ESPECIALISTA E INVESTIGADOR EN DOLENCIAS DE ESPALDA
Francisco Kovacs: "El copago en Sanidad es una cortina de humo"
El doctor y presidente de la Fundación Kovacs, que
investiga sistemas de prevención y tratamiento de los dolores de
espalda, cree que la Sanidad pública tiene un amplio margen de mejora si
centra su trabajo en la gestión de recursos y en la eficiencia.
"En la sanidad, pública y privada, hay muchos gastos inútiles que no aportan un beneficio real al paciente, lo que implica que hay empresas que están facturando dinero por algo no beneficioso para el enfermo. Tanto por el impacto sanitario que tiene como por el impacto económico, el copago es irrelevante. Esto no va a generar 15.000 millones de euros de recaudación. Todos los experimentos que se han realizado han demostrado que tienen un efecto económico irrelevante e incluso, a medio plazo, puede aumentar el gasto sanitario. Sin embargo, tiene un impacto sanitario que, en el mejor de los casos es nulo, y lo habitual es que sea perjudicial. El copago, al fin y al cabo, es algo económicamente inútil, sanitariamente perjudicial y conceptualmente injusto, cuando hay medidas más rentable: una buena gestión y una mejor eficiencia de los recursos", explica Kovacs.
El gasto sanitario sube cada año de media entre un 2% y un 3%, y el primer causante de este incremento no es una mayor esperanza de vida –ésta sólo significa un 11%– sino que es la adopción de nuevas tecnologías, que significan más de un 50% de este incremento. "En definitiva, hay nuevos juguetes, hay que jugar con ellos. Lo importante es que estas tecnologías, bien aplicadas, reducen costes, sino será todo lo contrario. Antes de recortar en cualquier otro lado, sería más interesante asegurar el uso apropiado de las tecnologías –que sea eficaz, apropiado y no dejar de aplicar lo que es eficaz–. Esto, en España, y por mala suerte no ocurre. En muchas ocasiones se están utilizando técnicas inútiles. En otras se aplican soluciones eficaces en casos en los que no está indicado –causan perjuicio sin ningún beneficio para el paciente– y hay otras técnicas con muy buenos resultados que no se aplican. Todo esto no tiene sentido", añade el especialista.
Al fin y al cabo, "en una situación como la actual merece la pena pararse a pensar. Hay que utilizar la cabeza antes que la tijera".
Según estudios independientes, el coste medio del tratamiento de un paciente con lumbalgia, del año 1997 a 2005, ha aumentado un 65% y los resultados han empeorado. Ya que, en 1997, el 79% de los pacientes volvían rápidamente a la vida normal y en 2005 el porcentaje bajó hasta el 75%.
¿A qué se debe esta disminución? "La razón es simple, se debe al uso inapropiado de las tecnologías sanitarias. En el mundo sanitario confluyen intereses distintos: por una parte está el de la industria –farmacéutica, maquinaria, diagnóstica–, que pretende vender y facturar; por otra parte, están los intereses del médico que es, y debe ser, la mejora del paciente. El problema es que ambos objetivos no siempre coinciden y con frecuencia la industria influye en que la evidencia científica se tergiverse de manera que los médicos, aún pensando que están haciendo el bien con sus pacientes, realmente están haciendo lo contrario".
Margen de mejora
Para Francisco Kovacs, el margen para mejorar la eficiencia en Sanidad es enorme, ya que el sistema de salud es eficiente, así que el punto de partida es bueno. Sin embargo, insiste en que hay muchas cosas que corregir.
¿Qué se debería hacer para mejorar nuestros resultados y no tener unas pérdidas tan importantes? "Desde mi punto de vista, habría que asegurar que se apliquen tecnologías de comprobada eficiencia y seguras. Además, la sanidad debería protocolizar el uso de estas mismas tecnologías para utilizarlas sólo en el caso indicados. También sería necesario llevar a cabo un seguimiento de los casos llevados a la práctica, para saber si la solución adoptada ha sido o no la adecuada. Y, por último, deberían tomarse medidas de gestión enfocados a alinear los intereses de todos, tanto industria como pacientes, sin olvidar a los propios médicos", mantiene Kovacs.
El presidente de la fundación especializada en la investigación de dolores de espalda no está en contra de algún posible recargo dentro de la Sanidad pública, pero éste se debería hacer "en aquellas cosas que no tienen un impacto sanitario sino de comodidad (habitación individual, escayola de fibra de vidrio). Esto podría tener sentido y no afectaría a la calidad sanitaria, pero sin embargo no creo que funcione. Porque el sistema público está habituado a tratar a los pacientes, no a vender cosas, y no creo que aporte demasiado dinero".
Dolencias y posibles soluciones
El 80% de la población a lo largo de su vida padece dolencias de cuello y espalda. Estos problemas son la primera causa de gasto público con motivos asistenciales y laborales.
Son muchos los que piensan que cada profesión tiene su afección particular, pero la verdad es que "cada vez hay menos diferencias entre las dolencias de espalda entre profesiones. En los años treinta el trabajador industrial hacía muchos esfuerzos y el ejecutivo pocos. Hoy en día, las diferencias entre trabajos no es tan abrumadora. De hecho, a estas alturas, está demostrado que los factores psicosociales tienen mayor peso en las bajas laborales que los biológicos. Influye más el estado mental en un puesto de trabajo que el esfuerzo físico que se requiera", comenta el doctor Kovacs.
Entre las dolencias de espalda, las investigaciones demuestran que sólo un 1% tiene un dolor en la espalda y no de la espalda. Del 99% que tiene dolores de espalda, un 4% tiene problemas estructurales, que son ciertos casos de hernia discal y de estenosis espinal. El 95% restante tiene síndromes mecánicos inespecíficos, es decir, en los que las partes blandas de la musculatura no están funcionando bien.
Para prevenir esos posibles dolores de espalda, sean del tipo que sean, el especialista sólo prescribe una cosa: hacer ejercicio físico. "Los principales enemigos de las dolencias de espalda, como en otros campos, son el sedentarismo, la falta de disciplina y la pereza. Es esencial hacer deporte... y cualquiera es mejor que ninguno. Además, el ejercicio hace que, cuando aparezcan crisis, éstas sean más cortas que el que no hace ejercicio. La higiene postural únicamente tiene un efecto mínimo y sólo en lo más básico", concluye Kovacs.
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