¿Es viable una Cataluña independiente?
Un análisis prudente de los riesgos económicos lo desaconseja
La Generalitat no tiene acceso al mercado de capitales desde 2010
Madrid
Este es el quinto intento de independencia de Cataluña desde 1492. Aunque el debate se centra en Rajoy, los recortes, el estatuto, el expolio fiscal, etc., la realidad es que el fenómeno tiene un comportamiento cíclico. Igual que la propia naturaleza y los ciclos políticos y económicos, los ciclos independentistas no son regulares, aunque sí hay hechos estilizados que se repiten a lo largo de la historia.
La mayoría de intentos de independencia se han producido durante depresiones económicas. En la primera República la declaración unilateral de independencia duró apenas dos días. En 1864 pinchó la burbuja del ferrocarril y varias empresas quebraron e impagaron sus créditos. Las quiebras de Catalana General de Crédito y Crédito Inmobiliario Barcelonés provocaron una intensa restricción de crédito que derivó en una grave crisis bancaria y una depresión económica.
Entre 1865 1870 la Guerra de Secesión en EEUU provocó una escasez de algodón en los mercados internacionales y los precios se doblaron. En España la industria textil catalana fue la más afectada y sufrió una profunda crisis con fuerte destrucción de empleo. Y en 1867 y 1868, la falta de alimentos por la sequía produjo una crisis de subsistencia.
La mayoría de los intentos de independencia se han dado durante crisis económicas
La solución de dicha crisis fue una negociación con la burguesía catalana que acabó con el Arancel de Cánovas en 1892. La industria catalana ya estaba muy protegida con aranceles superiores del 40% pero consiguió la prohibición total de importaciones textiles en España. Ese arancel supuso un monopolio para la industria catalana que ponía precios por encima de mercado y que eliminó todos los incentivos para innovar como hacían sus competidores holandeses, alemanes, italianos, británicos o estadounidenses. El resultado fue el declive secular de la economía española y una transferencia de rentas de todos los consumidores españoles a los capitalistas catalanes.
En 1934, el intento más reciente de independencia, Cataluña al igual que el resto de España y del mundo padecían los efectos de la Gran Depresión. En 2017, los catalanes y los españoles padecemos aún las cicatrices de otra grave crisis financiera y económica mundial que tiene muchas similitudes con las dos crisis explicadas anteriores. Muchos catalanes culpan a Zapatero y a Rajoy, pero los créditos que alimentaron la burbuja que causó la crisis. los pidieron promotores catalanes, se los concedieron banqueros catalanes y las casas las compraron familias catalanas.
En 2008 pinchó una burbuja inmobiliaria en EEUU, en Reino Unido, en Dinamarca, en Nueva Zelanda pues los catalanes y el resto de españoles no tenemos un gen para provocar burbujas. Todos los países a lo largo de su historia han sufrido depresiones provocadas por graves crisis de exceso de deuda y de crédito. Pero Italia tuvo las mismas condiciones para formar una burbuja y no lo hizo. Por lo tanto, la burbuja que ha provocado tanto descontento en Cataluña es made in Cataluña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario