Aquellos Brit, aquella Amy
por FERNANDO MAS*
Amy Winehouse, en los Brit Awards de 2007, cuando arrebató el premio a mejor vocalista femenina a Lily Allen. Abajo, portada de 'Back to black' (2006), el disco de su triunfo. | Afp/Island-Universal
No tenía ni idea de quién era esa tipa vestida con un ajustado vestido amarillo y con un no sé qué sobre la cabeza. La gente la aclamaba a su llegada al teatro del West End londinense donde se celebraba la entrega de los Brit Awards de 2007. Ella sonreía, firmaba autógrafos y se movía con alegría en un ambiente que poco a poco le fue siendo hostil.
Entonces, 'Frank', su primer trabajo, quedaba muy atrás. Era el turno, ahora, del, al menos para mí, inquietante 'Back to black'.
No tenía para nada en la cabeza a Amy esa noche. Más bien pensaba en la melosa Lily Allen o en Arctic Monkeys. Lo previsible. La eligieron entonces mejor interprete femenina. Salió al escenario: vestido rojo, esos ojos pintados de forma grosera, ese pelo tan batido, tan alto, tan de entonces como cuando papá y mamá iban a la disco o a guateque.
De su garganta brotaron las primeras frases de 'Rehab'. Qué ironía de canción. Me quedé prendado. Creo recordar que sólo quería escribir de ella. El resto me parecía menor. No lo conseguí. Arctic Monkeys parecían ser mas importantes. Para mí no. Entonces me pareció una noche mágica. Ella la hizo mágica: Todo es discutible, claro. Como que un lujo llamado Amy Winehouse sólo se llevara un premio (mejor cantante femenina) y su emocionante 'Back to black' (que vio la luz en octubre de 2006) no tuviera mejor suerte frente al 'Whatever people say...' de los Arctic Monkeys, que ya tenía más de un año.
«Pero la vida es así. Winehouse se merece mucho más, sólo por el personaje que es, sólo por la voz que tiene, sólo por ser capaz de destronar a una Lily Allen que iba de triunfadora y que se quedó planchando la silla toda la noche», me salieron esas palabras. Al día siguiente salí a las calles de Notting Hill a buscar una tienda de discos para comprar 'Back to blac'k. Compré dos CDs. Uno para regalar, claro. Lo escuché del derecho y del revés. Se lo hice escuchar a un amigo.
Dos semanas después, paseando un jueves por Oxford Street con él, entró en una tienda y se compró el CD. Y también 'Frank'. Nos cautivó aquella Amy. Aquella yonqui a la que vi un verano en Madrid mas preocupada de su copa de vino que de cantar. Una Amy que se convirtió en nada.
Su muerte no me provoca más tristeza que la de saber que poco se puede hacer contra el alcohol y todo el muestrario de drogas que esta chica debía de consumir cuando alguien enganchado no tiene la menor intención de salir de allí.
Lo cantaba en Rehab. O lo canta aún: «Ellos intentaron que fuera a rehabilitación, pero yo les digo no, no, no».
Amy era una muerta hace tiempo. Una muerta patética. Una borracha incapaz de articular palabra en el escenario. Pero, qué coño, era nuestra yonqui, querido Óscar.
* Fernando Mas es subdirector de ELMUNDO.es. En 2007 era el corresponsal en Londres de este diario.
" You sent me Flying "
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