martes, 23 de agosto de 2022
El reaccionario de Marcenado...
Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid
«La sociedad se va dando cuenta del grave problema que causa el aborto»
«La eutanasia es una forma de homicidio. Solo hay cuatro países en el mundo que no lo ven así. Somos la excepción», defiende el prelado
AZAHARA VILLACORTA
Martes, 23 agosto 2022, 02:06
-¿Las mujeres deben ganar peso en la Iglesia?
-Las mujeres nunca deben ganar peso: tienen que mantener siempre la línea (Risas).
-Monseñor, eso ha sonado a chascarrillo machista...
-Ni las mujeres ni los hombres. Nadie debe ganar peso. Tengo un amigo que está todos los días en la bicicleta y yo también tengo que bajar un poco (Ríe).
-Se lo pregunto de otra forma: ¿las mujeres deben ganar influencia en la Iglesia?
-La mujer en la Iglesia tiene mucha influencia. La Iglesia, en eso, ha ido al paso de la sociedad civil, incluso por delante. ¿Porque cuántas doctoras ha habido en el mundo en el campo civil?, ¿mujeres reconocidas como grandes 'influencers'? Pues, en España, hubo varias mujeres en la Iglesia que han influido más que muchos Papas juntos. ¿Le digo un nombre? Santa Teresa de Jesús. Sus libros, sus fundaciones... han configurado la Iglesia moderna. Y es doctora de la Iglesia. Dígame usted alguna mujer del siglo XVI, en el mundo civil, con tanta influencia como Santa Teresa, Santa Catalina de Siena, Santa Rosa de Lima, Isabel la Católica, que está en proceso de beatificación... Dígame, en el mundo no cristiano, ¿quién hay como Isabel la Católica? Ella nombraba los obispos en España en el siglo XVI. Entonces, hay que poner las cosas en su contexto. La presencia amplia de la mujer en la sociedad civil es reciente. Y, en la Iglesia, lo está siendo también en todos los ámbitos en los que su presencia es vital. Y lo es en muchísimos.
-¿Llegaremos a ver sacerdotisas y papisas?
-La mujer en la Iglesia tiene su función. Pero la Iglesia no es una réplica del Estado ni de la sociedad civil. La mujer ha tenido, tiene y va a tener cada vez más presencia y es respetada como en ninguna otra cultura. Por ejemplo, el divorcio iba en contra suya cuando el varón podía despedir a la mujer por cualquier motivo. ¿Cómo empieza ella a ser respetada con los mismos derechos que el varón? Por el Evangelio. Porque a la mujer no se la puede despedir como si fuese una empleada, por cualquier motivo. La mujer tiene los mismos derechos que el varón en el matrimonio. Todo esto hay que verlo bien y no estar en el desenfoque de la última campaña publicitaria.
«La guerra está ganada»
Juan Antonio Martínez Camino (Marcenado, Siero, 1953), obispo auxiliar de Madrid, jesuita, ha vuelto a La Granda para dirigir un curso que tiene como protagonistas a los santos y sus reliquias, con especial detenimiento en el cuerpo incorrupto de San Isidro Labrador, y demostrar de paso que quien fuera secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal -y azote del Gobierno de Rodríguez Zapatero- sigue en plena forma. «No me dejáis abocanar», bromea mientras muestra los detalles del anillo de oro labrado por un orfebre alemán que adorna su mano derecha: «Son los doce apóstoles, el Espíritu Santo que baja y la Virgen, que es la jefa de la Iglesia, la primera».
-El año pasado alertaba en este mismo foro sobre las consecuencias de la ley de eutanasia. ¿Han perdido la batalla?
-La gran batalla entre la luz y las tinieblas, el bien y el mal, está ganada. Esta guerra está ganada: Jesucristo ha resucitado y el mal solo tiene el campo que le demos. No el que quiera el mal, sino el que le demos libremente. Y, en ese sentido, la guerra está ganada. Ahora bien: si nos aliamos con el mal, entonces, hay épocas de un sufrimiento tremendo para la gente y para la Historia. ¿Porque quién ha perdido en el siglo XX: la Iglesia o Europa, que perdió cien millones de personas en las batallas más terribles de la Historia?, ¿quién perdió en los genocidios del siglo XX: la Iglesia o la humanidad? La Iglesia es un testigo humilde porque se dirige a la libertad de los seres humanos y a la libre aceptación del mensaje del Evangelio. Cuando el mensaje del Evangelio cala, hay más paz, más libertad y más respeto por la libertad del ser humano, que es inviolable. Entonces, los cristianos vemos con preocupación cuando las cosas retroceden respecto de la libertad y de la dignidad del ser humano. Pero preocupados por quién gana la batalla no estamos.
-¿La eutanasia es el mal?
-La eutanasia es un mal gravísimo. Es una forma de homicidio. En este momento, solo hay cuatro países en el mundo que no lo ven así. Somos la excepción.
-El derecho al aborto retrocede en Estados Unidos...
-Lo que ocurre en Estados Unidos es que por fin, después de muchos años, la sociedad se va dando cuenta del grave problema que causa el aborto a las personas. Y por eso se están replanteando el ver cómo se atiende la cuestión de la mujer o de la familia que tiene algún problema para atender a sus hijos y solucionarlo humanamente. El aborto no es una solución humana: es una solución apresurada que trae graves secuelas para la sociedad y para las personas que entran en esta dinámica. Pero este hoy no es el tema, aunque yo estoy encantado de hablar de esto. Luego dicen que la Iglesia está siempre preocupada por temas como el aborto, la sexualidad... No. Es que nos preguntáis siempre esto. Se ve que los preocupados sois vosotros y la sociedad. Pero con razón, porque son temas preocupantes. Ahora, nosotros preocupados no estamos.
«De la misa por Franco ni me enteré»
-¿Le preocupa que el Papa se jubile anticipadamente?
-De momento, ha dicho que no está en su agenda. Con eso me quedo. No voy a marcarle la agenda al Papa.
-¿Al ala más conservadora de la Iglesia le inquietan los vientos progresistas de Bergoglio?
-Eso de vientos progresistas es una etiqueta de los medios de comunicación y del mundo de la política. En la Iglesia no hay progresistas ni tradicionalistas, ni izquierdas ni derechas. Y, si las hay, es contaminación del mundo. En la Iglesia, están los que entregan su vida por Jesucristo y por el Evangelio y los que se la guardan. Los que son contemporizadores con las opiniones generales y los que no anteponen nada, ni siquiera la vida, al Evangelio, a Jesucristo y a la verdad de la revelación cristiana. Esas son las diferencias fundamentales.
-Usted ha salido en los papeles este verano por presidir una misa en la que se homenajeó a Franco en Cuelgamuros...
-Es todo mentira. Yo me enteré de que había ido a hacer una misa por Franco porque una feligresa me lo dijo en una parroquia porque lo había leído en una prensa totalmente sesgada.
-Pero hay imágenes.
-Lo que pasó fue que los jóvenes de la Adoración Nocturna Española celebran un encuentro nacional y, este año, era en la hospedería del Valle de los Caídos y me preguntaron que si les podía dar una conferencia. Entonces, le dije a mi secretario que llamase al prior para celebrar la misa con ellos antes. Así fue la cosa. ¡Ni Franco ni nada de nada! Parece ser que los grupos de ultraderecha se habían citado allí para ir a esa misa, pero a mí nadie me dijo nada ni me enteré. Para mí, era la misa de las once de todos los domingos. Hombre, si hubiese sido un 20 de noviembre... pero fue el 17 de julio.
-De lo que sí se habrá enterado es de que una comisión de expertos investiga las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes...
-Ya hay gente que ha respondido mejor que yo sobre eso. Yo de eso no sé nada. No estoy en esa onda.
-¿Ha variado su posición sobre el matrimonio gay?
-El juicio de la Iglesia no es un juicio coyuntural: es un juicio permanente. Y una sociedad que no se adecúe a la verdad permanente pagará las consecuencias.
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