Todo el mundo económico del revés. Las vistas y revistas al Estado son continuas, se esperan soluciones, buscando
aceleradamente un modelo, muy difícil esta la cosa.
Hacia un nuevo orden internacional
La crisis quiebra los parámetros del sistema económico mundial
Los países buscan ahora un nuevo concepto de ayudas de Estado, vigilancia de la competencia y supervisión financiera.
La economía mundial cambió el 15 de septiembre de 2008. La implosión descontrolada de Lehman Brothers abrió ese día un socavón tremendo en el mercado financiero mundial y conmovió los cimientos del sistema capitalista. 'El mundo comprendió que era posible la quiebra de un banco', describió aquel lunes siniestro Nicolas Sarkozy, presidente francés y presidente de turno de la UE. 'Y eso desencadenó una crisis sistémica, increíble, extraordinaria'.
CincoDías ha revuelto en los cascotes de esa hecatombe para inventariar daños, encontrar piezas recuperables y descubrir los lugares más idóneos para reconstruir el sistema. El panorama resulta desolador, pero algunos analistas prefieren verlo como la oportunidad para un gran cambio.
El primer chequeo revela grietas profundas en los sistemas de vigilancia de la competencia, un resquebrajamiento de los compromisos de estabilidad presupuestaria y una aparente relajación en las promesas sobre el medio ambiente.
Pero el impacto más directo, como no podía ser de otro modo, lo ha recibido el sistema financiero. Si a nivel mundial el desplome de Lehman Brothers marcó la desaparición del modelo de banca de inversión, en la UE las reverberaciones de aquella caída se llevaron por delante casi una década de esfuerzos de integración de los mercados financieros. El desmembramiento de Fortis por Holanda y Bélgica supuso la primera escisión de un banco paneuropeo. Daniel Gros, del instituto de estudios Centre for European Policy Studies, cree que ahora 'el mercado bancario europeo se dividirá por fronteras nacionales'. Y aunque 'se ha evitado un colapso total (....), la integración de los mercados financieros europeos se retrasará varias décadas'.
El desplome bancario ha repercutido en el control europeo sobre ayudas de Estado. Bruselas no ha tenido más remedio que dar la bienvenida a la operación de rescate del sector pactada por los 27 por una cuantía cercana los dos billones de euros.
'No creo que sea un golpe de gracia al derecho de la competencia, pero sienta un precedente gravísimo', valora un abogado con años de experiencia en Bruselas. Y advierte que el principal riesgo de una generalización del intervencionismo estatal es que 'al final, quien pierde, es el consumidor'.
Sobre el papel, la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, comprobará que las medidas de apoyo a la banca son temporales y se limitan a socorrer a las entidades viables.
Pero parece impensable que algún gobierno de la UE vaya a dejar caer un banco en dificultades. Y como advierte el instituto de estudios Centre for European Reform 'el rescate del sector bancario hará más difícil negarse a apoyar a otras industrias'. La automovilística ya está en la cola y reclama créditos blandos por valor de 40.000 millones euros, una petición que ha ganado peso después de que EE UU aprobase una ayuda de ese tipo por 25.000 millones de dólares.
La otra reclamación de la industria pesada es que Europa conceda una tregua en la lucha contra el cambio climático. Para Bruselas, la demanda aprovecha la crisis financiera como excusa para intentar suavizar los objetivos pactados de reducción de emisiones de CO2. Pero países como Alemania, Italia o Polonia ya han iniciado una ofensiva que difícilmente podrá resistir la Comisión Europea.
Barroso, en comparsa
El debate medioambiental no es la única ramificación de esta crisis que desborda a la institución comunitaria presidida por José Manuel Barroso. 'La Comisión está desaparecida', indican fuentes del Consejo, el órgano que agrupa a los 27 países de la UE. Barroso se ha limitado a servir de comparsa a Nicolas Sarkozy, sin preocuparse del carácter comunitario o no de las iniciativas del hiperactivo presidente galo.
El debilitamiento de la CE resulta significativo en un momento en que se prevé una generalización de la indisciplina fiscal entre los 27 socios comunitarios. Por primera vez se tendrá que aplicar el renovado Pacto de Estabilidad y Crecimiento en un escenario cercano o inmerso en la recesión. Al menos un tercio de los países de la zona euro tendrá serias dificultades para respetar en 2009 el límite del 3% de déficit. Al igual que la Comisión, otros organismos internacionales tienen en mínimos su credibilidad. El FMI o el Banco Mundial parecen candidatos a una profunda transformación tan pronto como los dirigentes de las principales potencias se pongan a reescribir el orden financiero mundial. Porque si la crisis ha dejado algo claro es que el orden surgido de la Segunda Guerra Mundial ha caducado. La ruptura es susceptible de abrir nuevos caminos, pero también de forzar la vuelta a otros abandonados. Conceptos considerados tabú hasta hace poco, como nacionalización o endeudamiento público, tienen de repente el aura de las divinas palabras. Más preocupante resulta la creciente búsqueda de chivos expiatorios en forma de especuladores, predadores extranjeros o misteriosos conciliábulos. Esas cazas de brujas, si no se paran a tiempo, suelen terminar en trágicas noches de cristales rotos. 'La crisis ha envalentonado a los políticos y comentaristas europeos a los que siempre ha disgustado lo que ellos llaman capitalismo anglosajón o neoliberalismo', resume el Centre for European Reform.
El schock del 15-S, sin embargo, también ha servido como catalizador para reformas eternamente pospuestas o proyectos inalcanzables hasta hace poco. En el punto de mira están desde los paraísos fiscales hasta las agencias de calificación. Y en un tiempo récord, Bruselas ha reformado las normas de contabilidad, ha propuesto la reforma del sistema de garantía de depósitos y ha creado un grupo de alto nivel para reformar la supervisión de los grupos bancarios transfronterizos. Todo tarde. Pero ha llegado gracias a la crisis.
Prestamistas de primera instancia
Las tareas del banco central se han expandido. Hace ya meses que los responsables de la política monetaria no sólo están atentos a los indicadores de la inflación para decidir tipos o la marcha de la economía, algo que cae dentro de las tareas de la Reserva Federal, por ejemplo.
Para responder a la congelación del mercado del crédito los bancos han estado inyectando liquidez al sistema financiero insistentemente y en particular la Fed de Ben Bernanke. Este profesor, especialista en la Gran Depresión, se ha convertido en el líder de una transformación al frente de esta autoridad. No sólo ha ampliado la posibilidad de que todos los bancos puedan optar a los préstamos que excepcionalmente hacía la Fed a la banca comercial sino que además, se va a convertir en prestamista de primera instancia para empresas americanas que dependen del commercial paper, deuda a corto, para sus operaciones diarias. La Fed comprará este papel y lo asegura ya.
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