Y se afianza en el Top 3.
Djokovic tiene buena pinta
Que si le gusta hacer el payaso, que siempre anda llorando, que le falta empaque y entereza para ser un número uno. No son pocos los detractores de Djokovic, un chaval que se ha hecho hombre a la sombra de Nadal y Federer: y sacar la cabeza entre estos dos no es 'pecata minuta'.
Desde el 2007 viene siendo el tercero en discordia, el adlátere, el invitado de piedra, pero parece que ha llegado su hora. Pinta bien, y no sólo por la forma en que ha doblegado al actual número dos del mundo en la final de Dubái, sino porque su tenis ya tiene el poso y la pausa que necesitaba el 'bazooca' que siempre ha tenido entre sus manos.
Desde que levantó la Copa Davis en el 2010, el serbio lleva 14 victorias consecutivas, incluida su conquista en el último Open de Australia. Todo bajo el potencial de un tenis natural, visceral y sin demasiados patrones de juego. Djokovic es un tenista atípico, que juega al libre albedrío y gusta de sorprender. El serbio se atrevió a dar un paso al frente cambiando de raqueta y de saque en busca del 'click' que le diera margen de mejora: su tenis ha evolucionado y con el su controvertido carácter: su talón de Aquiles.
Las imitaciones, el asma, las extrañas lesiones, las retiradas a destiempo y alguna salida de tono dejaron un remanente de incertidumbre sobre un jugador llamado a cotas de primer orden, que sin embargo ha titubeado por falta de profesionalidad en varias ocasiones. A ese carácter desinhibido y alegre se le han asociado una supuesta dejadez en cuanto a trabajo y sacrificio, aunque el éxito es casi siempre patrimonio del talento, del que el balcánico anda sobrado.
A día de hoy es un tenista insatisfecho, en constante mejora, y que se ha ganado el derecho a ser candidato a número uno. Federer ya le ha sufrido por dos veces en lo que va de año, en Melbourne y en Dubai; mientras el serbio asoma al segundo puesto del ranking mundial en detrimento del helvético. Si este es o no el momento de Djokovic sólo el tiempo lo dirá, pero tomen nota porque tiene toda la pinta.
Álvaro Ferreres (Facebook - @alvaroferreres)
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