Refugios para proteger ahora su dinero
El dinero solicita, al grito de cuerpo a tierra, un refugio con el que escudarse de los zarpazos de la bolsa. Y es que hay razones de sobra para necesitar colgarse el cartel de inversor conservador, aunque tradicionalmente uno se haya considerado aguerrido. Los datos económicos cada vez suman más seguidores que opinan que vamos a peor: la economía estadounidense, por ejemplo, fue incapaz de generar empleo en el mes de agosto y ya hay voces institucionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que apuntan que la recesión es inminente. A esto se suman los problemas en la gestión de la crisis del euro, con Grecia en el epicentro de un conflicto que no termina de resolverse. Hace sólo unos días, el ministro de finanzas heleno, Evangelos Venizelos, confirmó que la economía griega se contraerá este año un 5 por ciento, más de lo inicialmente previsto. Además, reiteró que no habrá más medidas de ajuste que las ya aprobadas. Tras las declaraciones, las letras griegas a dos años se pagaban con una rentabilidad histórica del ¡46,5 por ciento!
Este cóctel de factores está dejando tintes dramáticos en las bolsas, con caídas diarias que superan incluso el 4,6 por ciento (como sucedió el pasado lunes, 5 de septiembre en el Ibex-35). Algunas cifras concretas invitan a ponerse bajo cubierto sin dilaciones: el Dax Xetra de Francfort, el principal índice alemán y uno de los mercados más líquidos del mundo, cayó un 20 por ciento en todo el mes de agosto. La prima de riesgo española, por su parte, ha vuelto a repuntar, desde los 280 puntos hasta los 340. La volatilidad se ha disparado a niveles máximos de 2009 (según la evolución del índice Vix, que mide la volatilidad de las acciones del S&P 500 respecto a su media). Y el coste de asegurar la deuda privada contra el impago (medido por el índice iTraxx Crossover) acumula una subida superior al 75 por ciento en los últimos seis meses.
Carlos Heras Rincón, consejero delegado de Aspain 11 Asesores Financieros EAFI, considera que los Estados y el sector financiero presentan riesgo sistémico de quiebra. En su opinión, el efecto dominó, tras lo que pasó con Grecia, hacia todos los Estados. «Debería de producirse un nuevo estímulo monetario en Estados Unidos (EQ3) y una bajada de tipos de interés en Europa, dado que no existe presión inflacionista y una solución clara para paliar en la medida de lo posible la falta de confianza que origina Europa. Cierto es que con esta situación tarde o temprano entraremos en una crisis de liquidez, pero de alguna manera tenemos que incentivar la economía», afirma.
Pocos inversores son capaces hoy de digerir tal situación sin despeinarse. «No hay duda. La aversión al riesgo es total. El cliente pide no perder a toda costa», relata David Levy, director y fundador de Diverinvest EAFI. Pero, ¿qué hacer para conseguirlo? ¿Cuáles son las opciones ultraconservadoras del momento? Tres tipos de activos solicitan ahora la atención: el ahorro bancario, la deuda pública y la renta fija privada.
1. Ahorro bancario
Lo más líquido: David Levy asegura que cuando las bolsas bajan, todo baja y parece que no hay refugio. Pero en realidad sí hay opciones. Levy resume así su propuesta: «Lo mejor es tener mucha liquidez». Y para conseguirlo, el ahorro bancario se presenta como una alternativa interesante, apta para todos los públicos y con rentabilidades destacadas.
En el ámbito del ahorro a la vista, es decir, disponible en cualquier momento, lo mejor es optar por una súpercuenta, terreno en el que compiten abiertamente las principales entidades de internet con ofertas renovadas.ING Direct, por ejemplo, da un 3,60 por ciento de interés en su Cuenta Naranja durante los cuatro primeros meses (después, un 1,50 por ciento), siempre que se haga un ingreso antes del 22 de septiembre; Ibanesto ofrece un 3,40 por ciento en ese mismo periodo; Oficina Directa de Banco Pastor, un 3,25 por ciento; Bancopopular-e remunera el ahorro al 2,25 por ciento, sin plazo...
Las cuentas corrientes de alta rentabilidad son un producto adecuado para todos aquellos que no quieren poner en riesgo su dinero, pero tampoco quieren renunciar a obtener un interés atractivo. Su remuneración está claramente por encima de la media del mercado. Según los últimos datos del Banco de España, el interés medio de las cuentas a la vista se situaba en julio en el 0,30 por ciento. No obstante, las cuentas de alta rentabilidad ofrecen un interés medio del 2 por ciento. Además de su atractiva remuneración, estos productos son interesantes porque no presentan comisiones. Para Levy, de hecho, la estructura del cliente más tranquilo es la que se compone de un 40 por ciento de liquidez, un 40 por ciento de renta fija y un 20 por ciento de bolsa.
Además de las cuentas, David Levy recuerda que otra opción muy conservadora es invertir en repos (cesiones temporales) a un mes. Su interés anual se sitúa en el 1,23 por ciento, según datos del Banco de España a cierre de julio. Un repo es una forma de comprar deuda pública a unos plazos diferentes de los fijados por el Tesoro Público. Se puede adquirir en cualquier entidad financiera, que es la que pacta con el cliente su recompra a un plazo determinado a un tipo de interés.
Depósito: Para quien disponga de liquidez suficiente y pueda permitirse el lujo de no tocar su dinero durante un tiempo prudente (como un año), otra opción refugio es el depósito. Tomando como referencia el precio del dinero, en el 1,5 por ciento, resulta seductor contratar una imposición a plazo fijo con intereses que rondan el 4 por ciento, algo relativamente sencillo a juzgar por el dinamismo de las entidades en las últimas semanas.
Ante las tensiones del mercado interbancario y de crédito (este último prácticamente cerrado en las primeras semanas de agosto) bancos y cajas han vuelto a girar la vista hacia el pasivo bancario. Además, en las próximas semanas de septiembre y primeras de octubre vencen algunos de los depósitos más rentables de 2010, con lo que las entidades están dispuestas a poner toda la carne en el asador por robarle usuarios a la competencia. Por estas fechas, en 2010 Banco Popular comercializaba con énfasis su Depósito Top al 4 por ciento TAE (ahora renovado a igual tipo), Catalunya Caixa contaba con el Depósito Champions al 3,75 por ciento, Activobank vendía el Depósito Activo al 4,5 por ciento, Banco Pastor tenía un depósito a 12 meses al 3,75 por ciento, Banco Sabadell, el Depósito Vinculación, al 4 por ciento, Caixa Penedés, el Depósito Bonificado, al 5 por ciento...
No hay duda de que, quienes apostaron por los depósitos en 2010, acertaron. Recoger una rentabilidad del 4 por ciento sin hacer nada, de forma segura y sin correr riesgos resulta una opción ganadora (más a la vista de lo que pierde el Ibex en este mismo periodo, un 16 por ciento). Pero conviene atinar con el destino del ahorro si ahora le vence una imposición anual suscrita el ejercicio pasado. Si deja que su banco le renueve sin más a los tipos de interés de mercado actuales (no más de un 2 por ciento) perderá interesantes oportunidades de inversión igualmente conservadoras, pero mucho más rentables.
En la actualidad, las entidades no quieren perder comba en este campo, donde las ofertas al 4 por ciento o incluso más se suceden. Banco Popular, Banco Espírito Santo, Banco Gallego, Unicaja o Banco Finantia Sofinloc mantienen entre sus promociones actuales interesantes imposiciones a ese tipo de interés o más, habitualmente para dinero nuevo (véase tabla en página 12). Alberto Zumárraga, director general de Crédit Agricole Mercagentes, opina que las cuentas y depósitos son hoy la opción ultraconservadora para el ahorro.
Pero, cuidado. No todos los gestores opinan igual. Carlos Heras Rincón, de Aspain 11, EAFI, cree que invertir en depósitos puede ser arriesgado. «No hay que tener ningún depósito bancario. Descontamos quiebras en el sector dado que siguen teniendo en sus balances activos mal valorados con un excedente de ladrillos importante y con una morosidad que aunque parece que se empieza a controlar, se sitúa por encima del 6,4 por ciento. Esto, unido a la crisis de deuda, va a trasladarse a una congelación mayor del crédito y una paralización de la actividad productiva», estima.
2. Renta fija:
Sabor alemán y francés: En teoría, la deuda pública es la opción conservadora por excelencia. De hecho, así se desprende al analizar el comportamiento de los inversores en el mercado. Mientras que el Dax Xetra cede casi un 30 por ciento en lo que va de año, el bono alemán cotiza en mínimos históricos. Es decir que la fuerte demanda de estos activos está tirando al alza de su precio y, en consecuencia, a la baja de su rentabilidad (en renta fija, precio y rentabilidad se mueven a la inversa).
Aparentemente, gran parte de los inversores que están saliendo de la renta variable alemana, están recolocando su ahorro en la deuda pública del país. El bono alemán sigue considerándose uno de los instrumentos más líquidos y seguros, junto con el bono estadounidense o el francés. David Levy estima que es aconsejable evitar los bonos de Estados, aunque puntualiza que los de algunos mercados como Alemania, Noruega o Canadá con bajo endeudamiento, pueden ser una alternativa. Ricardo de Manuel Rocamora, socio consultor de Capital Value Inversiones Globales, EAFI, recomienda, por su parte, invertir en bonos alemanes y franceses, a través de fondos. En su opinión, es aconsejable invertir en productos con calificación crediticia de triple A, lo que puede conseguirse con fondos que apuesten por los activos de deuda pública de los países mencionados. En la actualidad, el bono alemán a diez años ofrece una rentabilidad del 1,90 por ciento, el noruego, un 2,45 por ciento, el canadiense, un 2,29 por ciento y el francés, un 2,70 por ciento.
Fondos de deuda pública: Para invertir a través de fondos en deuda pública, algunos de los productos aconsejados son el Threadneedle Target Return Fund, el Lombard Odier Government Funds, el Petercam L Bonds Government o el Lloyds TSB Euro Bond, con rentabilidades todos ellos superiores al 5 por ciento en lo que va de año. En Self Bank, por su parte, apuestan por el fondo ES Capital Plus un monetario con exposición al mercado crediticio, una volatilidad baja y un riesgo muy controlado. Este producto tiene en cartera papel corporativo de máxima calificación crediticia (AA+) del área euro.
En cualquier caso, no todos los expertos son partidarios de resguardar una cartera con deuda pública de países como Alemania. Alberto Zumárraga, director general de Credit Agricole Mercagentes, opina, por ejemplo, que comprar un bono alemán al 2 por ciento es hoy una inversión arriesgada. «A 10 años, cuando la situación se normalice, el efecto en el precio podría ser importante. No lo recomendamos», comenta.
Opciones en deuda española: Opiniones dispares también se encuentran al reflexionar sobre la conveniencia o no de invertir en deuda española. En Bankinter consideran que se trata de una opción refugio interesante en estos momentos, al igual que la deuda de empresas españolas. Estiman que las rentabilidades son atractivas. En estos momentos, por ejemplo, la Letra a un año paga un interés del 3,3 por ciento, el bono a cinco años, un 4,6 por ciento y el de diez años, un 5,15 por ciento. Además, hay alternativas en el ámbito autonómico. Andalucía, por ejemplo, acaba de poner en marcha una emisión de bonos a un año para inversores minoristas (desde 1.000 euros) al 4,25 por ciento.
Estabilidad suiza: Al margen de estas recomendaciones, en el mercado, los propios inversores están mostrando una estrategia excepcional para refugiarse de la tormenta: muchos están apostando por la deuda pública suiza, por considerarla la más segura y líquida en estos momentos. La fuerte demanda, sobre todo de letras a dos años suizas, ha provocado un repunte tan fuerte en el precio de estos activos que su rentabilidad es hoy negativa (el bono a dos años presenta un rendimiento negativo del 0,15 por ciento), es decir, los inversores están dispuestos a pagar por que el Tesoro Suizo les guarde su dinero. «Es la huída hacia la calidad, como ya sucedió tras la quiebra de Lehman Brothers con las Letras estadounidenses», comenta Alberto Matellán, director de estrategia y macroeconomía de Inverseguros.
3. Renta fija privada
Emisores europeos y «high yield»: La renta fija privada también puede considerarse hoy un refugio, según los expertos. De hecho, a algunos les parece más interesante que la pública, por la mejor rentabilidad esperada. Ricardo de Manuel insta a invertir en bonos de compañías como Basf o Unilever. Carlos Heras Rincón también es partidario de utilizar este tipo de activos como paraguas ante los vaivenes actuales de mercado. Le gustan, en particular, los «high yield» (bonos de alto rendimiento) y la deuda corporativa. Asegura que en los últimos meses han invertido en emisiones de Abengoa, OHL y en bonos convertibles de FCC, con rentabilidades esperadas de entre el siete y el ocho por ciento anual. Félix López, director de gestión de Atlas Capital Gestión, también ve en la renta fija privada un buen refugio. En su gestora han invertido recientemente en una emisión de Fiat, entre otras empresas.
Para Javier Mallo de Vargas, director y co-responsable de la gestora Legg Mason en España y Portugal, la deuda empresarial es también una categoría de inversión atractiva. Destaca, particularmente, los bonos corporativos emitidos por entidades financieras, los bonos «high yield» y la renta fija de mercados emergentes. En cualquier caso, cree que es adecuado mantener una posición prudente para protegerse de la elevada volatilidad que previsiblemente seguirá registrándose en estos mercados.
Para ello, lanza otro consejo: «en una cartera diversificada, la protección nos la podrían dar los bonos del gobiernoamericano a largo plazo y el dólar», asevera. «Mantendría una posición reducida en el euro y en renta fija de los países periféricos de la zona euro», concluye. Por citar nombres concretos, invertiría en dos fondos de renta fija global, el Western Asset Global Multi Strategy y el Bandywine Global Fixed Income.
Alternativa financiera: Una duda razonable es, no obstante, si invertir o no en renta fija del sector financiero. Carlos Heras opina que no es un refugio, por el riesgo de quiebra. Sin embargo, otros expertos como Félix López o Ricardo de Manuel Rocamora sí que creen que puede ser un buen paraguas invertir en cédulas hipotecarias españolas, cuya rentabilidad supera el 4 por ciento. «Es una alternativa a los depósitos. Estos activos ofrecen liquidez, ya que se pueden vender prácticamente en cualquier momento en el mercado secundario, lo que contrasta con la iliquidez de las imposiciones a plazo», comenta Rocamora. Este experto apuesta por las cédulas del Santander, BBVA y La Caixa.
En el ámbito de los bonos, además, es posible localizar ofertas con interés seductor. Banco Sabadell, por ejemplo, acaba de lanzar una emisión de bonos a 18 meses desde 1.000 euros al 4,25 por ciento.
Fondos conservadores: En Self Bank consideran oportuno diversificar con una buena cartera de fondos conservadores. Sus apuestas, además del ES Capital Plus son el M&G Optimal Income (un mixto defensivo en euros), el Templeton Global Bond (de renta fija global, pero cubierto en euros) y el AXA WF Global Inflation Bonds, un fondo de bonos ligados a la inflación europea (más información en páginas 17-19).
¿Qué divisas son hoy un buen cobijo?
Fiel reflejo de la situación de sus Estados, algunas monedas también pueden servir de resguardo o cobertura en una cartera de inversión. No obstante, se trata de una opción de riesgo. David Levy, de Diverinvest, señala, por ejemplo, que en estos momentos uno de sus consejos de inversión es diversificar en divisas. Le gustan el dólar, la libra esterlina y el franco suizo. Es decir, se centra en países con aparente estabilidad financiera. «Se trata de Estados solventes», opina. El franco suizo, por ejemplo, sube este año un 4 por ciento frente al euro, y la libra esterlina, un 3 por ciento. La demanda de activos seguros ante la preocupación por la economía mundial está impulsando las cotizaciones de ambas divisas. Hoy, un euro se cambia por 1,20 francos suizos y por 0,87 libras.
El franco suizo, en particular, es un activo refugio para los inversores debido a los bajos tipos de interés del país. Esta moneda tiende a ganar terreno en periodos de incertidumbre económica y a perderlo en momentos de estabilidad. No en vano, marcó máximos frente al euro y el dólar en la primera semana de agosto. No obstante, para evitar efectos adversos sobre su economía, hace sólo unos días el Banco Nacional de Suiza intervino su moneda y decidió fijar un cambio mínimo de 1,20 francos suizos por euro para detener la fuerte apreciación de la moneda helvética.
Por su parte, el dólar cae este año un 6 por ciento frente al euro, aunque en este caso es la política monetaria conservadora de la Reserva Federal la que justifica la debilidad de la moneda. Javier Mallo de Vargas, de Legg Mason, también opina que el dólar puede ser una buena protección para las carteras.
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