Solvencia y Liquidez de España
@Jesús Sánchez-Quiñones - 30/11/2010 06:00h
Mientras sigue el castigo sobre los activos españoles en los mercados financieros, se repite la consigna de la solvencia de la economía española, pero se suele olvidar nuestra dependencia de la inversión extranjera que puede poner en peligro la liquidez de los bancos y cajas de ahorros e incluso del Estado.
El crecimiento de la última década, coincidiendo con la introducción del euro, se basó en el ahorro exterior, reflejado cada año en el déficit por cuenta corriente que llegó alcanzar en 2008 una cantidad equivalente al 10% del PIB (más de 100.000 millones de euros). Año tras año, tanto el sector público como el sector privado han confiado en que los inversores extranjeros estarían dispuestos a financiar por un lado nuestra deuda pública y por otro a nuestros bancos y cajas y a nuestras empresas.
Tras el agravamiento de la crisis con la intervención de Grecia en mayo y el reciente rescate de Irlanda, los mercados de emisión de bonos se encuentran prácticamente cerrados para las entidades financieras españolas. Esto implica que los bancos y cajas, canalizadores del ahorro externo a nuestra economía, se ven incapaces de emitir bonos y otros instrumentos que les permita hacer afrontar los vencimientos de sus pasivos.
Para hacer frente a las cantidades que no puedan refinanciar, las entidades financieras deberán reducir el volumen de su activo. Esta reducción se centrará en la disminución del volumen de crédito a familias y empresas, dado el alto porcentaje del activo bancario difícil de materializar: préstamos hipotecarios a largo plazo, inmuebles adjudicados y otros activos de difícil monetización en el corto plazo. Los bancos y cajas españoles afrontan vencimientos que superan los 90.000 millones de euros en 2011 y los 115.000 millones en 2012. En la actual situación esperar un crecimiento del crédito a empresas y familias es una quimera.
Deuda pública
Por su lado, el Tesoro español ha seguido emitiendo, hasta ahora, pero a tipos de interés cada vez más elevados aunque todavía bajos desde una perspectiva histórica. Hasta diciembre de 2011 el Tesoro ha de hacer frente a vencimientos por 134.000 millones de euros, además de tener que financiar el déficit que se producirá en 2011. Actualmente casi el 50% de la deuda pública viva se encuentra en manos de inversores extranjeros, por lo que su participación en la refinanciación de nuestras posiciones de deuda pública es fundamental. Difícilmente pueden ser sustituidos por inversores domésticos.
No se duda de la solvencia de España a corto plazo, pero si los inversores extranjeros no siguen confiando en España, el problema de liquidez de nuestra economía puede ser insostenible.
Intervención del BCE
Ante la actual situación de máxima desconfianza de los mercados, el Banco Central Europeo (BCE) debe jugar una baza fundamental tanto en la financiación de los Estados como de las entidades financieras.
En el corto plazo sólo una intervención decidida del BCE comprando bonos de los distintos países bajo presión puede devolver algo de calma al mercado, hasta que los gobiernos adopten las medidas de ajuste que se resisten a adoptar. A su vez, un mensaje de más laxitud respecto a las medidas de política monetaria volviendo a posibilitar la financiación de las entidades financieras a plazos de seis meses y un año permitiría ganar algo de tiempo hasta que se volvieran a abrir los mercados de emisión a las entidades financieras, evitando un colapso de la liquidez de las entidades.
Las medidas más contundentes de ajuste económico anunciadas hasta ahora (reducción de retribución a funcionarios, congelación de pensiones y subida del IVA) vieron la luz tras el episodio de tensión de los mercados financieros de abril y mayo. Previsiblemente, la actual zozobra de los mercados sirva para acelerar las reformas anunciadas pero no implantadas con la celeridad debida.
Guste o no, nuestra economía depende de los inversores extranjeros que a través de los mercados financian nuestra economía. De ahí la importancia de la opinión que los mercados financieros transmiten sobre nuestra economía. Los inversores tienen todos los países del mundo para elegir donde situar sus inversiones, pero España necesita dichas inversiones para seguir financiando nuestra economía. Más pronto que tarde se tomarán las medidas de ajuste que el mercado (nuestros financiadores) solicitan.
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