viernes, 2 de julio de 2021
Ilusiones ? Arrepentimientos?
El plan del FMI para rescatar a los países pobresUna propuesta presentada por el Fondo Monetario Internacional busca proporcionar al mundo en desarrollo dinero extra para comprar vacunas, pagar la deuda y ampliar los programas de ayuda.
Un mendigo que le pedía dinero a los transeúntes de una calle en Afganistán. Los países pobres que se encuentran agobiados por la deuda podrían conseguir un alivio financiero con una propuesta que será presentada por la junta ejecutiva del Fondo Monetario Internacional el viernes.
Un mendigo que le pedía dinero a los transeúntes de una calle en Afganistán. Los países pobres que se encuentran agobiados por la deuda podrían conseguir un alivio financiero con una propuesta que será presentada por la junta ejecutiva del Fondo Monetario Internacional el viernes.Credit...Jim Huylebroek para The New York Times
Peter S. GoodmanAlan Rappeport
Por Peter S. Goodman y Alan Rappeport
29 de junio de 2021
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En una economía global definida por los niveles extremos de desigualdad, la pandemia ha empeorado las divisiones. Las naciones más adineradas de América del Norte y Europa están encaminadas hacia recuperaciones sólidas pues han usado sus recursos financieros para rescatar sus economías y reservar enormes pedidos de vacunas contra la COVID-19. Los países pobres están enfrentando la continua devastación del coronavirus, casi completamente desprotegidos y con recursos limitados debido a sus deudas cada vez mayores.
Ahora, el temor de que el mundo salga de la pandemia como un lugar más desigual que nunca ha impulsado una nueva iniciativa para cerrar la brecha: conforme a una propuesta que está por finalizarse, el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitiría 650.000 millones de dólares en fondos de reserva con lo que, en esencia, crearía dinero que los países atribulados podrían usar para comprar vacunas, financiar servicios médicos y liquidar deudas.
Una medida así representaría “quizá la mayor distribución de capital desde el final de la Segunda Guerra Mundial”, declaró el administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Achim Steiner, durante una conferencia de prensa celebrada la semana pasada.
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Sin embargo, los expertos en desarrollo internacional afirman que el simple hecho de crear nuevas reservas tendría un beneficio limitado para los países pobres, a menos que las naciones más prósperas les transfirieran de manera voluntaria parte de sus tenencias financieras, una solución que los funcionarios del FMI esperan poder propiciar.
Se prevé que el directorio ejecutivo del FMI presente la propuesta durante una reunión el viernes antes de enviarla para la aprobación final de su junta de gobernadores, que está conformada por representantes de los 190 Estados miembros del fondo. Los funcionarios esperan que la iniciativa se autorice por completo antes de agosto.
El FMI, una institución célebre por su carácter inescrutable, regida por convenciones únicas y una reverencia descarada hacia la jerga tecnocrática, está adoptando un enfoque que implica no solo el dinero sino los llamados derechos especiales de giro (DEG): fondos de reserva que la institución abona a las cuentas de sus Estados miembro. Los gobiernos pueden canjear estos DEG por monedas regulares, para invertirlas en lo que requieran.
Conforme a las reglas del FMI, los Estados miembro contribuyen a las arcas de la institución. Sus compromisos monetarios se definen con base en el tamaño de sus economías y su poder de votación es proporcional a lo que pagan. Las nuevas reservas se asignarán según esta clasificación, lo que significa que las principales potencias económicas como Estados Unidos obtendrían la porción más grande.
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ImageTrabajadores sanitarios que administraban vacunas contra la COVID-19 durante una visita a las comunidades cercanas al río de la región amazónica de Brasil.
Trabajadores sanitarios que administraban vacunas contra la COVID-19 durante una visita a las comunidades cercanas al río de la región amazónica de Brasil.Credit...Mauricio Lima para The New York Times
Si no se establece un mecanismo para que los países adinerados redireccionen parte de sus tenencias, 58 naciones de altos ingresos captarán 438.000 millones de dólares en nuevas reservas, según un análisis publicado el jueves por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
En contraste, un grupo de 82 países evaluados como “altamente vulnerables por la deuda” —entre ellos, dos docenas de los países más empobrecidos del mundo— solo recibirían 54.500 millones de dólares, o un ocho por ciento del total. Eso equivale tan solo a un cinco por ciento de su deuda externa total.
Los funcionarios del fondo están desarrollando un plan en el que los Estados miembro más ricos transferirían algunas de sus reservas a los países más pobres para permitirles reducir su deuda y ampliar los programas de combate a la pobreza.
“Estamos trabajando para amplificar el impacto de esta nueva asignación de fondos”, dijo la semana pasada la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en un discurso ante el Banco Africano de Desarrollo.
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Kristalina Georgieva, al centro, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, hablando con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, este mes. También estuvieron presentes Rishi Sunak, el ministro de Hacienda del Reino Unido, y Chrystia Freeland, a la derecha, quien es la ministra de Finanzas de Canadá.
Kristalina Georgieva, al centro, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, hablando con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, este mes. También estuvieron presentes Rishi Sunak, el ministro de Hacienda del Reino Unido, y Chrystia Freeland, a la derecha, quien es la ministra de Finanzas de Canadá.Credit...Foto de consorcio de Stefan Rousseau
Afirmó que el plan del fondo se valdría de “motivar a los países a encauzar de manera voluntaria algunos de sus DEG “, con la meta de generar “100.000 millones de dólares para las naciones más pobres y vulnerables”.
Estados Unidos está preparado para canalizar alrededor de una quinta parte de su monto asignado, que tiene un valor aproximado de 20.000 millones de dólares, según dijo un funcionario del Tesoro estadounidense que habló con la condición de mantener su anonimato. El gobierno de Biden busca persuadir a otros miembros del Grupo de los Siete para que colaboren con porciones similares.
Los países pobres que le piden préstamos al fondo podrían usar ese dinero para ampliar los sistemas de salud o combatir el cambio climático junto con los programas existentes del FMI. Se espera que este fondo fiduciario sea un tema de debate el próximo mes en la reunión de los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete en Italia.
En Washington, la naturaleza universal de la asignación propuesta ha suscitado la oposición de los republicanos, que sostienen que eso aumentaría las finanzas de adversarios de Estados Unidos como China, Rusia e Irán, y ayudaría poco a los países pobres.
Este mes, el senador republicano por Luisiana John Kennedy, presentó un proyecto de ley que impediría que las asignaciones de derechos especiales de giro se destinen a “perpetradores de genocidio y Estados que auspician el terrorismo” sin la aprobación del Congreso estadounidense.
El gobierno de Trump se opuso a la propuesta por motivos similares, mientras que la gestión de Biden ha aceptado la idea como un medio para ayudar a los países en vías de desarrollo sin cargar el bolsillo de los contribuyentes.
La deuda es la principal preocupación con respecto a los países de bajos ingresos, ya que muchos entraron a la pandemia con niveles graves de endeudamiento.
En 2019, 25 países —la mayoría en África y el sur de Asia— estaban gastando más en pagos de deuda a grandes instituciones financieras en naciones adineradas que en programas de educación, salud y apoyo para comunidades empobrecidas, según un estudio de la Unicef.
Los pagos de la deuda externa de Zambia pasaron de representar menos del 2 por ciento de los ingresos totales del gobierno, en 2011, a ubicarse en casi el 34 por ciento, según datos analizados por Jubilee Debt Campaign, un grupo internacional de defensa que aboga por la condonación de la deuda. Durante el mismo periodo, los pagos de Pakistán ascendieron de menos del 10 por ciento y ahora se estiman en el 35.
La pandemia empeora drásticamente la situación, destruyendo ingresos al mismo tiempo que aumenta la demanda de servicios gubernamentales.
A medida que la propagación de la COVID paralizó el sector de la construcción en el Golfo Pérsico y asaltó los cruceros en todo el mundo, los trabajadores migrantes de Bangladés a Filipinas enviaron menos dinero a sus hogares debido a las reducciones salariales, lo que privó a sus comunidades de unos recursos financieros vitales. La desnutrición empeoró a medida que los trabajadores perdieron ingresos ante los mercados cerrados y las calles desiertas.
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Las tiendas en Nueva Delhi perdieron ingresos después de que los mercados cerraron y las calles se vaciaron por un aumento en los casos de coronavirus.
Las tiendas en Nueva Delhi perdieron ingresos después de que los mercados cerraron y las calles se vaciaron por un aumento en los casos de coronavirus.Credit...Atul Loke para The New York Times
En resumen, así como millones de personas han enfermado de COVID y requirieron atención médica intensiva, justo cuando se afectaron sus medios de subsistencia, los gobiernos del mundo en desarrollo han tenido que enviar sumas cada vez mayores a los acreedores de centros financieros como Nueva York, Londres, Frankfurt y Shanghái.
El año pasado, los miembros del Grupo de los 20 anunciaron una iniciativa de alivio de la deuda que alentaba a los acreedores a permitir que las naciones prestatarias omitieran algunos pagos. Pero ese plan solo fue un respiro a corto plazo. Y los acreedores privados se han negado a participar.
En general, la iniciativa ha generado un alivio de la deuda de alrededor de 5000 millones de dólares, según el Banco Mundial. Por el contrario, los países en desarrollo se enfrentan colectivamente a pagos de deuda de 330.000 millones de dólares durante los próximos cinco años, según un estudio reciente de la Red Europea de Deuda y Desarrollo.
Para los países pobres, la necesidad más inmediata son las vacunas contra la COVID-19. Aunque casi una de cada cuatro personas en todo el mundo ha recibido al menos una dosis, la cifra en los países de bajos ingresos es de menos del 1 por ciento, según el proyecto Our World in Data de la Universidad de Oxford.
Muchas de las vacunas que llegan al mundo en desarrollo han sido fabricadas por empresas chinas cuyos productos han mostrado resultados decepcionantes.
Como los gobiernos de las naciones ricas han utilizado sus finanzas y capacidad de fabricación para captar la gran mayoría de las vacunas, también han prometido apoyar a Covax, una asociación multilateral encabezada por la Organización Mundial de la Salud diseñada para distribuir las dosis de manera equitativa.
Pero Covax ha tenido problemas para asegurar el suministro en un mercado dominado por gigantes farmacéuticos que maximizan las ganancias. Solo ha enviado 88 millones de dosis, según datos recopilados por Unicef.
Pfizer se ha comprometido a contribuir con hasta 40 millones de dosis a Covax, lo que equivale a menos del 2 por ciento de su objetivo de producción global. La compañía ha dicho que espera que las ventas de sus vacunas alcancen los 26.000 millones de dólares este año.
En una cumbre celebrada en Inglaterra este mes, los líderes del Grupo de los Siete se comprometieron a donar 870 millones de dosis de vacunas a los países en desarrollo, principalmente a través de Covax. Pero se anticipó que solo la mitad de esas dosis llegarían antes de fin de año.
Eso deja intacta una profunda división: los niños de 12 años tendrán acceso a las vacunas en el país más rico del mundo, Estados Unidos, mientras que la mayor parte de la humanidad no gozará de ese beneficio, incluidos algunos trabajadores médicos de primera línea en los países pobres.
Una infusión de reservas del FMI no alteraría los incentivos del mercado que han desviado las vacunas hacia las personas más adineradas del mundo, pero podría apuntalar el poder adquisitivo de gobiernos que ahora se ven forzados a priorizar los pagos de deuda.
“¿Cuántas olas más tienen que surgir para que nos demos cuenta de que esta pandemia no va a acabar, para que hagamos que el mundo se vacune?”, dijo Steiner. “Estamos en medio de esta pesadilla y podemos actuar con más rapidez”.
Peter S. Goodman es corresponsal de economía mundial con sede en Londres. Fue corresponsal económico nacional en Nueva York durante la Gran Recesión. También trabajó en The Washington Post como jefe de la oficina de Shanghái. @petersgoodman
Alan Rappeport es un reportero de política económica radicado en Washington. Cubre el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y escribe sobre impuestos, comercio y asuntos fiscales. Antes trabajó para The Financial Times y The Economist. @arappeport
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