jueves, 19 de abril de 2012

Sigue el Catenaccio?



Di Matteo y el espíritu de Nereo Rocco



Por Ángel González
Pierlugi Casiraghi, ex delantero y técnico sub-21 de Italia hasta finales de 2010, se acercó al 'Loco' Bielsa en la final del Torneo de Esperanzas de Toulón (2008) que Italia había ganado a Chile por 1-0 practicando un catenaccio que habría hecho las delicias de Nereo Rocco, el promotor-inventor del 'italianismo vero' por antonomasia en lo futbolístico. El 'profesor' de Rosario, contrario a 'inculcar' métodos sólo destructivos en chavales formándose, le recibió con aspavientos y con estas palabras enfrente de su banquillo. "Eso no es fútbol, eso no es fútbol.  Atrás, atrás y todo pelotazos al 9: eso no es fútbol. Ustedes, todo por arriba. ¡Eso no es jugar!, ¡eso no es jugar!", mientras las jóvenes promesas italianas celebraban entre brincos su éxito.
Guardiola, que sufrió la misma de Di Matteo, saludó a su colega y se marchó a la rueda de prensa para decir algo en lo que no cree: "En este deporte siempre tiene la razón el que gana. Ellos ganaron". Cuentan que al legendario Rocco le sucedió lo siguiente en la víspera de la final de la Recopa de 1968 entre su Milan y el Hamburgo. El defensivista tachaba los nombres de las marcas individuales según las asignaba y se topó con un uno que, por más vueltas que le daba, no cuadraba en su cuenta táctica. "¿Y a este quién lo marca?", preguntó mosqueado a unos obedientes que recitaban en voz alta a su par correspondiente. Y ya, cuando el 'allienatore' estaba desesperado, el portero Cudicini se atrevió a decir: "Por favor, que alguien le diga que scheidsrechter, en holandés, significa árbitro".
Di Matteo plantó una madriguera de trampas alrededor de su portero pero no con marcas individuales, ya consideradas 'paleolítico' del fútbol, en desuso. Recordó su autobús zonal de tres pisos al 'capellismo ilustrado' del amistoso en el que Inglaterra ganó a España en Wembley (1-0).  Fue casi como contemplar cómo se estampan las polillas contra el cristal no tan impenetrable. Porque la defensa por amontonamiento inglesa, esa 'organización defensiva' que se hace buena en las crónicas deportivas sólo por el resultado, permitió cinco o seis ocasiones clarísimas de gol. Pero de una forma u otra se fueron dos al palo, se malograron varias o paró Cech en estiradas soberbias.
Sólo Drogba, más que delantero convertido en un pívot defensa-ataque, quedó liberado para la presión terrestre, que no para jugarse el físico en balones divididos aéreos en cualquier zona. Menuda paliza del gladiador de ébano a sus 34 años. Fútbol rudimentario con un pelotón delante del área que Messi, Cesc ni Alexis... descerrajaron. Con la caverna acorazada -sólo una vez el Barça cogió la espalda a la defensa inglesa: la vaselina al larguero de Alexis- sobrevivió el Chelsea en una agónica resistencia de correr y tapar, correr y tapar sin oler el balón.  Más el pelotazo a seguir del despeje. Traspasar semejante frontón para el Barça fue como hacer encaje de bolillos con manoplas puestas.
Resulta que a veces suena la flauta destructora como única arma y sale una jugada. Estadísticas: Un 72% frente al 28% de posesión, 24 remates frente a 5, 8 tiros a puerta (dos al palo) frente a 1,  21 centros al área contra 6 dan como resultado un 1-0 invertido contra quien hizo todo por jugar a ganar y perdió. Los centrales Cahill y Terry, el lateral Jovanovic, el hombre cuyos saques de banda son córners, se fueron extenuados y felices, casi como un público inglés que también apretó el culo en sus asientos. Nereo Rocco estaría orgullosísimo de ellos. Pero ver a un talento como Juan Mata salir en el minuto 73 tras las crucifixión sin balón, que me perdonen, debió darles algo de pena.
"Inferioridad de número, inferioridad de elementos, inferioridad de método. Imposible". Así de crudo le expuso el generalísimo francés Gamelin a Winston Churchill la imposibilidad de salir vivos de la Batalla de Francia (Segunda Guerra Mundial). Puede que Di Matteo, al que el 0-1 dio ayer la razón, tenga que repetirle algo parecido al dueño Abramovich después del Camp Nou a poco que el Barça tenga más tino. Y el zar ruso tendrá que explicarse por qué después de 750 millones de euros, 62 jugadores fichados en 9 años de inversiones astronómicas, es el sudor y la agonía lo único que oponen a este Barça de época. Defensa, defensa, defensa y a rezar. ¿Qué opina usted?

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