viernes, 5 de agosto de 2022
Horarios sin limites.....
Abierto hasta el amanecer
Por-que-Salma-Hayek-tuvo-que-ser-hipnotizada-filmando-From.5
Fotograma de Salma Hayek en 'Abierto hasta el amanecer'
Jose Antonio Gamero Romero
JOSE ANTONIO GAMERO ROMERO
4 DE AGOSTO DE 2022, 17:07
Soñé con un vasto y oscuro páramo europeo en el destacaba una luminosa ciudad con un enorme cartel de neón en el que rezaba: «From dust till dawn».
Corrían tiempos de ahorro energético y mientras todos los países querían hacer un frente común contra el chantaje de Putin, una despendolada lideresa local bailaba encima de una mesa, semidesnuda y con una enorme serpiente enroscada entre sus senos.
Era una manera infantil e egoísta de enfrentar un enorme problema que se escapaba de su control y al mismo tiempo, de irritar a nuestros socios con una pírrica ventaja competitiva, que no podía nutrirse ni del consumo interno ni del turismo internacional.
Alguien había confundido el liberalismo económico con el libertinaje político. Un error cuyas consecuencias eran impredecibles y podían provocar un rechazo internacional que nos podía llevar de un tirón de vuelta a la peseta. El populismo estaba servido.
No en vano, la recesión estaba llegando a los hogares y a las encuestas, y un difícil de cumplir deseo de ganar más dinero se apoderaba de las cabezas y de los cuerpos. La ciudad comenzó a llenarse de camioneros y motoristas que mataban el tiempo bebiendo cerveza en los bares.
A la caída de la tarde, un sacerdote llamado Paul Volcker -que andaba sumido en una crisis de fe- se vio envuelto junto con su familia, en la sangrienta huida de unos peculiares atracadores de bancos.
Acalorado debate sobre el cementerio laboral
En efecto, cuando todos llegaron hasta aquella ciudad pecaminosa, en la que bailaba la voluptuosa líder local, y tras una breve agradable ebriedad, la realidad se reveló en su dramática profundidad.
De repente, los trabajadores autónomos de aquel divertido lugar, cerraron las puertas a cal y canto y sacaron a relucir sus afilados colmillos. Eran vampiros e iban a merendarse en un santiamén a los escasos e incautos turistas. Les habían subido los precios a base de bien.
Sin embargo, la reina vampira local no había contado con un pequeño detalle. Paul Volcker había recuperado la fe. Es más, con un par de estacas formó una cruz y los hizo retroceder. A continuación, él solo subió los tipos un veinte por ciento, para salvar las almas de aquellos vampiros y por supuesto, ya de paso, la maltrecha economía mundial.
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