¿De verdad han empeorado las perspectivas globales?
Philippe Uzan
Países como China, Rusia o Brasil siguen creciendo pero a tasas inferiores. Después del ambiente turbulento que hemos vivido durante la crisis, deberíamos asistir al surgimiento de una situación económica más estable.
Con algunas escasas excepciones, los indicadores de sentimiento corporativo han perdido terreno en los últimos meses. Muchos grandes países emergentes como China, Rusia y Brasil, siguen creciendo pero a tasas inferiores. Frente a un escenario de economías en ralentización, en los últimos meses se han mantenido o reforzado los estímulos monetarios. En efecto, China ha emitido una nota ambigua exponiendo activamente a sus bancos al riesgo de liquidez, pero esto es más una señal de advertencia que un cambio genuino en su política monetaria.
Los mercados emergentes podrían haber perdido algo de fuelle recientemente como motores de crecimiento, pero su potencial sigue intacto. Al mismo tiempo, las compañías de los países desarrollados están ayudando al crecimiento en la zona emergente al seguir invirtiendo en estas áreas. El crecimiento del gasto en infraestructuras y en bienes de consumo puede variar de un trimestre a otro, pero sigue una tendencia al alza y cualquier caída que se produzca es solo temporal.
Los indicadores han sido irregulares en los últimos cuatro años, pero no pueden ocultar la recuperación subyacente. A excepción de lo ocurrido en Europa, los reveses han sido cortos y de alcance limitado. Sin duda, el reciente período es más de lo mismo y es algo natural en el ciclo de desapalancamiento que estamos viviendo, que se produzcan señales contradictorias que son difíciles de ver.
En términos generales, el desapalancamiento en el mundo desarrollado seguirá actuando como un poderoso freno al crecimiento, pero su impacto se reducirá de forma gradual cuando aparezcan los primeros resultados. Este ha demostrado ser el caso en Estados Unidos tanto a nivel estatal como de los hogares. El endeudamiento debería ser medido frente a los activos y estos son importantes. De forma similar, el pago de los intereses de la deuda debería compararse con la renta. Ambas áreas necesitan mejoras, pero la situación no es tan mala como hace cinco años.
Las medidas radicales para reducir la deuda gubernamental europea han sido muy importantes y han afectado seriamente los mecanismos cíclicos habituales. No se han resuelto todos estos problemas, pero se han llevado a cabo progresos y los cimientos para la recuperación están tomando forma poco a poco. En Estados Unidos, las estimaciones sobre el déficit gubernamental han sido revisadas a la baja situándose en el 4%, lo que constituye una sorpresa positiva dado que se reduce la presión sobre la necesidad de tomar acciones drásticas sobre la financiación gubernamental. Y, si las iniciativas japonesas son seguidas por reformas, el país podría salir de su largo estatus de casi estancamiento.
Esto no podría haber ocurrido sin una financiación más barata, pero esta por sí sola no es suficiente. Después del ambiente turbulento que hemos vivido durante la crisis, deberíamos asistir al surgimiento de una situación económica más estable en la cual los agentes económicos, tanto los hogares como las compañías, disfruten de mayor visibilidad. Y esto seguirá beneficiando a los mercados de renta variable en los países desarrollados.
Philippe Uzan, CIO de Edmond de Rothschild Asset Management
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