miércoles, 17 de noviembre de 2010

Apoyando.....todos ?, a Trichet.

Un voto a favor de Jean-Claude Trichet

17.11.2010 Financial Times 0

De todas las verdades financieras anteriores a la crisis económica, pocas han sido desacreditadas más abiertamente que la idea de que los bancos centrales pueden, o deberían poder, ser políticamente independientes.

Los irlandeses deberían estar agradecidos. Hace tiempo, los bancos centrales sólo se ocupaban de combatir la inflación, una operación supuestamente técnica. Pero desde el año 2007, sus reservas y su libertad para actuar rápidamente resultaron fundamentales en los rescates necesarios de las instituciones financieras, sistemas y países.

Trichet ya ha dicho que, si los políticos no están a la altura, él recogerá el testigo, aunque sea a regañadientes

Los préstamos relativamente baratos del Banco Central Europeo (BCE) a los bancos irlandeses, por ejemplo, supusieron el equivalente al 78% del PIB irlandés en septiembre. Los irlandeses son aún más dependientes que los griegos y portugueses, para quienes las proporciones fueron del 40% y el 29%, respectivamente.

Algunos de los préstamos de los bancos centrales están dentro de la normalidad, pero superar el 10% del Producto Interior Bruto (PIB) puede considerarse un subsidio.

En el caso de Irlanda, la situación puede compararse a una unidad de cuidados intensivos. Si el BCE no interviniera, los bancos no podrían sobrevivir y la reestructuración de la deuda sería difícil de evitar.

Jean-Claude Trichet, cuyo cometido debería limitarse a controlar la inflación, no oculta su malestar. Al parecer, el presidente del BCE es el primer interesado en presionar a Irlanda para que recurra a la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) para mantener sus bancos a flote.

Hostilidad visceral
Si Trichet prefiere que ese tipo de decisiones las tomen los políticos, debería abandonar su hostilidad visceral a las reestructuraciones de deuda de los miembros de la eurozona. Aunque el francés crea que una reestructuración o el abandono de la zona euro crearía dificultades de carácter técnico al banco central, el problema fundamental es de carácter político; Trichet se toma muy en serio la solidaridad de los miembros de la Unión Europea.

El banquero ya ha dejado claro que, si los políticos no están a la altura de lo que él considera su responsabilidad, el banco central recogerá el testigo, aunque lo haga a regañadientes.

Esa buena disposición ha acabado por arrastrar al BCE a la esfera política y hace que a los políticos les resulte más fácil esquivar las decisiones difíciles. No es una buena solución, pero, hasta ahora, nadie ha encontrado una mejor.

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