viernes, 9 de abril de 2021

Debate eterno...

¿Es el mundo un lugar mejor gracias al ‘capitalismo de libre mercado’? Sobre la reducción de la extrema pobreza y las seductoras gráficas Por Contrainformacion.es -09 abril 2021 06:41 FacebookMeneameWhatsAppTelegramEmailLinkedInCopy LinkCompartir Por Minastir En los últimos años se ha formado una especie de círculo “intelectual” en la Internet, que defiende a regañadientes la idea de que el mundo es un mejor lugar hoy y que es gracias al “capitalismo de libre mercado”. Si bien la declaración de que hoy estamos mejor es en realidad parcialmente correcta (y digo “parcial” porque no tiene en cuenta las externalidades del sistema, cómo la degradación ambiental, la desigualdad económica y la salud mental), la situación es mucho mas compleja que simplemente darle el crédito a la supuesta teoría de la libre empresa. El “culto” al sobreoptimismo de la humanidad en términos socioeconómicos echa raíces ya desde hace un par de años. El psicólogo cognitivo Steven Pinker publicó en febrero de 2018 un artículo de opinión en el Wall Street Journal, en el que introducía su libro “Enlightenment Now”, obra en la que celebraba el progreso de la humanidad en los últimos cien años; Pinker se basaba en estadísticas sociales como la pobreza y la mortalidad para señalar que el mundo está mucho mejor de lo que pensamos en la actualidad. Periodistas como Nicholas Kristof, Zach Beauchamp o Sam Bowman publicaron entre 2016 y 2018 numerosos artículos de opinión en medios de impacto como el New York Times o Vox, en los cuales señalaban la dramática reducción de la pobreza extrema (o absoluta) a nivel mundial. Max Roser tiene un sitio web completo, Our World in Data, que básicamente se dedica a mostrar lo mismo. El físico Hans Rosling publicó el libro “Factfulness: Ten Reasons We’re Wrong About the World” meses después del publicado por Pinker en 2018, en el cual afirmaba exactamente lo mismo pero bastante más detallado. Figura 1. Figura 2. En las Figuras 1 y 2 se muestra la dramática reducción de la extrema pobreza durante las últimas décadas, y cualquiera pensaría que esto es mérito de la Revolución Industrial, el capitalismo “de libre mercado” y el crecimiento económico; pero este es justamente mi problema con los optimistas y libertarianos, ellos asumen construcciones mentales a priori y, en su defecto, consideran que las fibras de la sociedad se entrelazan acorde a lo que ellos creen que es el funcionamiento del gran orden de las cosas en sí. Es una táctica argumentativa muy común entre los partidarios de la praxeología. Pero hay graves problemas con esa visión. Cegados por los datos El historiador económico Morten Jerven nos señala en su artículo “Development by Numbers – A Primer” que la disponibilidad de datos que tenemos sobre la pobreza mundial es realmente débil. Con suficiente evidencia empírica, Jerven nos cuenta como casi una cuarta parte de los países de la base de datos del FMI no tienen datos sobre el PIB; y, además, casi la mitad de los países de la base de datos del Banco Mundial no tienen datos sobre la pobreza o los tienen en períodos entrecortados. Como insinúa Jerven, las estadísticas son más difíciles de recopilar donde el desarrollo es menor debido a la lejanía geográfica, la escasa capacidad estatal, la baja alfabetización y otros factores. En el año 2019, el antropólogo Jason Hickel desafío abiertamente a Pinker a contrastar sus propias fuentes. Hickel muestra cómo los datos del Banco Mundial sobre la evolución del PIB vienen sólo de una fuente: Bourguignon y Morrisson. Este compendio se realizó en el año 2002, mediante la recopilación de indicadores de la base de datos del famoso economista británico Agnus Maddison. El problema aquí, como señala Hickel, es que Maddison no tenía intenciones de cuantificar el nivel de pobreza, sino mapear la distribución del PIB de una cartera limitada de países a los cuales se podía acceder a datos empíricos. En el siguiente punto argumentaré como el crecimiento económico (PIB o PIB per cápita) en realidad no necesariamente nos dice algo sustancial sobre la pobreza. Hickel señala que una medición mucho más confiable de la pobreza se realiza a partir del 1981 con el Banco Mundial. Pero tanto Roser como Pinker han extrapolado los datos más recientes de la pobreza con datos más ambiguos creando una sola gráfica que al principio puede parecer robusta, pero que un análisis pormenorizado de las fuentes termina dejando difusa la idea de que cuantificamos correctamente la evolución de la pobreza durante los últimos cien años. Hickel puntualiza: “El PIB per cápita de 1920/70 probablemente subestima los recursos que los hogares tenían a su disposición en comparación con la representación de la época posterior”. Además, el criterio de “pobreza extrema” del Banco Mundial y los entusiastas como Pinker, Rosling, Gates y otros ha sido ampliamente discutido por académicos como Lahoti y Reedy (2015) argumentando que líneas de base del PPP (paridad de poder adquisitivo) que sustentan la línea de $1,90 al día exageran el poder de compra de los pobres. Los investigadores señalan: “LAS ESTIMACIONES DE POBREZA GLOBAL DEL BANCO MUNDIAL ADOLECEN DE PROBLEMAS PROFUNDAMENTE ARRAIGADOS QUE SURGEN DE UNA SOLA FUENTE: LA FALTA DE UN ESTÁNDAR DE EVALUACIÓN PARA IDENTIFICAR QUIÉN ES POBRE Y QUIÉN NO, QUE SEA CONSISTENTE Y SIGNIFICATIVO. LA NUEVA ELECCIÓN DE UNA LÍNEA DE POBREZA INTERNACIONAL NO RESUELVE DE NINGUNA MANERA ESTOS PROBLEMAS”. En su lugar, Lahoti y Reedy proponen una medición alternativa que puede verse en su paper “$1.90 Per Day: What Does it Say?”. Dejo eso a vuestra propia investigación. Figura 3. Volviendo a Hickel, este también realizó una voraz crítica a la tesis de Pinker, Roser y Gates, mostrando que actualmente se ha rezagado la capacidad humana de poder combatir la pobreza (incluso en regiones cómo en África la situación ha empeorado) teniendo en cuenta que, como dice Hickel, la pobreza “se mide en función de nuestra capacidad para acabar con ella”. En realidad, casi el 60% de la población mundial vive con menos de $7,40 al día (ver Figura 3), mientras que el 1% de todo el globo controla al menos más de la mitad de todas las riquezas de la Tierra (por no decir más del 80-90 por ciento). Para que mis compatriotas paraguayos se hagan una idea, el jornal diario mínimo en nuestro país es de $12,40 al día; y ya se imaginarán que hasta a veces es ajustado vivir con dicho salario. ¿Se imaginan menos y en países aún más rezagados que el nuestro? Pero bueno, está claro que la producción ha aumentado sustancialmente a nivel mundial y en la mayoría de las naciones en desarrollo; obviamente esto se verá reflejado en la calidad de vida material de las personas. Pero poner a conveniencia una sola parte de la película es intelectualmente deshonesto y forma parte de una estructura política que busca lo de siempre: menos trabas gubernamentales para los ricos. Hickel lo pone en palabras menos diplomáticas: “(…) así que celebremos lo que ha logrado la industrialización, absolutamente, pero colóquelo -refiriéndose a Pinker- en el contexto adecuado: colonización, violencia, despojo y todo”. Es curioso que en el mundo idealista donde el capitalismo ha salvado a las personas, hayan más de 800 millones de personas sin acceso a suficientes nutrientes para sostener una actividad mínima. Según la FAO, en 2018 hubo 821 millones de personas en el mundo que sufrieron hambre y este número va en aumento. De la misma manera, más de 1,500 millones de personas padecen de inseguridad alimentaria y un tercio de la población del mundo en desarrollo sufre deficiencias de micronutrientes que provocan retraso mental y muerte prematura (FAO, 2013). ¡Sin embargo hay comida para todos! Casi toda la producción de alimentos del mundo va a los mataderos de vacunos para engorde y posterior remate de la carne. Con estos datos, Hickel reta a Pinker: “¿Cómo puede haber menos gente pobre que gente hambrienta y desnutrida? Si $1,90 es insuficiente para lograr una nutrición básica y mantener la actividad humana normal, entonces es demasiado bajo, punto. Es hora de que usted y Gates dejen de usarlo. Sacar a las personas por encima de esta línea no significa sacarlas de la pobreza, extrema o de otro tipo”. Lo cual es evidente, las necesidades aumentan y el costo de producir también, porque está estrechamente relacionado con la cantidad de demanda de los productos básicos. Se estima que la población aumentará considerablemente para el 2050, quizás a 10.000 millones de seres humanos, lo que requeriría una explotación de recursos aún mayor y, por ende, a este ritmo más del 60% de toda la comida que ya se está dedicando a la alimentación mundial. A lo que quiero llegar es que esto es diez veces más complejo que la tesis de que la riqueza llegó de la mano con la “libertad” y el color de rosas del capitalismo. Desarrollaré este punto al final. El PIB no es (necesariamente) una medida de la pobreza (o riqueza). ¿Y qué diantres es el PIB? De seguro ya lo han escuchado en el colegio, pero vale repetirlo. El Producto Interno Bruto es una medida del valor de la producción económica general o el ingreso nacional de un país en términos de producción. En total, por supuesto. Como suelen definirlo en los libros de Economía Básica: “todos los bienes y servicios finales fabricados dentro de las fronteras de un país en un año”. El PIB no mide la productividad, ojo. El PIB mide el valor de la producción, o el ingreso nacional en términos de producción. Ergo, el PIB en realidad no mide necesariamente la riqueza nacional y, por ende, el nivel de pobreza. El asunto es que es problemático tomar al mundo como una “aldea” global y pretender que el PIB genérico tiene una pendiente positiva y todo “está bien”. Aquí se debe tener en cuenta la distribución del PIB del planeta, ya que en términos per cápita, como bien señalan Hickel y otros académicos, gran parte de la riqueza es absorbida por el Norte global, generando una brecha creciente entre el Norte y el Sur. Me gusta como lo pinta el Foro Económico Mundial: “EL PIB NO ES UNA MEDIDA DE RIQUEZA EN ABSOLUTO. ES UNA MEDIDA DE INGRESOS. ES UNA MEDIDA DE FLUJO RETROSPECTIVA QUE LE INDICA EL VALOR DE LOS BIENES Y SERVICIOS PRODUCIDOS EN UN PERÍODO DADO EN EL PASADO. NO LE DICE NADA SOBRE SI PUEDE PRODUCIR LA MISMA CANTIDAD NUEVAMENTE EL PRÓXIMO AÑO. PARA ESO, NECESITA UN BALANCE GENERAL, UNA MEDIDA DE RIQUEZA. LAS EMPRESAS TIENEN BALANCES Y CUENTAS DE RESULTADOS. LAS NACIONES NO LO HACEN.” Ver las Cinco Críticas del World Economic Forum acá. Un ejemplo de discordancia entre las riquezas y el PIB nominal puede ser el caso de Nigeria. Hubo un tiempo en el que este país gozó de las bonanzas de petróleo, vendiendo el “oro negro” a un alto precio antes de la caída generalizada. Sobre el papel, Nigeria está en auge. La economía de Nigeria (en términos de producción) ha aumentado casi doce veces en el perído 2001-2011 y, téoricamente, ahora es la mayor economía de África. Sin embargo, pese a que el PIB per cápita se ha cuadriplicado en el nuevo siglo, la pobreza se ha reducido menos del 3% en las últimas dos décadas. Sí, tenía crecimiento económico, pero su riqueza estaba cayendo. Véase una argumentación más detallada del “mito del PIB” en Demos. Entonces, un aumento generalizado de la Economía no implica necesariamente una disminución de la pobreza. Ese es mi punto aquí. La poco óptima distribución de la riqueza global Thomas Piketty, en su libro ‘Capital del Siglo 21’, muestra con datos empíricos como la riqueza está mucho más desigualmente distribuida que el ingreso; siendo el ‘capital’ o la ‘riqueza’ todo el conjunto de acciones, valores inmobiliarios o de propiedad y activos efectivos líquidos y recordando esto al Siglo XIX, donde las élites económicas habían heredado predominantemente su riqueza en lugar de trabajar para ella. Entonces tenemos un caso para la idea de que la ampliación de la desigualdad en las últimas décadas, al menos en las economías avanzadas, había sido impulsada por la creciente desigualdad de los ingresos laborales. John M. Keynes señala en el Capítulo 23 de la ‘Teoría General’ que hay dos defectos fundamentales en el sistema político-económico capitalista; el primero tiene que ver con la creación de riquezas y la enorme desigualdad que genera el sistema moderno, concentrando los capitales en unos pocos y desalentando la movilidad social (véase la ‘curva de Gatsby’ para mas información). Global inequality is on the rise – but at vastly different rates ... El politólogo italiano Francesco Boldizzoni, en su reciente libro ‘Foretelling the End of Capitalism’, explica como Mill o Keynes son partidarios de la ‘teoría del agotamiento’ en lugar de la ‘teoría de implosión’ sostenida por los marxistas clásicos. Para los heterodoxos, el capitalismo se encontrará en un paredón una vez que haya generado la máxima prosperidad o haya alcanzado un límite ambiental para explotar los recursos naturales del planeta. Uno no puede dejar de pensar en la posibilidad de la instauración de una sociedad neo-victoriana de clase dominante regida por la riqueza de unos pocos, que a su vez controlan y dinamitan los recursos naturales disponibles. El rol del Estado en la reducción de la pobreza. Sucede lo mismo que con el éxito económico de China y los famosos “tigres asiáticos”. Estos países han reducido considerablemente la pobreza extrema en sus fronteras no gracias a la bondad de los mercados libres, sino al proteccionismo, la regulación y la política social dirigidas desde el Estado. Si bien se abandonaron los remanentes del viejo comunismo, pero como dice Hickel y concuerdo plenamente, estos lo hicieron a su manera, y no como plantean los partidarios de la ideología libremercadista. Sugiero la lectura de los libros del economista Ha-Joon Chang sobre el desarrollo económico asiático. Figura 3. Figura 4. Finalmente, si observamos a los países con grandes economías emergentes en una sóla gráfica (Figuras 3 y 4) podemos encontrar que en el Siglo XX se disparó el gasto público y más precisamente el gasto relacionado a políticas sociales. Toda la drástica y acelerada reducción de la pobreza vista en el siglo pasado se ve acompañada con un voraz aumento del gasto social, lo cual se traduce en más intervención estatal. Y acá se resalta lo que siempre digo, hay que entender que los Estados modernos moldean y delimitan enteramente al mercado “libre” basado en el capitalismo, ya que los gobiernos soberanos proporcionan los medios de cambio (moneda), las leyes y los tribunales que garantizan que todo el riesgo vinculado a las inversiones se deriva de la inversión persé y no si sus contrapartes son honestas y si los Estados crean o facilitan la mayor parte de la infraestructura: carreteras, puentes, canales, puertos, aeropuertos, servicios públicos, transporte público, educación pública, etc. En ese sentido normativo, el Estado ha estado siempre definiendo las limitaciones, en más o menos medida, del capitalismo. Conclusión: No crea a los entusiastas como Pinker, Gates, Roser, Pavón, etc; sólo porque son ellos, hablan de forma pomposa y presentan lindas gráficas. Busque por usted mismo, investigue y contraste. 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