Desconfianza, desconfianza y más desconfianza. Se supone que eso es lo que mide la prima de riesgo, la rentabilidad extra que se le pide a la deuda española frente al activo de referencia, el todopoderoso bono alemán, porque si no nadie invertiría en ella.
Puede que la cifra concreta de ese diferencial sean 390, 420 o 460 puntos, pero lo que esconde es un problema de financiación. España tiene dificultades para captar fondos si no ofrece un gran caramelo y lo mismo le sucede al sistema bancario e incluso a las empresas. Es cierto que hay parte de especulación, pero también hay mucho de huida, de retirada de tropas a los cuarteles a la espera de que llegue un tiempo más propicio para la inversión.
Y eso es lo que están haciendo los inversores extranjeros de forma masiva. En el arranque del año pasado la prima de riesgo nacional rondaba los 200 puntos, una cifra escalofriante en ese momento, pero que da envidia mirada desde el día de hoy, cuando se rondan los 400 puntos. ¿Qué ha pasado?
La respuesta es rotunda: los inversores extranjeros han retirado casi 96.000 millones de euros desde marzo de 2011 a enero de este año, según los datos del Banco de España. El máximo fue en diciembre, cuando salieron 36.600 millones en un solo mes.
“Es cierto que las medidas extraordinarias del BCE han evitado males mayores, el Tesoro está financiándose gracias al dinero que han recibido los bancos en las megasubastas de diciembre y febrero. Pero la salida de dinero extranjero, que se produce ya desde hace varios meses, es preocupante”, señala José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Pero el problema va más allá. “El dato es preocupante porque demuestra una desconfianza muy grande de los inversores a la deuda pública y privada española”, apunta Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del IVIE.
Y es que los casi 96.000 millones que han retirado los extranjeros no han salido solo de la deuda pública. De esta cantidad, unos 70.000 millones sí son renta fija soberana, pero también han vendido acciones de compañías cotizadas por cerca de 18.000 millones y han cerrado líneas de liquidez a la banca española por otros 8.000.
¿De dónde salen los números? La inversión procedente del extranjero queda reflejada en tres partidas de la balanza de pagos que elabora mensualmente el Banco de España: la inversión de cartera, la directa y un epígrafe llamado “otras inversiones”.
La inversión de cartera se nutre de deuda pública y de acciones de empresas que cotizan en Bolsa. Los últimos datos disponibles, de cierre de 2011, revelan que los extranjeros tenían 165.541 millones de euros en renta variable y 708.018 millones en letras, bonos y obligaciones.
Las otras inversiones son fundamentalmente préstamos al sistema financiero y se situaban en 713.451 millones a finales del año pasado. Los expertos señalan que es lógico que las entidades nacionales hayan reducido su dependencia del dinero del exterior, pues desde el pasado diciembre cuentan con la liquidez al 1% que el BCE inyectó a través de la primera megasubasta a tres años.
Lo realmente preocupante es la salida de dinero de la deuda pública: los extranjeros se han deshecho en once meses de deuda por un valor equivalente al 6,5% del PIB.
“Para poner en contexto lo que está pasando es bueno recordar que en septiembre y octubre de 1992, durante la crisis del sistema monetario europeo, los inversores internacionales sacaron de España 2.000 millones, el equivalente al 0,5% del PIB de la época”, recuerda Díez.
Cinco Dias
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