lunes, 10 de febrero de 2014

Manualillos energéticos...


La factura eléctrica, hacia la tarifa plana



Jorge Murcia
El término fijo se ha duplicado en un año, lo que penaliza el ahorro y la eficiencia energética. -La factura de una familia con un consumo medio ha crecido un 9,7% desde julio, mientras que no sube para un hogar que gasta el doble de luzprimir


El imparable crecimiento del déficit de tarifa, la subida del recibo, o la suspensión de la última subasta Cesur por parte de Industria han elevado el volumen de ruido en torno a la factura eléctrica. El cruce de reproches por las responsabilidades de los Ejecutivos de turno en el actual caos eléctrico se mezcla con una marabunta de datos sobre lo que ha subido o bajado la luz en los últimos tiempos. En medio del fuego cruzado se sitúan el cada vez más nutrido grupo de familias a las que les cuesta afrontar la factura eléctrica y las empresas, que ven mermada su competitividad por los altos costes energéticos.
El secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, aseguró el 14 de enero que la factura eléctrica bajó en 2013 el 3,1 % para una familia media con dos hijos. Esta misma semana, el ministro de Industria, Energía y Turismo hablaba, para el primero de los ejemplos, de un descenso del 3,7%. Vaivenes contables al margen, lo cierto es que no hay una verdad absoluta sobre la evolución de la tarifa eléctrica. Porque todo depende, básicamente, del consumo de cada hogar y, sobre todo, de la potencia que tenga contratada.
Es verdad que la tarifa -hablamos siempre del Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), que sustituye a la TUR- puede haber descendido para los hogares con mayor consumo, pero en ningún caso para los más ahorradores. Y eso se debe a que desde julio el Gobierno ha incrementado progresivamente el peso relativo de la parte fija de los peajes de acceso respecto a la variable. Estos peajes sirven para pagar las actividades necesarias para hacer llegar el suministro a los hogares (transporte y distribución), pero también otras partidas como las primas al régimen especial, el pago por interrumpibilidad, las anualidades del déficit de tarifa, etc. Los peajes tienen a su vez dos partes: una fija, que depende de la potencia contratada, y otra variable, ligada al consumo eléctrico de cada cliente. Así que cuando el Gobierno decide modificar -normalmente al alza- los peajes de acceso, ha de repartir la carga de ese incremento entre la parte fija y la variable. Lo que ha hecho en los últimos meses ha sido modificar el peso de ambos términos.
En enero de 2013 la relación era de un 35%-65% a favor de la parte variable. A partir del 1 de agosto -cuando se decretó una subida de los peajes del 3,2% en el recibo- pasó a ser del 50%-50%. Y tras la última subida del 1 de febrero (+0,9) el peso de la parte fija del peaje ya superaba a la variable (60%-40%).
De esta forma, el importe del término fijo de la tarifa -el que se paga siempre, haya o no consumo de electricidad- se ha duplicado desde enero de 2013: de 21,893189 euros por kilovatio (Kw) y año, a 42,043426 euros. El término de energía ha sufrido más oscilaciones. Ahí se incluyen tanto la parte variable de los peajes como el coste de la energía, resultante de las subastas trimestrales Cesur. Puede bajar, como consecuencia de la mayor preponderancia del término fijo, pero si las subastas de luz arrojan subidas, lo normal es que se incremente.
«Beneficia a las familias»
Industria justifica la modificación de los peajes de acceso a favor de un mayor peso de la parte fija «para que se reduzca la factura eléctrica de los grupos de mayor consumo, como las primeras residencias y, especialmente, las familias con hijos». De esta forma no se penaliza «a los consumidores que más consumen, como se venía haciendo los últimos años». «Esta reponderación -añade el ministerio- no supone un incremento de la factura, sino una transferencia entre consumidores eléctricos a favor de aquellos que más consumen». Industria indica que, para las segundas residencias y viviendas vacías, la subida media de la factura eléctrica entre 2004 y 2011 fue del 53%, frente al 62,3% para los consumidores domésticos. Y recuerda que, gracias a estas medidas, durante el año pasado el recibo de un consumidor medio bajó un 0,9%, descenso que fue del 3,1% -otra vez el baile de cifras oficiales- para las familias con dos hijos.
Lo cierto es que el ministerio no especifica las variables que usa para determinar el coste de la electricidad para las familias con dos hijos: ni potencia contratada, ni consumo. «Es el resultado de muchas medias», apuntan fuentes ministeriales. Pero si se toma como referencia el consumo medio residencial en España del año 2011, que el IDAE estima en 3.487 Kw/h, y una potencia contratada de 4,6Kw, la tarifa ha crecido.
Para un hogar de estas características, la factura anual ha pasado de los 618 euros según las tarifas vigentes a 1 de julio, a los 678 a 1 de febrero (un 9,7%). Sin embargo, en el caso de una familia con la misma potencia contratada, pero con el doble de consumo (7.000 Kw/h), la factura pasa de los 1.113 euros anuales, a los 1.114. Si se toma como referencia los diez últimos años, el incremento -para el primero de los hogares- es del 77% (de 381 euros a 678).
De esta forma, la factura eléctrica camina poco a poco hacia una suerte de tarifa plana: cada vez cuesta más el derecho de acceso a una red que su propio uso. Las modificaciones efectuadas por el Ministerio de Industria en la tarifa han despertado el rechazo de las asociaciones de consumidores y de los sindicatos, ya que en su opinión penaliza el ahorro y la eficiencia energética. «Da igual que el ciudadano se apriete el cinturón porque no se le va a premiar», sostiene Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU. La Asociación General de Consumidores (Asgeco Confederación) considera que se trata de un «tarifazo encubierto». «Los consumidores van a pagar más su luz antes siquiera de encenderla», critica. Por su parte, CC.OO. cree que los cambios en la tarifa «van a incrementar los beneficios de las grandes empresas eléctricas a costa de las deterioradas economías familiares».
La mejor opción, calcular bien la potencia necesaria
El progresivo aumento del peso del término de potencia en la tarifa eléctrica, que beneficia a las familias con mayores consumos, reduce las posibilidades de conseguir rebajar la factura de la luz a otros colectivos. Por ejemplo, a hogares con escasos recursos económicos, a los que les será más difícil ahorrar en luz, o a los habitados por una sola persona (pensionista, en muchos casos).
En la actual situación, la mejor forma de ahorrar en la factura eléctrica es calcular muy bien la potencia contratada: el máximo de electricidad que podemos consumir de forma simultánea sin que el Interruptor de Control de Potencia (ICP) corte la corriente, lo que comúnmente se conoce como «saltar los plomos». «Si nunca te ha pasado, o sólo muy de vez en cuando, es señal de que tienes más potencia de la que necesitas», sostiene Javier Arranz, responsable técnico en materia energética de la OCU. «En caso de duda, siempre es preferible pasarse a una potencia inferior», añade Arranz.
El coste del cambio no llega a los 10 euros, y el plazo para realizarlo oscila entre una semana y 80 días, según la compañía.

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