Madrid encabeza un Ranking, que perderá con dificultad.
Madrid se aleja de Cataluña en términos de renta per cápita renta per capita
@Carlos Sánchez - 04/01/2010 06:00h
Madrid gana, Cataluña pierde. Así pueden resumirse los últimos 15 años de las dos principales economías de España en términos de peso y dinamismo. Si en 1995 la renta per cápita de los madrileños se situaba 9,3 puntos por encima de la de los catalanes (130,8 puntos sobre 121,5) en 2008 -último año publicado- esa distancia se ha ensanchado hasta los 12,9 puntos (129,8 frente a 116,9). O dicho en otros términos, la renta per cápita de los madrileños supera hoy en algo más de 3.000 euros (30.998 contra 27.914) a la de un ciudadano de Cataluña.
La causa tiene que ver con el mayor crecimiento económico de Madrid durante el periodo, un 3,28% de media frente al 2,89%. El mayor aumento del PIB de Madrid, sin embargo, no tiene que ver (como habitualmente se dice desde Cataluña) con un determinado trato de favor por parte de los poderes públicos. De hecho, la distancia se ha ensanchado en los últimos cuatro años con gobiernos socialistas. Desde 2005, la renta per cápita de Cataluña ha paso del 118,4% al 116,9%, lo que supone una caída de 1,5 puntos porcentuales. Por el contrario, la de Madrid ha evolucionado a mejor, desde el 130,6% al 129,8%, lo que representa un retroceso de 0,8 puntos porcentuales. Es decir, prácticamente la mitad.
Y es que, según los últimos datos de la Contabilidad Regional de España. El crecimiento económico de Cataluña entre 2000 y 2008 se ha situado en el puesto número 15 de España, lo que refleja sus dificultades para mejorar su nivel de renta.
Sin efecto de la población
La pérdida de posición relativa en cuanto a renta tampoco puede achacarse a un súbito aumento de la población. Mientras que en 1995 la población residente en Cataluña representaba el 15,5% del total, en 2008 ese porcentaje había subido hasta el 15,9%. Sin embargo, en el caso de Madrid se ha pasado del 12,8% al 13,7%, es decir que si el aumento de la población hubiera sido idéntico, la distancia en términos de renta hubiera sido incluso superior.
Los datos de la Contabilidad Regional reflejan, igualmente, las dificultades de las regiones más pobres para converger con las más ricas. Las comunidades con menos renta en 1995 siguen siéndolo en 2008, con la única mejora clara de Galicia, que ha ganado casi 5 puntos porcentuales (del 81,6 al 86,2%).
En el lado opuesto se encuentra Castilla la Mancha, que año tras año va perdiendo posiciones respecto de la media nacional. Si en 1995 su renta per cápita equivalía al 82,1% de la media nacional (= 100), en 2008 esa riqueza relativa se ha reducido hasta el 76,3%. Castilla la Mancha ocupa de hecho el puesto número 16 en términos de renta per cápita, solo por detrás de Extremadura, cuando hace 13 años se situaba en el puesto 14, por delante de Extremadura, Andalucía, Galicia, y prácticamente empatada con Murcia.
En el lado opuesto se encuentra Extremadura, cuya renta ha pasado del 64,1% al 70%. O el País Vasco, cuya riqueza per cápita ha pasado del 119,3% en 1995, al 133.8% en 2008, convirtiéndose en la región con mayor renta relativa.
Dos factores influyen en este caso. En primer lugar, el régimen foral vasco, que al igual que ocurre con Navarra, favorece su economía. En segundo lugar, su baja presión demográfica. Su población ha crecido muchos menos que en el resto del país.
Murcia, por ejemplo, es la región que más ha crecido en los últimos 13 años (un 3,5% de media), pero su renta per cápita incluso ha bajado, del 82,7% al 81,9%, lo que induce a pensar que su creciente ha estado basado en la entrada de inmigrantes (boom inmobiliario).
A destacar, por último, el caso de los archipiélagos españoles: Baleares y Canarias, por una pérdida de riqueza relativa muy relevante. Si en 1995 la renta per cápita de un balear equivalía al 121,3% de la media (lo que convertía a las islas en la 4 región más rica del país) en estos momentos se sitúa en el 108,2%, con seis regiones por encima. Canarias, igualmente, ha pasado del 96,5% al 87,9%, lo que la convierte en una de las seis regiones más pobres del país, con una tendencia claramente descendente. En ambos casos el turismo explica el vertiginoso descenso de su nivel de renta.
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