viernes, 1 de enero de 2010

Un nuevo mundo aflora.

Y llena de clases medias el rollíto global.

La década de los mercados emergentes
La liberalización económica y los avances tecnológicos contribuyeron al ascenso de una gigantesca clase media.

Text .Por John Bussey

Llámele Sr. Hummer, nuestro hombre de la década.

Corría 2005 y el joven chino acababa de estacionar su monstruo de vehículo, un Hummer rojo cereza con grandes faros antiniebla y neumáticos gigantescos, en una transitada intersección en el centro de Shanghai. Mientras permanecía sentado en el asiento del conductor sus compatriotas pasaban y se maravillaban.

"Qué máquina tan bella", le gritó un reportero. Sr. Hummer volvió la vista, apuntó con el dedo a la capota y respondió: turbo cargado.

Muchos acontecimientos acapararon los titulares del mundo en esta primera década del siglo XXI: los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos; las guerras en Afganistán e Irak que le sucedieron; desastres naturales en Asia; la intoxicación financiera y posterior purga y colapso global.

Pero hay poderosas razones para argumentar que Sr. Hummer, el símbolo de la nueva opulencia, encarna la noticia más fundamental de nuestra era y la tendencia más duradera y dominante de las relaciones internacionales.

La liberalización política y económica alcanzó una masa crítica en todo el mundo en los últimos años, con lo que propulsó los ingresos de cientos de millones de personas y desató un torrente de ambición y aspiraciones. Una fuerza que se empezó a forjar en 1978 en China, en 1991 en India y de manera más reciente en muchas otras economías en desarrollo se ha turbocargado.

En la última década, el número de hogares con ingresos anuales disponibles de más de US$10.000 se disparó en países tan diversos como Argelia, Brasil, Kazajstán y Polonia. China superó a Japón y Estados Unidos para convertirse en el mayor mercado de automóviles del mundo. Los abonados a la telefonía móvil en India se multiplicaron por 240, una tasa superada por Siria, Vietnam, Kenia y muchos otros países, según los datos de la firma de investigación Euromonitor International.

De hecho, la tecnología jugó un papel preponderante al propulsar el crecimiento durante toda la década. La firma de acuerdos de libre comercio ayudó a muchos países pobres a crecer. Lo mismo se puede decir de una gestión económica más prolija y la liberalización de las reglas para hacer negocios. Pero la tecnología ha sido la gran fuerza detrás de una mayor igualdad.

"Innovaciones tecnológicas como Internet y los teléfonos celulares han contribuido a que regiones como África se conecten", dice el economista de la Universidad de Nueva York William Easterly. "Kenia de repente determinó que podía captar el mercado europeo de flores cortadas mediante el uso de Internet" para comprar y vender, señala.

El Banco Mundial sugiere que la economía global podría pasar de US$35 billones (millones de millones) en 2005 a US$72 billones en 2030, impulsada por los países en desarrollo. El organismo calcula que, en 2030, 1.200 millones de personas en países emergentes formarán parte de lo que llama la clase media. La cifra triplica el número actual.

"Cuando hay una clase media lo suficientemente grande, esa es la clave de un buen gobierno de manera sostenida", explica Nancy Birdsall, presidenta del Centro para el Desarrollo Global, un centro de estudios de Washington. "Es la clase media la que demanda un sistema competitivo, derechos de propiedad, el estado de derecho, un contexto económico que permita competir, en el que no hay que luchar contra los privilegios internos asociados con las economías en desarrollo".

Pero las ventajas que ofrece esta clase media emergente también dependen del cristal con que se les mire. Las nuevas potencias económicas exigirán una mayor influencia política y se quedarán con una mayor porción de la innovación de punta, la parte lucrativa del mercado global que EE.UU. y el mundo desarrollado consideran como propia.

Andrew Liveris, presidente ejecutivo de Dow Chemical Co. señala otro tipo de reto. Cuando se reúne con grupos de empleados en EE.UU. pregunta quién tiene hijos estudiando ingeniería. Se levantan unas manos, dice. Cuando hace la misma pregunta en reuniones de Dow en China e India, se alzan un mar de brazos.

No es lo único. Una expansión robusta puede ser seguida de un retroceso importante, como ha ocurrido en los dos últimos años marcados por la crisis financiera. Los daños medioambientales y la desigualdad de ingresos son amenazas omnipresentes para la estabilidad. Y el proteccionismo acecha en todo el mundo.

De todos modos, se espera que el impulso acumulado en los últimos 10 años continúe en la próxima década. La aspiración infectó a Sr. Hummer y al final de la década consumió a la propia marca: un fabricante chino compró la ex división de General Motors Co

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