ADELANTO ELECTORAL EN EL PRINCIPADO
Cascos convoca elecciones en Asturias tras medio año de Gobierno
El dirigente del Foro por Asturias llama a las urnas tras ver tumbados sus presupuestos
Seis meses y medio después de haber accedido a la presidencia del Principado en minoría al frente de su nueva formación Foro Asturias Ciudadanos (FAC),
el exsecretario general del PP, que abandonó este partido hace ahora 13
meses para liderar su propia formación, ha optado por forzar una
convocatoria de urnas para intentar superar el bloqueo político en el
que está sumida la comunidad.
El detonante de la decisión fue el rechazo el pasado miércoles por la Junta General del Principado (parlamento) de su proyecto de presupuestos. Las cuentas regionales contaron con el exclusivo apoyo de los 16 diputados de Foro, el rechazo del PSOE (15) y PP (10) y la abstención de IU (4).
Pero lo que desvela la decisión de hoy es la incapacidad de Álvarez-Cascos en este medio año de Gobierno para dialogar y negociar con la oposición. En su comparecencia de este lunes, Cascos ha mantenido la tesis de la existencia de un supuesto “complot parlamentario” para hacer ingobernable la región.
Desde que en enero de 2011 abandonó el PP, una vez que este partido lo descartó como candidato electoral a la presidencia de Asturias en mayo, el exministro de Aznar ha intentado justificar su nueva aventura política proclamando la existencia de un supuesto pacto anti-natura entre PP y PSOE en Asturias para cerrarle el paso. Ahora se aferra a esta tesis para disolver la cámara y llamar de nuevo a los asturianos a las urnas.
Los tres partidos de la oposición rechazaron su proyecto de presupuesto por considerarlo irreal y con una previsión de ingresos “hinchada”. El PP le reclamó una revisión a la baja para darle su apoyo y negociar un nuevo diseño. El diseño presupuestario también fue criticado por la patronal asturiana FADE (filial de CEOE) por razones similares.
Pero el rechazo del proyecto presupuestario no fue más que la gota que colmó el vaso. Desde el minuto uno de su mandato –Cascos asumió la presidencia el 15 de julio- quedó nítido en la vida política asturiana que el nuevo Gobierno carecía de cintura y de mano izquierda para dialogar y entenderse con la oposición. Cascos acusó sistemáticamente a PP y PSOE de bloquear la acción de Gobierno, pero estos partidos e IU han venido denunciando que, por su carácter, su temperamento y sus animadversiones personales, Cascos no tenía ni el talante ni la disposición para buscar puntos de encuentro con su aliado natural: el PP.
La ruptura en enero de 2011 entre Cascos y el PP, tras casi un año de desencuentros frontales, abrió heridas de muy difícil cauterización. La derecha asturiana, rota por segunda vez desde 1998, y en ambos casos con el protagonismo estelar de Cascos y del exalcalde de Oviedo y delegado del Gobierno en la comunidad, Gabino de Lorenzo (aliados hace 13 años pero frontalmente enfrentados ahora), hace imposible cualquier alianza viable entre Foro y PP, tal y como se ha visto en estos meses.
Además, sus críticas a decisiones del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy (censuró la subida de impuestos, el recorte de inversiones y otras iniciativas) no hizo más que dificultar cualquier acercamiento.
En las pasadas elecciones autonómicas, la suma de ambas fuerzas conservadoras arrebató por vez primera la mayoría absoluta a la izquierda (PSOE e IU) en Asturias, pero eso no se tradujo en capacidad de gobierno. Al igual que en la anterior fractura del PP en el Principado (durante el Gobierno autonómico de Sergio Marqués), la división fraticida de los conservadores abocó a Asturias a una crisis inmanejable.
A todo ello se sumó un estilo de Gobierno bronco, que ha ido suscitando polémicas y controversias, sobre todo en el ámbito de la cultura, actuando, sin contar con el parlamento y tomando decisiones como si se tratase de un Gobierno con mayoría absoluta y no en extrema debilidad parlamentaria.
Cascos no desveló si volverá a encabezar la lista de FAC a la presidencia de Asturias, pero todo apunta a que volverá a ser candidato. En una comparecencia pública ante los periodistas aseguró que sigue “más ilusionado que nunca” y reiteró que su proyecto presupuestario era el idóneo y el que Asturias precisa en estas circunstancias de crisis económica.
La elección del 25 de marzo hará coincidir los nuevos comicios asturianos con los andaluces. Se trata de la primera vez que Asturias aplica el nuevo precepto estatutario que permite anticipar elecciones. Al PP y al PSOE la fecha les obligará a precipitar decisiones. La Federación Socialista Asturiana (FSA-PSOE) tiene convocado su congreso regional para los día 9 y 11 de marzo, y el PP regional pretendía celebrar el suyo entre marzo y abril.
Desde esta perspectiva, Cascos crea una situación incómoda a los dos partidos de la oposición. Pero con esta decisión Cascos también arriesga su propio prestigio. En los comicios autonómicos de mayo fue la segunda fuerza más votada en Asturias (sóolo por detrás del PSOE), aunque obtuvo un escaño más que los socialistas. Fue un resultado soberbio para un partido que se había creado solo cinco meses antes. Pero en las elecciones generales del 20 de noviembre perdió casi la mitad de sus votos y se convirtió en la tercera fuerza política.
El detonante de la decisión fue el rechazo el pasado miércoles por la Junta General del Principado (parlamento) de su proyecto de presupuestos. Las cuentas regionales contaron con el exclusivo apoyo de los 16 diputados de Foro, el rechazo del PSOE (15) y PP (10) y la abstención de IU (4).
Pero lo que desvela la decisión de hoy es la incapacidad de Álvarez-Cascos en este medio año de Gobierno para dialogar y negociar con la oposición. En su comparecencia de este lunes, Cascos ha mantenido la tesis de la existencia de un supuesto “complot parlamentario” para hacer ingobernable la región.
Desde que en enero de 2011 abandonó el PP, una vez que este partido lo descartó como candidato electoral a la presidencia de Asturias en mayo, el exministro de Aznar ha intentado justificar su nueva aventura política proclamando la existencia de un supuesto pacto anti-natura entre PP y PSOE en Asturias para cerrarle el paso. Ahora se aferra a esta tesis para disolver la cámara y llamar de nuevo a los asturianos a las urnas.
Los tres partidos de la oposición rechazaron su proyecto de presupuesto por considerarlo irreal y con una previsión de ingresos “hinchada”. El PP le reclamó una revisión a la baja para darle su apoyo y negociar un nuevo diseño. El diseño presupuestario también fue criticado por la patronal asturiana FADE (filial de CEOE) por razones similares.
Pero el rechazo del proyecto presupuestario no fue más que la gota que colmó el vaso. Desde el minuto uno de su mandato –Cascos asumió la presidencia el 15 de julio- quedó nítido en la vida política asturiana que el nuevo Gobierno carecía de cintura y de mano izquierda para dialogar y entenderse con la oposición. Cascos acusó sistemáticamente a PP y PSOE de bloquear la acción de Gobierno, pero estos partidos e IU han venido denunciando que, por su carácter, su temperamento y sus animadversiones personales, Cascos no tenía ni el talante ni la disposición para buscar puntos de encuentro con su aliado natural: el PP.
La ruptura en enero de 2011 entre Cascos y el PP, tras casi un año de desencuentros frontales, abrió heridas de muy difícil cauterización. La derecha asturiana, rota por segunda vez desde 1998, y en ambos casos con el protagonismo estelar de Cascos y del exalcalde de Oviedo y delegado del Gobierno en la comunidad, Gabino de Lorenzo (aliados hace 13 años pero frontalmente enfrentados ahora), hace imposible cualquier alianza viable entre Foro y PP, tal y como se ha visto en estos meses.
Además, sus críticas a decisiones del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy (censuró la subida de impuestos, el recorte de inversiones y otras iniciativas) no hizo más que dificultar cualquier acercamiento.
En las pasadas elecciones autonómicas, la suma de ambas fuerzas conservadoras arrebató por vez primera la mayoría absoluta a la izquierda (PSOE e IU) en Asturias, pero eso no se tradujo en capacidad de gobierno. Al igual que en la anterior fractura del PP en el Principado (durante el Gobierno autonómico de Sergio Marqués), la división fraticida de los conservadores abocó a Asturias a una crisis inmanejable.
A todo ello se sumó un estilo de Gobierno bronco, que ha ido suscitando polémicas y controversias, sobre todo en el ámbito de la cultura, actuando, sin contar con el parlamento y tomando decisiones como si se tratase de un Gobierno con mayoría absoluta y no en extrema debilidad parlamentaria.
Cascos no desveló si volverá a encabezar la lista de FAC a la presidencia de Asturias, pero todo apunta a que volverá a ser candidato. En una comparecencia pública ante los periodistas aseguró que sigue “más ilusionado que nunca” y reiteró que su proyecto presupuestario era el idóneo y el que Asturias precisa en estas circunstancias de crisis económica.
La elección del 25 de marzo hará coincidir los nuevos comicios asturianos con los andaluces. Se trata de la primera vez que Asturias aplica el nuevo precepto estatutario que permite anticipar elecciones. Al PP y al PSOE la fecha les obligará a precipitar decisiones. La Federación Socialista Asturiana (FSA-PSOE) tiene convocado su congreso regional para los día 9 y 11 de marzo, y el PP regional pretendía celebrar el suyo entre marzo y abril.
Desde esta perspectiva, Cascos crea una situación incómoda a los dos partidos de la oposición. Pero con esta decisión Cascos también arriesga su propio prestigio. En los comicios autonómicos de mayo fue la segunda fuerza más votada en Asturias (sóolo por detrás del PSOE), aunque obtuvo un escaño más que los socialistas. Fue un resultado soberbio para un partido que se había creado solo cinco meses antes. Pero en las elecciones generales del 20 de noviembre perdió casi la mitad de sus votos y se convirtió en la tercera fuerza política.
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