¿Hamburguesa o bocata?
Hacer una comida basura una vez a la semana le aporta a tu organismo un exceso de calorías que, de no ser compensado con ejercicio físico, puede hacer que vayas ganando peso a los largo del tiempo sin darte cuenta. Pero, ¿por qué es realmente tan mala la comida basura?
El gran problema de la comida rápida es el abuso de las llamadas grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, que aumentan el colesterol malo (LDL) y reducen el bueno (HDL). Una dieta diaria de unas 2.000 calorías no debería contener más de dos gramos de este tipo de grasas. Una sola ración grande de patatas ya llega a los 8 gramos...
Aquí tienes más razones para pensártelo dos veces antes de comerte una hamburguesa:
- Bomba de calorías. Un menú rápido (pizza o hamburguesa, patatas fritas y refresco) te proporciona más de la mitad de calorías que necesitarías en todo el día. Si a esto le sumas el aporte del resto de comidas... ¡son demasiadas!
- Mucha carne. Ingerida con moderación y baja en grasa, es un alimento excelente. Como base de los establecimientos de comida fast food, si los frecuentas demasiado estarás consumiendo un exceso de proteínas, grasa y colesterol. El pescado, mucho más saludable, debería estar presente en tu mesa al menos tres veces por semana.
- Fritos. Otro gran problema de la fast food es su forma de ser cocinada, normalmente frita (en aceites o grasas de poca calidad reutilizados muchas veces), rebozada o empanada (y no precisamente con el saludables pan rallado y huevo que utiliza tu madre). Todas estas materias grasas son perjudiciales para tu corazón y tu línea. Esta preparación también hace más indigestos los alimentos.
- Postres y refrescos. Suele ser el acompañamiento de este tipo de comidas. Elaborados con demasiado azúcar y grasas poco saludables, no hacen sino añadir calorías a tu dieta y grasas a tus arterias. ¿Sabías que el azúcar blanco no tiene ningún valor nutricional y sólo aporta calorías, además de favorecer las caries? La mejor idea es sustituir los refrescos por agua y los dulces por fruta fresca.
Arriba la dieta Mediterránea
Candidata a ser Patrimonio de la Humanidad, la dieta mediterránea es tu mejor opción para mantenerte sano y en tu peso. Aunque una súper hamburguesa o una magdalena gigante te resulten más atractivas, desde el punto de vista nutricional son de muy mala calidad frente a cualquier alimento de la dieta mediterránea. Sé inteligente y no te dejes llevar por el aspecto de las cosas o su bajo precio. Un buen bocadillo de jamón o un plato de legumbres son un 10 frente a cualquier plato de comida rápida.
¿Las alternativas más saludables? Ensalada, pollo asado, yogur, macedonia de frutas y agua en lugar de refrescos. ¡Es tiempo de cuidarse!
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