Y yo con 61 tacos cambiando de deportes!!!
Todo prohibido menos el tenis
Federer confiesa que cada día echa más de menos deportes como el esquí o el fútbol, especialmente nocivos para su cuerpo en la recta final de su carrera
El golf, que agrava sus problemas en la espalda, entra también en la lista negra
ELMUNDO.es | Madrid
La rutina del triunfo ha regresado sin fisuras a la raqueta de Roger Federer tras disfrutar del primer descanso del curso, Australia ya a la espalda, al frente California -Indian Wells-, con escala en el Golfo Pérsico, 'oasis' de Dubai. Tres rivales inéditos en su hoja de servicios -Devvarman, Granollers y Stakhovski- no han causado sobresalto alguno en su idílico retorno a la competición. Sólo la idea de ponerse a analizar alguno de los tres partidos conduce instantáneamente al bostezo.
Las victorias se produjeron con tal naturalidad y de manera tan rotunda y mecánica, con tan escasa carga emotiva, que nadie se iba a para a preguntarle al protagonista por este punto o aquel otro. Tras una nueva muestra de suficiencia en la pista, el periodista le preguntó si esa ausencia de presión podría asociarse, en ocasiones, con ciertas lagunas de concentración. "A veces, mi concentración vaguea", admite Federer. "Te pones pensar en una canción, o en qué vas a hacer mañana, o el plan de esta noche. Esas cosas pasan. Al fin y al cabo, somos humanos, no máquinas que se mueven entre punto y punto, como Robocop. Quieres mantener la intensidad alta, pero al mismo tiempo te apetece relajarte. Pero yo ya soy un experto en esto, sé cómo funciona".
A Federer se le complica la semana ya, en las semifinales, aunque la perspectiva podría haber sido peor si el duelo francés entre Gilles Simon y Richard Gasquet se hubiera resuelto a favor del primero. De sobra son ya conocidos los estragos que la raqueta de Niza puede causar en el juego del número dos del mundo. Con Gasquet es otra cosa. Un 7-1 a su favor en las citas previas siempre le aporta a uno mayor confianza que un 1-2, su registro ante Simon. Gasquet sólo le ha batido en la tierra de Montecarlo, y de aquello pronto se cumplirán seis años. Desde entonces, apenas ha sumado tres parciales.
El tono distendido, por tanto, se mantiene en la sala de prensa el día antes de un nuevo duelo contra el francés. Pocas dudas sobre Gasquet, tampoco por la otra atractiva semifinal, que enfrentará a Djokovic y Berdych. Federer habla entonces de la vida del tenista, de su otoño, de los cuidados de su cuerpo a los que debe atender hoy a un paso de la treintena. "Para ser honesto, echo de menos el esquí", admite. "La última vez que lo practiqué fue en 2008 para quitarme el 'mono'. Volví del Abierto de Australia y me fui a esquiar. Al día siguiente me puse enfermo otra vez. Así que pensé: 'está bien, esto es una señal. No más esquí. Es una pena, pero ya habrá tiempo".
Con el fútbol, la cosa fue peor. "Tampoco he vuelto a jugar demasiado. Me acuerdo cuando tuve aquel problema en el aductor en Wimbledon", recuerda. "Después fui a Gstaad y no podía moverme bien, aunque gané en dobles con Safin. Pero aquella semana estuve jugando al fútbol y al final no me podía mover. Fue una estupidez. También he dejado el esquash". Hoy, una simple y apacible vuelta a un campo de golf con sus padres también puede tener consecuencias negativas. "Hace poco fue el cumpleaños de mi madre y jugamos aquí en el recorrido del Emirates", explica. "Fue agradable, pero volvió a suceder lo mismo: dolor en la espalda. Mi cuerpo está acostumbrado a jugar al tenis. Francamente, no puedo esperar muchos años antes de volver a disfrutar de estos deportes, últimamente las extraño más. Ahora puedo jugar al 'ping pong, eso sí".
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