lunes, 9 de octubre de 2023

A los Vivítopes...* Que bién se está en Ca de Ana & Fly *

De «las mejores comidas y cenas con amigos» a los primeros besos: los mejores recuerdos en El Ovetense Cristina Centeno Cristina Centeno REDACCIÓN LA VOZ DE OVIEDO El pollo al ajillo es su seña de identidad. El pollo al ajillo es su seña de identidad. Los lectores de La Voz de Asturias rememoran su paso por la clásica sidrería del pollo al ajillo de Oviedo y la mayoría coinciden: «Te hacen sentir como en casa» 09 oct 2023 . Actualizado a las 09:38 h. Comentar · 0 El Ovetense se ha convertido en uno de los grandes referentes de la hostelería en Oviedo. Una sidrería con 64 años de historia que ha sido y sigue siendo el punto de encuentro para muchas generaciones. Desde 1959, familias enteras han pasado por la casa de Serafín García, que ahora regentan sus hijas Natalia y Ana. Sus clientes más habituales guardan innumerables recuerdos en este local de la calle de San Juan y quienes acuden de manera esporádica tienen en su memoria cuándo y con quién probaron el pollo al ajillo, el jamón asado o tomaron un «culete» de sidra. Para reunir todos estos recuerdos, La Voz de Asturias pidió a sus lectores que relatasen a través de un formulario cómo fue la primera visita y los mejores momentos vividos en el establecimiento. La mayoría de las respuestas aseguran conocer El Ovetense desde hace «muchos años» y llama la atención que no solo contestan vecinos de la ciudad, también visitantes llegados desde otros puntos de Asturias como Gijón, Navia o Grado y de toda la geografía nacional: Cantabria, Madrid, Málaga o Barcelona, entre otros. Gracias a sus padres, a sus abuelos, a una visita con amigos o a familiares ovetenses a los que algunos venían a visitar, descubrieron muchos el local. Pablo, por ejemplo, lo conoció «de pequeñito». Al igual que Mila, que tiene un «vago» recuerdo de su primera vez en El Ovetense por su corta edad. José empezó a ir con su abuelo y a Ulises le llevaba su padre. Unas historias que ratifican el carácter familiar del negocio que ahora encabezan las hermanas Natalia y Ana García. Natalia y Ana García Villanueva están al frente de El Ovetense, el negocio que abrió su padre en 1959. Natalia y Ana García Villanueva están al frente de El Ovetense, el negocio que abrió su padre en 1959. Para muchos recién llegados a Oviedo se convirtió pronto en un lugar de ocio al que acudir de forma regular, bien con los jefes o compañeros de trabajo o bien con amigos que ya eran clientes. «Fui por primera vez en el año 1971, me invitó mi jefe a comer el pollo al ajillo y estaba buenísimo», rememora Emilio. Luego repitió «muchas más veces» y en la mesa no faltaba nunca este icónico plato, ya fuera con compañeros después de una jornada de trabajo o con su mujer: «Siempre fenomenal», reseña antes de asegurar que tiene ganas de volver. Tirando de memoria, los lectores de La Voz de Asturias tienen un sinfín de historias que contar de este clásico de la hostelería de Oviedo. «El sitio me lo descubrió mi padre cuando las sidrerías se buscaban por el palo de sidra porque ahora todas están buenas, pero entonces marcaban la diferencia. Más tarde Susana, ahora mi esposa, y yo lo adoptamos como lugar de referencia y así vivimos nuestros comienzos delante de medio pollo, una buena sidra y un poco de cabrales. Nunca hubo un mal gesto. Igual que tienes una canción o un perfume que te hacen instalarte en tu pasado, mi mujer y yo tenemos El Ovetense como templo sagrado», detalla Ulises. También en el amor se centra la memoria de Marta al hablar de este local. «El primer beso con el que hoy es mi marido y padre de mi hija fue en El Ovetense en un San Mateo», confiesa. Por eso para ella es «un lugar con encanto». Aspecto de la entrada de Bar Cundo, en Oviedo. Apenas ha cambiado nada desde que abrió sus puertas en 1970 Del café antes de clase a las cañas para arrancar la noche: así marcó Casa Cundo la vida de los ovetenses Esther Rodríguez Tanto Natalia como Ana han querido mantener el espíritu de local familiar que puso en marcha su padre y que tan buen sabor de boca ha dejado entre la clientela. «Recuerdo los domingos de mi infancia con mucha ilusión, solo pensaba en el pollo al ajillo tan sabroso que nos servían a mis padres y a mi. También recuerdo a Serafín y a sus dos hijas. De su hermano no me acuerdo tanto en mi niñez, pero sí cuando me hice mayor. Lamento su ausencia, toda la familia es estupenda. Recuerdo cuando estaba estudiando y todos los viernes íbamos mi marido y yo, con el mismo deseo de cuando era niña. Y también la primera vez que llevé a mi hija, y como era de suponer quedó encandilada con los sabores y el trato profesional, eficiente y amable», relata Mila, que sigue yendo siempre que puede porque considera que «mantiene la esencia de los buenos sitios». Pablo, por su parte, guarda en su memoria a Serafín desde que era un niño: «Salía de la barra a saludarnos a todos ya que nos conocía de muchos años atrás y acto seguido volvía con un plato de patatas con su salsa de tomate, con ese toque picantín tan rico, en exclusiva para mí. Era un clásico cada vez que íbamos. Siempre sentí mucho cariño por parte de Serafín, del que guardo un gran recuerdo». El Ovetense cuenta con una clientela fiel que regresa casi a diario al sentirse «como en casa» El Ovetense cuenta con una clientela fiel que regresa casi a diario al sentirse «como en casa» Entre la memoria de los lectores de La Voz también están «las noches de chicas que hacíamos allí», las «mejores» reuniones con amigos de siempre acompañadas de «pollo al ajillo y jamón asado», los pinchos, las cenas en la barra «después de mucha sidra» o partidos de fútbol importantes. «Mi mejor recuerdo fue ver la final de Champions de Lisboa entre Real Madrid y Atlético de Madrid con el gol de Ramos que forzó la prórroga acompañado por buena sidra bien escanciada, pollo al ajillo y jamón asado», cuenta Marcelino. El vermú con gamba es un clásico que no pasa de moda en Oviedo. La Paloma, el templo del vermú y la gamba que ha sentado tradición en Oviedo Cristina Centeno La mayoría de participantes continúan acudiendo de manera regular al Ovetense para disfrutar de esos ratos de ocio y quienes viven fuera visitan el local en sus viajes a Asturias. Otros, sin embargo, dicen que la dificultad para volver es que «suele estar muy lleno y es difícil encontrar sitio», lo que les ha llevado a ir menos. «Conservan el sabor, la tradición y el buen trato», dice José Luis desde Torrelavega, por lo que regresar siempre se presenta como una buena opción. «No hay mejor sitio», remata.

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