Los vuelcos bursátiles, permiten estos cambios en los liderazgos empresa/sectoriales.
Telefónica iguala a Vodafone en Bolsa y pugna por ser la tercera 'teleco' mundial
César Alierta, presidente de Telefónica, tiene claros sus objetivos y la posibilidad de conseguirlos. En marzo avanzó a sus ejecutivos el reto de situarse como la tercera teleco del mundo por valor en Bolsa, aunque para eso hubiera que destronar a la todopoderosa Vodafone. Muchos lo tomaron como un desafío a largo plazo. Pero el viernes sucedió.
El momento histórico se produjo a las 12.23 horas del viernes. Telefónica cotizaba a 17,52 euros por acción y Vodafone, a 124,2 peniques, e incluso el cambio entre la libra y la divisa comunitaria sufría un ligero desvanecimiento y jugaba a favor de casa. ¿El marcador? 82.432 millones de euros de capitalización bursátil para España y 82.363 millones para Reino Unido. ¿El vencedor? Telefónica, por primera vez en la historia, superaba a Vodafone en Bolsa y se colocaba como la tercera operadora del mundo por capitalización bursátil.
La alegría duró poco, es cierto. Vodafone emprendió a partir de entonces un camino vertical al alza, impulsada por la histeria festiva de las Bolsas. Lo mismo hizo la libra. Telefónica también disfrutó del impulso mundial, pero en menor medida, y en el recuento final volvió adónde estaba, pero mucho más cerca de su objetivo. La diferencia, a cierre de la sesión del viernes, era de 3.300 millones de euros, a favor de Vodafone.
Ésa es una distancia que Telefónica tiene a tiro de una subida inferior al 4% y supondría batir a la que un día fue líder absoluta de las telecos mundiales. A partir de ese momento, la española sólo tendría por delante a China Mobile y a la estadounidense AT&T. Eso sí, son dos gigantes; cazarlas no será fácil.
Claro que tampoco lo era alcanzar a Vodafone. Y ha sucedido. Telefónica logró y ahora está muy cerca de ser la tercera del mundo, uno de los objetivos más ansiados por César Alierta. Pero sólo se convirtió en un reto confeso en marzo de este año, cuando se comunicó a los principales directivos en una reunión internacional de la compañía.
En ese momento, la iniciativa se contempló más como un deseo y un acicate que como una posibilidad real. Pero ahora está ahí, al alcance de la mano. Y ello, pese a que el camino recorrido para llegar a ese punto ha sido largo. Hace ocho años, la diferencia que separaba a una y otra era de 180.000 millones. Vodafone, hacia finales de 2000, valía cerca de 260.000 millones y Telefónica sólo una tercera parte.
La distancia fue estrechándose durante los años de pinchazo de la burbuja tecnológica y posterior recuperación; puede que Telefónica esté muy lejos de sus máximos, pero Vodafone lo está más.
Por eso, cuando Telefónica formuló su reto, era ya una posibilidad real. En marzo la distancia entre ambas se había reducido a 21.000 millones. A partir de ahí, las primeras etapas se quemaron muy rápido, pero luego llegó el estancamiento, ligeramente recesivo. Hace menos de un mes, la brecha estaba en casi 17.000 millones.
En las cuatro últimas semanas el panorama ha cambiado por completo. Telefónica ha subido un 9,12%, mientras que Vodafone ha seguido pagando el fiasco de sus resultados trimestrales y ha caído un 4,84% en ese tiempo.
Ahora, la Bolsa tiene en sus manos el veredicto. Puede que en los próximos días siga premiando a Telefónica y castigando a Vodafone, de forma que el adelanto se consume, o que se tome un descanso y la española tenga que esperar a mejor ocasión. Pero la historia reciente de Telefónica juega a su favor: no se le ha resistido uno solo de sus objetivos. Superó a BT, a Telecom Italia, a France Télécom y a Deutsche Telekom, operadoras que durante mucho tiempo parecían objetivos imbatibles. Ganó, y puso rumbo a Verizon, también con victoria. Ahora queda la última reválida.
Aún pendiente. Los retos todavía sin conseguir
Alierta prometió a los accionistas que convertiría a Telefónica en la primera operadora integrada del mundo, es decir, entre las telecos que dan telefonía fija y móvil. Lo dijo cuando AT&T pasaba por una dura crisis, pero ahora que está recuperada la promesa parece difícil de cumplir.
Otro de los aspectos que tienen muy descontento al primer ejecutivo de Telefónica es la cotización. Telefónica lo está haciendo mejor en Bolsa que muchas de sus rivales, pero aun así arrastra una caída del 19% desde que comenzó el año.
El presidente de Telefónica nunca ha dicho a qué puesto aspira en el ranking mundial de mayores compañías. Ha llegado a estar entre las 35 grandes. Ahora está la 38º.
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