martes, 22 de agosto de 2023
A los Vivítopes.......
Del café antes de clase a las cañas para arrancar la noche: así marcó Casa Cundo la vida de los ovetenses
Esther Rodríguez
ESTHER RODRÍGUEZ
REDACCIÓN
LA VOZ DE OVIEDO
Aspecto de la entrada de Bar Cundo, en Oviedo. Apenas ha cambiado nada desde que abrió sus puertas en 1970Aspecto de la entrada de Bar Cundo, en Oviedo. Apenas ha cambiado nada desde que abrió sus puertas en 1970
Lleva más de medio siglo siendo testigo de grandes historias. Algunas de ellas han sido protagonizadas por los lectores de La Voz de Asturias, quienes recuerdan los mejores momentos vividos en este clásico bar de Oviedo
22 ago 2023 . Actualizado a las 09:34 h.
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Son varios los bares de Oviedo que han conseguido convertirse en auténticos símbolos de la capital asturiana. Un claro ejemplo lo encontramos en Casa Cundo. Hace ya 53 años que abrió sus puertas en el bajo número 20 de la calle de San Vicente y desde entonces ha sabido ganarse el corazón de sus clientes gracias a su inigualable ambiente. Al hacer que se sientan como si estuvieran en su propia casa, ha sido y sigue siendo el punto de encuentro de muchos asturianos, quienes guardan «muy buenos y felices momentos». Algunos de los lectores de La Voz de Asturias, tras responder a nuestro formulario, recuerdan las mejores anécdotas en este clásico establecimiento.
Aspecto del bar Casa Cundo, de Oviedo, que no ha cambiado nada desde que abrió sus puertas en los años 70Aspecto del bar Casa Cundo, de Oviedo, que no ha cambiado nada desde que abrió sus puertas en los años 70
Casa Cundo marcó la vida de varias generaciones. En el momento en el que Secundino inauguró el local, allá en el año 1970, pasó a ser parada obligatoria de muchos asturianos, sobre de todo de estudiantes, ya que se encuentra a tan solo unos metros de la facultad de Psicología y de otros centros de estudios. «Cundo, Herminia, Joaquín, que entonces empezaba, Ana y María José están íntimamente ligados a nuestra primera formación universitaria. Ya lo decía entonces Enrique Bueres: "Nos vemos en el Cundo"», resalta José María Caso.
Al fin y al cabo, cualquier persona que fuese a la Universidad de Oviedo frecuentaba el bar día sí y día también. Olga Orellano era asidua a hacerlo, al igual que Paula García. «Durante la carrera acudía de lunes a viernes sin faltar. Viví muy buenos momentos con los compañeros y compañeras de magisterio. De esto hace ya 30 años, pero todavía tengo el recuerdo de los pinchos de tortilla de champiñones. Qué ricos estaban», rememora desde Gijón. «Siempre íbamos a los descansos de las clases», asegura Pepi, quien recuerda «perfectamente» la fiesta que se montó en el bar cuando «salió en directo en la televisión Arias Navarro, lloroso, y dijo: “Españoles, Franco ha muerto”».
El oventese Joaquín Morán está al frente de Casa Cundo, el clásico bar de la capital asturiana que fundó su suegro en 1970
Casa Cundo, el clásico bar de Oviedo que hasta conserva el mismo mobiliario que cuando abrió
ESTHER RODRÍGUEZ
Entre asignatura y asignatura, los universitarios se escapaban para tomar un café o una cerveza en Casa Cundo, que acompañaban con algún que otro bocado. También, según rememora el sierense Marcelino, aprovechaban para «echar una partida a las cartas». «Hablábamos largo y tendido, nos reíamos y discutíamos sobre un montón de temas», recuerda Bárbara, quien durante su época universitaria iba todos los días. Algunos, como la gijonesa Ana, preferían saltarse las lecciones para pasar «un buen rato» en Casa Cundo. «Íbamos a jugar al mentiroso en lugar de ir a clase de latín», confiesa.
Pero no solo los universitarios paraban en Casa Cundo, sino que también lo hacían sus profesores. No había día que Álvaro Galmés de Fuentes y Emilio Alarcos Llorach faltasen a su cita. Los docentes acudían a diario al bar para ser «fieles a sus copas de coñac». En el caso de Alarcos, «hacía parada técnica en la barra, junto a la registradora, antes de entrar a la clase de Historia del español», tal y como recuerda José María Caso, quien «casi todos los días, durante algo más de cinco años», paraba en el establecimiento para tomar un café y participar en las tertulias, «a veces acaloradamente».
El oventese Joaquín Morán está al frente de Casa Cundo, el clásico bar de la capital asturiana que fundó su suegro en 1970El oventese Joaquín Morán está al frente de Casa Cundo, el clásico bar de la capital asturiana que fundó su suegro en 1970
De la misma manera, Casa Cundo era parada obligatoria para muchos asturianos durante los fines de semana, quienes acudían para calentar motores antes de las noches de desenfreno. «Era nuestro punto de encuentro para iniciar la noche. Nos reuníamos en su terraza y bebíamos su famoso calimocho», cuenta Miguel, quien también acudía al bar después de los partidos de fútbol para «celebrar el tercer tiempo» o para comentar los conciertos de San Mateo.
«Hubo una temporada que íbamos a jugar al duro. Cuando dejamos de emborracharnos así dejemos de ir», recuerda el ovetense Edu. De la misma manera, durante «unos cuantos años» fue el bar de cabecera de Nacho, quien comenzó a acudir con cierta frecuencia a Casa Cundo después de que a un amigo «se le cayese al suelo un cacharro recién pedido y Ana le puso otro, sin dudar un momento».
En el caso de Toni, este lleva parando en Casa Cundo desde hace 20 años. La primera vez que puso en pie en el bar fue con un compañero de la Universidad y en el momento en el que lo hizo sintió un flechazo. «Fue un amor a primera vista», reconoce el ovetense, que desde entonces no ha dejado de frecuentar el establecimiento y seguirá haciéndolo mientras siga abierto. Es por ello que guarda muchas anécdotas, pero, sin duda, una de sus «preferidas» ocurrió en una tarde de invierno. «La Policía hizo redada y el perro los marcaba a ellos. Fue un descojone. Al final, consiguieron multar a un par de chavales, así que todos contentos», rememora.
La terraza de Casa Cundo, es una de las partes favoritas de los clientes de este bar ovetenseLa terraza de Casa Cundo, es una de las partes favoritas de los clientes de este bar ovetense
También Belén forma parte de la amplia y fiel cartera de clientes de este clásico bar de Oviedo. «Tengo el recuerdo de ir de pequeña con mis abuelos, hace ya unos 40 años. Era el centro de reunión familiar. Ahora voy alguna que otra vez para enseñárselo a la gente, ya que es un lugar que pasa desapercibido, especialmente su terraza».
Y es que si hay algo que caracteriza a Casa Cundo, aparte de mantener el mobiliario de siempre, es la azotea. Un espacio que «habla por sí solo» y que los lectores de La Voz de Asturias animan a visitar, dado que en ella es donde se han fraguado las grandes historias, algunas de ellas ni siquiera son dignas de contar. Es por ello que esperan que siga siendo la protagonista de muchos más momentos.
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