El control de las Cajas Gallegas promete...
La Xunta, en pie de guerra ante la visita de MAFO a Galicia la próxima semanaMAFO, Núñez Feijóo, Caixa Galicia, Caixanova, fusiones, cajas de ahorros, Xunta
@Eduardo Segovia - 19/01/2010 06:00h
Alberto Núñez Feijoo (Efe). Galicia está que arde a cuenta del proyecto de fusión de sus dos cajas de ahorros, Caixa Galicia y Caixanova. Tan caldeado está el ambiente que una visita del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, a Santiago y Vigo el próximo martes ha causado una enorme polémica porque no tiene en su agenda reunirse con el presidente de la Xunta, el popular Alberto Núñez Feijóo. Esto ha sido visto como un desplante por el Gobierno gallego en un momento tan delicado políticamente. "Allá el gobernador con lo que hace", llegó a decir Feijóo públicamente el viernes pasado.
Según fuentes del PP gallego, el malestar deriva de que la Xunta ni siquiera ha sido informada de la primera visita de MAFO a Galicia desde que accedió al cargo en 2006. Desde el Banco de España, sin embargo, se explica que se trata de una visita solicitada por el Club Financiero de Vigo en 2008 y cuya fecha está fijada desde hace meses. Asimismo, el gobernador suele visitar regularmente distintas comunidades autónomas -en los últimos meses, Aragón, Euskadi y Cataluña- y en ningún caso se avisa a los gobiernos regionales ni se mantienen reuniones con los presidentes correspondientes.
El problema es que esta visita coincide con una guerra total entre los partidos, las cajas y los medios gallegos. Así, el portavoz del PPdeG, Antonio Rodríguez Miranda, manifestó el sábado su deseo de "no verlo" en la sede socialista de O Pino porque significaría quellega para "dar instrucciones" al PSdeG sobre su postura en el debatesobre el futuro de Caixa Galicia y Caixanova. Rodríguez Miranda advirtió de que "una foto" del gobernador del Banco de España conel líder socialista gallego, Manuel Vázquez, y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, sería la "foto" dequienes tienen "mucho interés" en eliminar "el protagonismo" de lacomunidad en el mapa financiero estatal, enviando "a otros territorios"los centros de decisión de sus entidades de ahorro.
Este enfrentamiento viene desde que la intervención de Caja Castilla-La Mancha abrió el baile de las fusiones de cajas en España, ya que todas las comunidades autónomas tocaron rápidamente a rebato para evitar las fusiones transfronterizas y crear grandes grupos financieros puramente regionales (una actitud que el Gobierno central consagró al conceder derecho de veto a las comunidades sobre el FROB). Pero esta teoría únicamente ha sido llevada a la práctica con éxito en Cataluña, mientras que en Castilla y León la fusión de las seis cajas se ha quedado en una unión a dos -Caja Duero y Caja España- y que todavía no está nada claro que vaya a salir adelante, y en Galicia el proyecto de la Xunta se ha encontrado con enormes resistencias.
Un culebrón a la gallega
Inicialmente, estas resistencias se centraban en la caja más pequeña, Caixanova (con sede en Vigo), en una doble vertiente: el PSOE no quería "entregarla" a la Xunta en una fusión con la coruñesa Caixa Galicia, y su presidente, Julio Fernández Gayoso (que lleva tres años en el cargo después de ocupar el de director general durante 41 años), no tenía ninguna intención de abandonar su poltrona. Sin embargo, la amenaza de una fusión a tres bandas de Caixa Galicia con Caja Madrid y CAM, en la que Galicia se quedaría prácticamente sin poder de decisión, logró unificar los criterios de PP y PSOE a favor de la 'solución gallega'.
Respecto al problema de Gayoso, Feijóo decidió actuar por las bravas y cambió hace dos semanas la Ley de Cajas autonómica para introducir la obligación de que se renueve el 75% de los órganos de gobierno antes de marzo y, sobre todo, la de que los miembros de dichos órganos deben jubilarse a los 70 años (Gayoso tiene 78).
Pero estos avances han vuelto a frenarse con una agresiva campaña de comunicación de Caixanova para demostrar que tiene solvencia y liquidez suficientes para mantenerse independiente, secundada de forma entusiasta por Abel Caballero pese al teórico apoyo del PSOE a la operación. Y este nuevo enfrentamiento ha detonado una explosión de localismos de lo más peregrino: el alcalde de Santiago considera que, dado que la Xunta tiene su sede en esta ciudad, lo lógico es que la caja fusionada también se asiente allí, y además así no habría agravios para Coruña ni para Vigo; y el alcalde de Lugo ha pedido que se instale allí el centro de proceso de datos, para que la nueva caja tenga presencia en toda la comunidad. De momento, ni Orense ni Pontevedra se han pronunciado.
Por supuesto, la guerra también ha estallado en el otro gran frente de las fusiones aparte del geográfico: el personal. Así, en teoría el director general de la caja fusionada será José Luis Méndez, que lleva dos décadas en este cargo en Caixa Galicia, a lo que se oponen Caixanova y el PSOE. Ante lo cual han surgido otros posibles candidatos, como el presidente de la Diputación de Coruña, Salvador Fernández Moreda. El enfrentamiento se ha trasladado a los medios de comunicación de la región: mientras La Voz de Galicia es el principal defensor de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova, El Faro deVigo se opone furibundamente a la operación.
MAFO mete el dedo en el ojo
Y en medio de este ambiente tan caldeado, El Confidencial reveló hace un mes que MAFO le había comunicado a Rajoy que el supervisor no ve con buenos ojos el proyecto de fusión entre Caixa Galicia y Caixanova porque no advierte en la misma sinergias de ninguna clase y sí todo tipo de duplicidades en costes, oficinas y empleados. Además, al gobernador le gustaría ensayar la primera fusión de verdad (no virtual) de cajas de distintas comunidades con Caixanova. Con lo cual no son de extrañar las reticencias de la Xunta a su visita en estos momentos.
Así pues, el gobernador tendrá que andarse con pies de plomo cuando el día 26 visite por la mañana la Confederación de Empresarios de Galicia en Santiago (reunión a puerta cerrada) y al mediodía el Club Financiero de Vigo (almuerzo coloquio). Y no sólo por lo que dice, sino también por con quién se hace fotos.
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