Grecia, al límite: ¿qué riesgo corre de verdad?
Cristina Vallejo
Al Estado se le acaba la liquidez y a los bancos, los activos para acceder a la financiación del BCE
Alexis Tsipras envió al Fondo Monetario Internacional la semana pasada para decirle que sin ayuda europea no podía hacer frente al pago de los 750 millones de euros que tenía que realizar el martes pasado. Europa no ayudó y Grecia pagó con los fondos de emergencia que tenía en el propio Fondo y que en unas pocas semanas tendrá que restituir. Además, tendrá que pagar otros 2.500 millones de euros en salarios y pensiones a final de mes, cantidad que posiblemente no podrá reunir (le faltarían 500 millones de euros). El Gobierno central pidió dinero a los locales, pero sólo dos de los 325 han respondido a ese requerimiento: en lugar de 2.500 millones de euros, Tsipras sólo ha logrado 600 millones.
Restituir el depósito de emergencia en el FMI, pagar a pensionistas y funcionarios los 2.500 millones de euros de los que hemos hablado, realizar varios pagos al FMI durante el mes de junio por valor de más de 1.500 millones de euros y afrontar vencimientos de Letras por valor de más de 5.000 millones de euros... Muchas obligaciones para tan poca liquidez. "Incluso si Grecia tiene 'cash' para mayo, en junio tendrá que pagar 1.500 millones de euros al FMI que estamos prácticamente seguros que no podrá cumplir", comentan los analistas de Royal Bank of Scotland.
Al Estado se le acaba el dinero y a los bancos del país, los títulos que usa como garantía para acceder a los préstamos de emergencia del Banco Central Europeo. El accidente, pues, como se lleva anticipando desde hace meses, puede venir tanto por un impago del Estado como de un colapso en alguna entidad financiera privada. Según informa Bloomberg sin revelar fuentes, los bancos tienen colateral para conseguir 95.000 millones de euros del BCE según cómo están diseñados ahora mismo los préstamos de emergencia. Con el BCE elevando estos préstamos a un ritmo de 2.000 millones de euros a la semana, los bancos griegos podrían sobrevivir hasta finales de junio.
El sector privado podría tener, pues, cierto margen. Aunque no hay que confiarse. En primer lugar, porque el BCE podría recortar el valor "facial" de los bonos todavía más. Ahora proporciona liquidez equivalente al 77% del valor de los títulos helenos que le dan como garantía las entidades financieras, es decir, aplica un recorte del 23% a su valor. Ese tijeretazo podría llegar, según comentan expertos de Royal Bank of Scotland, hasta un nivel comprendido entre el 44% y el 80%. Ello reduciría el valor de los colaterales que actualmente tiene la banca griega de los 14.000 a los 8.000 millones de euros. Y en abril salieron depósitos de la banca griega por valor de 7.000 millones de euros.
Además, lo público y lo privado está completamente interrelacionado. Sobre todo porque, ya lo hemos dicho, lo que los bancos utilizan como colateral son títulos del Tesoro heleno. Un impago público podría acelerar la fuga de depósitos e incrementar el riesgo de controles de capitales en forma de un "corralito". La duda está en si un impago al FMI podría implicar una rebaja de la calificación crediticia de Grecia hasta "default" y si esos bonos en "default" serían descontables en el BCE.
De todas maneras, un impago no implicaría una salida de Grecia de la zona euro. Para salir de la Unión Monetaria, Grecia, su Gobierno, debería tomar tal decisión.
Así están las cosas. ¿Qué puede pasar a partir de ahora? El escenario base sigue siendo un acuerdo próximo entre Grecia y sus acreedores que le salvaría del impago con el desembolso de parte de los 7.200 millones de euros que constituyen el último tramo del segundo rescate.
"Mientras un impago y un potencial control de capitales es más probable ahora, un 'Grexit' es muy improbable este año, en nuestra opinión", dicen los expertos de Royal Bank of Scotland. Y los de Fitch, el día 15, cuando decidieron mantener la calificación crediticia del país en "CCC", afirmaron el "default" es una posibilidad muy real.
La probabilidad de un acuerdo cercano en el tiempo ha aumentado, pese a que también entre el FMI y la Unión Europea hay desacuerdos. Y entre el Grupo de Bruselas (la antigua troika) y Grecia hay un punto de discusión muy fuerte: el sistema de pensiones. Para Syriza es una de las líneas rojas. Su reforma sería muy dura, muy impopular: no en vano, hay 2,9 millones de griegos formalmente jubilados, más del 25% de una población de 11 millones. Grecia, en esta negociación, cuenta con una gran desventaja: se le acaba el dinero. El Grupo de Bruselas quiere la rendición total. Quizás, todavía, Tsipras piense que resistir es vencer.
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