Acabará hasta con la Historia del gran Madrid...
Copa del Rey - Mou hace pequeño al Madrid ante el Barça
El conjunto azulgrana se llevó
la victoria en el Santiago Bernabéu tras culminar una épica remontada
ante los hombres de Mourinho, que se fueron apagando con el paso de los
minutos en un duelo en el que a los azulgrana les volvió a dar
resultados su apuesta por el fútbol ofensivo (1-2).
El octavo Clásico en nueve meses confirmó que el Barça, rinda o no a su mejor nivel, es superior al Real Madrid. Tanto que desde la llegada de José Mourinho, el club lo ha interiorizado hasta el punto de comportarse como un equipo pequeño, que renuncia a ser el que busque el triunfo al abrigo de su afición.
Se encoge, sale rápido a pegar golpes cuando el equipo de Guardiola no está atinado con el balón. A veces el resultado le dará la razón a Mourinho, aunque en la mayoría no, pero lo cierto es que el Madrid volvió a comportarse en su estadio como el equipo visitante que busca un triunfo milagroso ante un rival superior.
La primera acción destacada se produjo cuando el Barça se empeñó en sacar tan tocada la pelota desde atrás que casi se mete en un lío. Primero con Piqué y luego con Busquets. No pasaba nada reseñable hasta que en un contragolpe Ronaldo aprovechó el hueco que buscó Benzema con un balón a la espalda de Alves para soltar un zurdazo centrado que se tragó Pinto. Pasó entre las piernas del meta, dando la razón a los que consideraba que el asunto le quedaba grande al andaluz.
Sensación de control
El partido se quedó donde quería el Madrid. Ya tenía la coartada perfecta su técnico para quedarse en su campo esperando el error en la entrega azulgrana. En la otra portería Iker sacaba brillo a sus nuevos guantes a disparo de Iniesta. Alexis remató a la cruceta al aprovechar un error de Ramos, que amagó con hacer penalti. El Barça, lejos de su gran fútbol, llegaba por inercia. El Bernabéu se quejó de un supuesto codazo de Piqué que Pepe, tras recibir minutos antes una amarilla ante Busquets, teatralizó de un modo sonrojante.
La circulación del balón del Barça era demasiado previsible y hacía que el Madrid se defendiera con facilidad sólo por acumulación de jugadores. Pese a ello, a veces generaba ocasiones a base de toques que superaban la línea defensiva blanca. Casillas sacó otra buena mano junto al poste a zurdazo de Messi, algo egoísta. Iniesta marró otra opción por todo lo contrario, cuando ante Iker quiso buscar a Cesc en el área pequeña. Poco después, con todo a favor la pegó muy desviada.
Llegar al descanso con 1-0 parecía lógico, visto lo visto, aunque no fuera justo. El Madrid había hecho pleno con una ocasión. El Bernabéu, que otrora hubiese fustigado a cualquiera que se hubiese atrevido a montar un planteamiento similar, disfrutaba de la renta. Abducido por la urgencia de resultados ante el máximo rival, no hubo un momento para la reflexión. ¿Debe jugar el Real Madrid con su plantilla más cara de este modo en su estadio? La respuesta parecía clara, pero el gol tapaba todo.
El Madrid desaparece
Al regreso de los vestuarios marcó Puyol en un córner. El equipo más combinativo del mundo tuvo que brillar en acción directa. Muchos recordaron que el 2-6 se desencadenó tras un gol del capitán de cabeza. Se quedó en silencio el coliseo blanco y se pudo escuchar claramente a los aficionados azulgranas desde una esquina del estadio. Alardeaban de que estaban asustados. Y era verdad. Mala señal para los madridistas.
Pese a todo, el Madrid tuvo el 2-1, en una llegada de Altintop hasta la línea de fondo. Tras un quiebro con la cintura a Iniesta puso un pase medido para que Benzema conectase un cabezazo que se topó con el palo. Hubiese sido increíble. Dos remates, dos goles. Y es que Pinto regresó a Barcelona sin hacer una parada. El Madrid se hacía pequeño, se limitaba a estar encerrado entregado a un posible chispazo por velocidad tras un robo de balón. Entraron Ozil y Callejón, que a la primera fue a cazar a Messi. En esa jugada Pepe volvió a demostrar su peor cara. Ya no es casualidad. No es un día de furia. Vive en un estado permanente de nervios. Es un futbolista que ensucia el escudo que luce, ya sea en esta Liga, en otra o en su selección.
El duelo se trabó, como le gusta a Mourinho y a su corte de aduladores. Un Madrid pequeño se atrincheró y, como tantas veces le ha sucedido a sus rivales en el Bernabéu, le costó caro. Una jugada con Abidal de extremo y Messi de asistente puso un lógico 1-2. Se acordó entonces el técnico que tenía fútbol en su banquillo. Perdió adrenalina quitando al vergozante Pepe y buscó la pausa con Granero, pero la pelota seguía siendo visitante. Siguió más pendiente de los conflictos que del balón.
El Madrid ganó así la Copa, vivió una alegría efímera, pero en las citas más grandes se ha hecho más pequeño desde la llegada de Mourinho. El Madrid se comporta como aquel Inter al que una vez le funcionó este plan. Algunoss aficionados blancos acabaron cantando 'Queremos once Juanitos'. Pero Juanito buscaba siempre ganar, y vivía cerca del área rival. Con Mourinho estaría en su campo esperando un contragolpe...
LA FICHA DEL PARTIDO:
1 - Real Madrid: Casillas; Altintop, Sergio Ramos, Carvalho, Coentrao; Pepe (Granero, m.80), Xabi Alonso, Lass (Özil, m.66); Higuaín (Callejón, m.66), Cristiano Ronaldo y Benzema.
2 - Barcelona: Pinto; Álves, Piqué, Puyol, Abidal; Busquets, Xavi (Thiago, m.86), Iniesta; Cesc (Cuenca, m.88), Messi y Alexis (Adriano, m.82).
Goles: 1-0, m.11: Cristiano. 1-1, m.49: Puyol. 1-2, m.76: Abidal.
Árbitro: Muñíz Fernández (comité asturiano). Amonestó a Pepe (17), Coentrao (60), Callejón (68) y Carvalho (87) por el Real Madrid; y a Piqué (20), Busquets (55) y Puyol (79) por el Barcelona.
Incidencias: encuentro de ida de los cuartos de final de Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernabéu, lleno, con la presencia de 83.500 espectadores.
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