certeza que —igual que hace 20 veranos— los talibanes volverán a tener el control total del país cuando se conmemore el aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001. ADVERTISEMENT Continue reading the main story Biden pasará a la historia, justa o injustamente, como el presidente que estuvo al mando durante el humillante último acto del experimento estadounidense en Afganistán, uno que se estuvo gestando desde hacía mucho tiempo. Después de siete meses en los que el gobierno parecía transmitir una muy necesaria imagen de competencia —al lograr que más del 70 por ciento de los adultos del país se vacunara, diseñar un crecimiento laboral y progresar hacia un proyecto de ley bipartidista de infraestructura—, todo lo relacionado con los últimos días de Estados Unidos en Afganistán destruyó ese imaginario. Incluso muchos de los aliados de Biden que creen que tomó la decisión correcta al salir por fin de una guerra que Estados Unidos no podría ganar y en la que ya no había un interés nacional, admitieron que el presidente cometió una serie de errores en la ejecución de la retirada. La única pregunta es cuánto daño político causarán esos errores. Y si a los estadounidenses que vitorearon en los mítines de las campañas de 2020, cuando el entonces presidente Donald Trump y Biden prometían retirarse de Afganistán, no les importará y dirán que tenía que terminar, aunque fuera de mala manera. Editors’ Picks A Mississippi Restaurant Has Been Beloved for Decades. But There’s Another Story to Tell. The Next Chapter in Times Newsletters Opinion A Minimum Wage Can Create Jobs Image El perímetro de la Embajada de Estados Unidos en Kabul el domingo por la noche. Las dificultades para evacuar a los civiles estadounidenses y a los empleados de la embajada se emitieron en directo en la televisión. El perímetro de la Embajada de Estados Unidos en Kabul el domingo por la noche. Las dificultades para evacuar a los civiles estadounidenses y a los empleados de la embajada se emitieron en directo en la televisión.Credit...Jim Huylebroek para The New York Times Biden conocía los riesgos. A menudo ha hecho notar que llegó a la presidencia con más experiencia en política exterior que cualquier otro presidente en los últimos tiempos, se podría decir que desde Dwight D. Eisenhower. En las reuniones celebradas esta primavera para analizar la próxima retirada estadounidense, Biden les comentó a sus asesores que era crucial evitar el tipo de escena que recogieron las icónicas fotografías de estadounidenses y vietnamitas en las que suben por una escalera hacia un helicóptero ubicado en un techo cercano a la embajada de Estados Unidos en Saigón, cuando fue evacuada frenéticamente en 1975, mientras el Vietcong arrasaba con la ciudad. Sin embargo, tras haber decidido en abril que el aniversario del 11 de septiembre sería la fecha para la retirada final de Estados Unidos, Biden y sus asesores no pudieron sacar del país con la rapidez necesaria a los intérpretes y otras personas que ayudaron a las fuerzas estadounidenses, por lo que quedaron atrapados en el papeleo migratorio. No existía ningún mecanismo confiable para que los contratistas mantuvieran las fuerzas aéreas afganas en operación mientras los estadounidenses hacían las maletas. El plan del que habló Biden a finales de junio para crear lo que denominó una “capacidad de intervención inmediata” para reforzar a las fuerzas afganas en caso de que Kabul se viera amenazada se quedó a medias. El 8 de julio, el mismo día que dijo que no había necesidad de preocuparse por una inminente toma de posesión de los talibanes, Biden dijo que “en relación con el entrenamiento y la capacidad” de las fuerzas de seguridad afganas, los talibanes “ni siquiera se acercan en términos de su capacidad”. Ahora sabe que lo que les faltaba en capacidad, lo compensaban en estrategia, determinación y empuje.

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