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SPANISHFEBRUARY 19, 2011, 7:22 P.M. ET

El G-20 da el primer paso para crear un sistema para medir los desequilibrios mundiales

Por Ian Talley, Paul Hannon y Costas Paris

PARÍS (EFE Dow Jones)--Tras años de resistencia, China dio el sábado su aprobación al escrutinio internacional de su muy criticada política de tipos de cambio, permitiendo a las principales economías mundiales mantener viva su ambición de crear un sistema de alerta temprana para futuras crisis.

Los ministros de Finanzas del Grupo de 20 países industrializados y emergentes se reunieron en París para llegar a un acuerdo sobre un conjunto de indicadores que podrían utilizarse para valorar si sus políticas económicas están contribuyendo a los desequilibrios mundiales.

"Al final, China notó que no tenía ningún apoyo más allá del de sus aliados tradicionales, que estaría sola en este grupo, cuyo papel es evitar la crisis de la economía mundial", dijo uno de los ministros de Finanzas del G-20 a Dow Jones Newswires. "Se les hizo una concesión en la [medida de la] cuenta corriente y creo que sintieron que no podían presionar más".

Sin embargo, China logró algunas otras concesiones. Otros miembros del G-20 querían que se incluyeran las reservas como señal de aviso, pero no entraron en la lista definitiva.

China también se oponía al uso de los déficit por cuenta corriente. En su lugar, el G-20 acordó vigilar la balanza comercial y los ingresos netos de inversiones extranjeras.

"La mención de la política de tipos de cambio en el comunicado es un gran paso adelante", dijo un segundo ministro de Finanzas del G-20. "Nunca esperé que China hiciera esta concesión. Llevó horas de duras negociaciones y hasta el final nadie creía que se conseguiría. Creo que la presión de todos los demás países les hizo sentir que se les culparía de torpedear el G-20".

"La mención a la política de divisas es la primera señal desde que China permitió al yuan subir ligeramente de que está dispuesta a hacer más", comentó el ministro. "Es importante no sólo para occidente, sino también para los países exportadores asiáticos que tienen que competir con este gigante".


El comunicado del G-20 también incluye otras medidas, como la deuda pública y los ahorros privados, que señalarán al G-20 problemas como la necesidad de que Estados Unidos reduzca su futuro déficit de varios billones de dólares y que China fomente el consumo interno. Pero estos se consideran temas insignificantes en comparación con el actual impacto del infravalorado yuan.

Los indicios de una frágil aunque persistente recuperación económica mundial habían disipado gran parte del temor que alimentó la cooperación del G-20 en mitad de la crisis financiera. Y a medida que pasaban las horas, parecía que la reunión del G-20 sería la primera en terminar en fracaso.

Pero los socios en el G-20 de la potencia asiática fueron dejándola cada vez más sola. El encarecimiento de los alimentos y el combustible y los billones de dólares en efectivo que están entrando en economías en desarrollo que ya se ven amenazadas por el sobrecalentamiento, empujaron la balanza de poder a favor de Estados Unidos y Europa, que han estado presionando a China para que permita al yuan apreciarse más rápido.

En los países emergentes con divisas que dependen de los mercados, como Brasil e India, la vinculación al dólar del yuan chino ha aumentado el peso para sus economías al incrementar sus tipos de cambio.

Pero, aun con el gran paso adelante respecto al yuan, la batalla política más complicada en el seno del G-20 aún no se ha librado: el debate de los rangos numéricos que el G-20 considera distorsiones potencialmente peligrosas, si es que el grupo puede de hecho llegar a un acuerdo sobre el tema.

Además, el proceso se prolongará años. Incluso si el G-20 acuerda en la cumbre de líderes de noviembre la puesta en marcha de un sistema de alarma, el grupo tendría que estudiar cuáles serían las causas profundas de una crisis.

"Creo que se tardarán al menos otros dos años, si es que no se produce otra crisis mundial, en llegar a un acuerdo completo sobre los indicadores", dijo el segundo ministro de Finanzas del G-20.