domingo, 22 de enero de 2012

Peligros fiscales....

Asturias, en riesgo de «deslocalización fiscal»

Las diferencias tributarias alientan la marcha a otras regiones de contribuyentes acaudalados l Madrid ofrece un IRPF más bajo y no cobra impuestos de sucesiones ni de patrimonio

Oviedo, M. MARTÍNEZ /

L. GANCEDO
Los españoles no son iguales ante el Fisco. Un asturiano tributa más que un madrileño cuando compra un piso de segunda mano o si dona en vida una cantidad de dinero a sus hijos. Y si su patrimonio supera un cierto nivel, los herederos de ese mismo asturiano pagarán impuestos, al contrario de lo que ocurre en Madrid y en otras ocho regiones. La capacidad de las comunidades de modificar ciertos tributos, concedida y ampliada por los sucesivos modelos de financiación autonómica, ha alumbrado un heterogéneo mapa tributario en el que, además, las diferencias se han agrandado últimamente. De manera singular para quienes tienen rentas y patrimonios elevados. Territorios como Asturias, sostienen los expertos, están ante el riesgo de «deslocalización fiscal», de «fuga» de contribuyentes hacia autonomías con impuestos más benignos.

Los casos de asturianos acaudalados que por razones tributarias cambian de residencia hace años que se producen. Principalmente desde que, mediada la pasada década, las regiones iniciaron la temporada de rebajas en el impuesto de sucesiones, el que grava las herencias. Y en la actualidad, señala Santiago Álvarez, profesor de Hacienda Pública, es más cierta aún la posibilidad de que a un profesional con altos ingresos o a un empresario con un patrimonio potente se le pase por la cabeza cambiar de domicilio fiscal y dejar Asturias. «Las diferencias son ahora más abultadas entre autonomías, sobre todo para las rentas altas, las que más facilidades tienen para trasladarse», avisa Álvarez. Madrid suele ser el destino. Las decisiones de su Gobierno, encabezado por Esperanza Aguirre, aparecen a menudo cuando se bucea en las asimetrías tributarias de las comunidades españolas.

l El IRPF. Aguirre fue en su día pionera en tocar la tarifa autonómica del impuesto sobre la renta. Hasta 2007, las regiones se habían limitado a legislar sobre deducciones que tenían un impacto selectivo (bonificaciones por hijos, para emprendedores...) en los contribuyentes. Madrid fue la primera de las regiones del llamado régimen fiscal común (todas, salvo las forales Navarra y País Vasco) que metió mano en los tipos impositivos, aplicando una rebaja modesta, pero que alcanzó a todos los niveles de renta.

Madrid era ya entonces el lugar más ventajoso para tributar por IRPF para quienes más ganaban y esa condición se ha acentuado después de que en 2010, al calor de la crisis económica, cinco autonomías, Asturias incluida, elevaran los tipos impositivos para las rentas más altas (a partir de 90.000 euros, en el caso asturiano). Cataluña y Asturias pasaron a ser las regiones con el tipo marginal del IRPF más alto, con Madrid en el extremo contrario entre las comunidades de régimen común. Un ejemplo elaborado por la consultora Ernst & Young pone números al impacto de tales diferencias: incluyendo la última subida fiscal decidida por el Gobierno de Rajoy, un Ejecutivo que cobre 300.000 euros brutos al año pagará en Madrid en torno a 6.000 euros menos al año que en Cataluña o Asturias. La rebaja es aún superior -de hasta un 17%- si se compara con el País Vasco y Navarra.

Acreditar que se reside y trabaja al menos la mitad del año en Bilbao o Pamplona -requisito para fijar el domicilio fiscal- no es tarea sencilla, pero puede resultar menos complejo hacerlo con Madrid si, por ejemplo, se trabaja para una compañía que tiene su sede en la capital. «Puede haber altos ejecutivos que prefieran que su residencia fiscal figure allí, y quizás esté pasando, pero las leyes son claras y uno debe tributar donde reside más de la mitad del año», previene Javier Suárez Pandiello, catedrático de Hacienda Pública.

l Las herencias. El poder de atracción de Madrid quedó sobre todo de manifiesto después de que iniciara hacia 2005 la «guerra» del impuesto de sucesiones. Esperanza Aguirre reformó el tributo de modo que el 95% de los contribuyentes quedaba de hecho eximido de pagar cuando heredaba. La comunidad, con su nivel de ingresos protegidos por la potencia económica que da la capitalidad, hizo que los madrileños accedieran a privilegios fiscales que ya disfrutaban los vascos por su condición foral.

Aquello avivó el miedo a la «deslocalización fiscal» en favor de Madrid y llevó a otras autonomías a seguir el rastro madrileño. De hecho, los herederos más directos (hijos, cónyuges y padres) prácticamente ya no tributan en nueve regiones y en el resto se aplican bonificaciones. El anterior Gobierno asturiano estableció una que eximió del pago a los beneficiarios de herencias modestas, pero mantuvo la carga tributaria sobre los patrimonios medios y altos. «Las diferencias con otras regiones son grandes, porque los tipos impositivos en sucesiones son muy importantes», remarca Alma Menéndez, socia responsable del departamento tributario de Garrigues en Oviedo. Según la tarifa asturiana, el tipo máximo que se aplica en sucesiones es del 36,5%.

Eludir el pago de ese impuesto ha movido ya a un número impreciso de asturianos a cambiar su domicilio fiscal por el de Madrid. Según las informaciones recabadas, se han dado casos de personas de edad avanzada y con patrimonios considerables que se mudan a la capital para que sus herederos puedan eludir al Fisco autonómico. Ocurre, aunque no es sencillo, advierten los expertos. Para tributar con arreglo a las normas de una comunidad hay que acreditar entre cuatro y cinco años de residencia y que se reside más de la mitad del año en el lugar. No basta con un mero empadronamiento. «Las inspecciones llegan a comprobar dónde va uno al médico», señala Alma Menéndez.

l El patrimonio. En 2012 vuelve el impuesto de patrimonio para los más acaudalados. Quienes superen los 700.000 euros de base liquidable pagarán un tributo que el anterior Gobierno eliminó en 2008, que el mismo Ejecutivo decidió rescatar para los «ricos» a finales del pasado año. Hay unos 4.000 asturianos que tendrán que declarar. Pagarán unos 20 millones en total. «Hay preocupación y dudas, sobre todo, entre los propietarios de empresas familiares», expone Ana Valverde, directora de la asesoría fiscal de Vaciero. Los accionistas de ese tipo de empresas dispondrán como antes de bonificaciones si cumplen ciertas condiciones, como ser titulares de al menos el 5% del capital.

«Esas preocupaciones no las van a tener en Madrid», añade Valverde. El Ejecutivo de Aguirre -también pionera en suprimir patrimonio en 2007- se ha negado a recuperar el impuesto, echando mano de las atribuciones autonómicas. La han seguido Murcia, Baleares y Comunidad Valenciana.

Es otra diferencia que incentiva la «deslocalización fiscal», sostienen los expertos. Más en un contexto de crisis. Y fuentes del ámbito empresarial añaden que cada vez son menos raros los casos de industriales asturianos que echan las cuentas para mudarse a Madrid.

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