Cada mochuelo en su olivo...
REFORMA DEL ESTADO DE BIENESTAR
¿Se hubieran evitado los rescates de Irlanda y Grecia con la solución de Estocolmo?
A principios de los noventa, Suecia vivió una crisis muy similar a la actual
23/11/2010 - 08:00 - CRISTINA CASILLAS
Irlanda se decide a solicitar formalmente ayuda a la UE y al FMI
Finalmente las presiones de los mercados han podido más e Irlanda se ha visto abocada a pedir ayuda a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional. Es el segundo país periférico, tras Grecia, que se ha rescatado en lo que va de año. La duda es si Europa también tendrá que acudir al rescate de Portugal y España. Sin embargo, ¿se habría evitado si se hubiera aplicado la ‘Solución de Estocolmo'?
Suecia atravesó a principios de la década de los noventa una crisis que a punto estuvo de acabar con el Estado de Bienestar que disfrutaban sus ciudadanos, un modelo a seguir por el resto de países. El país nórdico se tuvo que enfrentar al estallido de una burbuja inmobiliaria que provocó la crisis de su sistema financiero. A ello, hubo que sumar que la tasa de desempleo se triplicara en apenas dos años, del 3% al 10%. Asimismo, los mercados presionaban al Gobierno para acometer reformas profundas.
Los beneficios sociales que disfrutaban los suecos se financiaban vía impositiva, que ascendían al 50% del PIB. En cuanto a la burbuja inmobiliaria, ésta comenzó a gestarse en la década de los ochenta, favorecida por los bancos, que concedían créditos sin apenas requisitos.
En la década de 1980, se gestó una burbuja inmobiliaria y financiera impulsada por un rápido incremento en los préstamos. Sin embargo, terminó estallando por la unión de varios factores: una restructuración del sistema fiscal y la ralentización económica internacional.
Esto se tradujo en una caída del PIB del 5%. El Estado permaneció en recesión durante dos años seguidos. Además, para defender la corona sueco subieron los tipos de interés del 1% al 500%. El déficit fiscal se elevó hasta el 15% del PIB en 1994 y el paro rozó el 10% desde el 3% inicial. El gobierno se hizo cargo de casi una cuarta parte de los activos bancarios lo que supuso un coste del 4% del PIB. ¿les suena?
Las similitudes con la crisis que ha asolado Estados Unidos y Europa es innegable, pero los medios que utilizaron han sido distintos. El Gobierno sueco tomó un conjunto de medidas conocidas como “La solución de Estocolmo”.
Para ello, las autoridades suecas vieron la importancia de restablecer sin demora la confianza en el sistema financiero. Para ello, los bancos tuvieron que anotarse las pérdidas y ofrecer avales al gobierno, y de esta manera se garantizaba que los acreedores evaluasen la situación de cada banco y por lo tanto redujeron su riesgo restableciéndose los créditos internacionales.
Es decir, los propietarios de los bancos fueron invitados a aportar el capital adicional necesario o dejar que cayeran en manos de las autoridades suecas, lo que implicaba que para recibir el apoyo financiero el gobierno les podría intervenir o modificar su estructura.
Las entidades financieras se vieron obligadas a reconocer su grado de responsabilidad, convirtiéndose el Estado en el propietario. Cuando se vendieron los activos problemáticos los beneficios fueron a parar a los contribuyentes y, más tarde, el Ejecutivo recuperó la inversión incluso obtuvo grandes réditos cuando vendió las participaciones de los bancos intervenidos.
En total, Suecia destinó más de 13.300 millones de euros (65.000 millones de coronas) al rescate de los bancos.
Cuando el panorama económico internacional mejoró apoyado en las nuevas tecnologías, Suecia apostó por ese sector, donde está bien posicionado para capitalizar el país.
Reforma del Estado de Bienestar
La crisis también trajo una profunda reforma social. Se redujeron las prestaciones excesivas por desempleo, pasando del 100% al 75% del salario. Asimismo, se hicieron más restrictivos los requisitos para acceder al sistema de asistencia pública.
También se recortaron las ayudas a las familias, a vivienda y las subvenciones por enfermedad y por vacaciones.
Por otro lado, se privatizaron las empresas de telecomunicaciones, generación de energía, transporte urbano, e incluso de correo.
Sin mencionar que el Gobierno introdujo a la iniciativa privada en la provisión de servicios de educación, salud y ahorro para jubilación. El Estado ofreció financiación público directo o indirecto para dichos servicios, los cuales eran provistos tanto por entes públicos como privados, con o sin fines de lucro.
También se acometió una reforma de las pensiones, en la que se adoptaría una fórmula mixta. El trabajador sueco cotiza de acuerdo con el reparto correspondiente, pero también dedica una parte de sus ingresos a un seguro privado.
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