Y si a los españoles nos bajan el sueldo un 10% ¿Sería posible crear empleo?
María Gómez Silva / José Jiménez
Olli Rehn y el FMI han pedido una rebaja del 10% para los asalariados españoles. ¿Hasta qué punto tiene razón el comisario de Asuntos Económicos y el organismo que dirige Christine Lagarde?
Llegan en fin de semana, sin hacer ruido de sables o incluso incrustadas en 'blogs' personales. Pero caen como flechas en el centro mismo de la herida. Las declaraciones del FMI y del comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, han causado un buen revuelo para empezar agosto. Proponen en ambos casos rebajar el sueldo de los españoles un 10% para estimular la creación de empleo. O lo que es lo mismo, seguir explotando la vía de la devaluación interna. ¿Hasta qué punto tiene razón Rehn y el organismo que dirige Christine Lagarde?
Con pequeños matices por ambas partes, esta sería la hoja de ruta común de Bruselas y el FMI. Los sindicatos aceptan una rebaja salarial de hasta el 10% en dos años, mientras que los empresarios se comprometerían a espolear la contratación. El Gobierno, por su parte, tendría que promover una rebaja en las cotizaciones sociales que se compensaría más adelante con una subida del IVA. Según las estimaciones del Fondo, el paro caería por debajo del 20% en 2016 con este conjunto de medidas.
Tampoco entró Rehn en muchos más detalles sobre predicciones numéricas. Por el contrario, abundó en la idea de que el fuerte recorte salarial impulsaría la contratación. Su hoja de ruta hipotética pasar por que la reducción de los sueldos se traduciría en una inflación más limitada, lo que a su vez animaría notablemente el consumo en apenas dos años. ¿Está en lo cierto Rehn? Los economistas consultados por Finanzas.com se muestran divididos sobre los posibles efectos de esta medida.
Para Miguel Ángel Bernal, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), la propuesta de Rehn y el FMI no tiene ninguna lógica puesto que no generaría empleo adicional. En su opinión, ya hemos tenido de hecho una importante rebaja de sueldos con la transformación de contratos fijos en temporales. "Aquí el problema es que no existe bastante empleo para todos, no es una cuestión de costes", apunta Bernal. A su modo de ver, los empresarios tienen que producir los bienes y servicios que creen que va a absorber el mercado. Por eso, que los empresarios paguen menos a sus trabajadores no significa necesariamente que tengan que contratar más personal.
Un argumento similar maneja el sindicato UGT, donde el secretario de Acción Sindical, Toni Ferrer, calificó ayer la propuesta de Rehn como "descabellada" " y apuntó que desde 2010 los salarios ya han caído un 6,3% sin haber tenido ningún efecto en el empleo. Por el contrario, esta contracción de los sueldos ha traído, según Ferrer, una caída del consumo y de la inversión. En CC.OO opinan algo parecido y creen que la moderación salarial ya ha tocado suelo, por lo que es el momento de hacer todo lo contrario.
Vistas ambas posiciones, parece difícil que Gobierno y sindicatos lleguen a un gran acuerdo de empleo, que en el fondo es lo que están pidiendo Rehn y el FMI. "Es un cuento de hadas. Me parece bastante irrealizable", explica el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos. El FMI no está recomendando. Dice "a título ilustrativo", matiza este experto. En su opinión, la propuesta "nos recomienda un pacto social por el empleo, que sindicatos y patronales sacrifiquen salarios por incrementar el empleo".
Para Maudos, la tesis de Rehn y el FMI tiene un margen de error pero como escenario base "me parece sensato" ya que "nos ilustra sobre los beneficios tan importantes que tendría para la economía". Es cierto que bajaría el consumo de los que ya tienen empleo, advierte Maudos, pero habría que sumar el consumo de los que lograrían trabajo. Por eso en el agregado, el consumo aumenta. "Es un sacrificio a favor de los parados. Y es de justicia", apostilla el catedrático de la Universidad de Valencia.
Para José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de FEDEA, es una cuestión "difícil de valorar" ya que supone un intercambio. Por un lado mejora la competitividad y aumenta las exportaciones; pero por otro lado baja el poder adquisitivo de los trabajadores y con ellos el consumo. "Por desgracia, no hay una buena estadística de convenios en nuestro país que nos permita evaluar en qué punto del trade-off estamos", explica este experto.
En todo caso, la idea de que deba aumentar la contratación y el consumo agregado al rebajar los salarios es algo que no comparten los expertos consultados. Así, para Javier Flores, director del Servicio de Estudios de Asinver, "no es cierto que una rebaja de salarios incremente la contratación, especialmente en un momento en el que no hay expectativa de aumento del consumo o de la inversión". En su opinión, "una bajada de salarios deprime el consumo". Además, agrega, "está comprobado y hay varios estudios al respecto, que rebajar los salarios más bajos no crea empleo".
Para ir hacia la reactivación económica, Javier Flores apunta que, en primer lugar, es necesario reactivar el consumo de las familias. Esto sucederá cuando esperan que sus ingresos se mantengan o crezcan, no cuando desciendan. Pero es que además es necesario que aumente la inversión de las empresas. "Aquí sucede como con las familias, éstas aumentan la inversión cuando esperan que la demanda de sus productos vaya a crecer. En tanto que no haya esa expectativa de aumento de la demanda, no va a darse esa situación", apostilla Flores en la misma tesis que sostiene Miguel Ángel Bernal. Una empresa no va a contratar más gente por el mero hecho de que le salga más barato, si no espera mayor demanda.
¿Qué se podría hacer?
Si los economistas ya se muestran divididos respecto a una posible rebaja de salarios, las soluciones al desempleo galopante que sufre España tampoco son unánimes. Se podría pensar que quizás funcionase lo contrario, es decir, un incremento de los salarios. Para Miguel Ángel Bernal esta no es una solución satisfactoria. "El problema es que nuestro sistema productivo está orientado hacia la venta al exterior. Por eso, si subes los salarios también se incrementa los costes y vendes menos", explica el profesor del IEB. Y es que el modelo productivo español está basado en la competitividad vía precios y salarios para vender más en el exterior, y en esto difiere por ejemplo con el alemán, que da prioridad a la demanda.
Pero también se pueden buscar soluciones a base de recortar sueldos. Si de lo que se trata es de reducir la masa salarial, "no necesariamente hay que hacerlo con salarios más bajos en todos los trabajadores", explica flores. Los salarios más bajos es donde tiene un impacto más negativo. En su opinión, quizás si se puede plantear bajar salarios sin hacerlo linealmente y por igual. "A lo mejor lo que podemos hacer es reducir los salarios más elevados incluso incrementando los más bajos", concluye Flores. Su idea se centra en que reducir la masa salarial sí puede tener sentido, "siempre que evitemos los efectos más perniciosos, protegiendo los asalariados más bajos".
En cuanto a la contratación, Miguel Ángel Bernal es partidario de rematar la reforma laboral y acabar con la multitud de distintos tipos de contratos diferentes que tenemos ahora mismo, para dar entrada al contrato único. Con éste modelo, que no distingue entre fijos y temporales, se terminaría con la dualidad, que es uno de los principales problemas del mercado de trabajo.
En este sentido, Conde-Ruiz está complemente de acuerdo en que hay otras medidas mas efectivas contra el paro. En concreto, explca, "una reforma impositiva que haga atractiva la inversión, o un contrato único que elimine la dualidad".
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