Una chica demasiado seria no?
Elena Salgado: "Nos queda un margen de endeudamiento de 150.000 millones"
La ministra de Economía y Hacienda está convencida de que lo peor de la crisis ha pasado y que los datos irán a mejor | "Creo poder afirmar que no llegaremos a los 5 millones de parados en el 2009" | "La temporalidad frena la adaptación de los trabajadores al cambio tecnológico"
MANEL PÉREZ / RAMON AYMERICH / MAR DÍAZ-VARELA | Madrid | 24/05/2009 | Actualizada a las 03:31h | Economía
Está convencida de que lo peor de la crisis ha pasado, de que se tocó fondo en el primer trimestre y que los datos irán a mejor. Reconoce que a su antecesor en el cargo, Pedro Solbes, le tocó lo peor, "que es la incertidumbre, el no saber qué estaba ocurriendo". Menuda y de apariencia frágil, Elena Salgado esconde una personalidad de hierro que se oculta tras la máscara de la timidez y que sólo se quiebra de vez en cuando cuando sonríe de forma amable y fría. Es cuando no quiere, o no puede, responder. Más técnica que política, dotada de un discurso coherente y minucioso, acorde con los muchos años pasados en la administración, Salgado es la primera mujer que ocupa el Ministerio de Economía en la historia española. Y esta es la primera entrevista que concede.
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Crisis económica
Los datos económicos que van llegando ahora mismo son terribles. ¿De dónde ha sacado usted el ánimo para hablar de "brotes verdes"?
Los datos de los que usted me habla son datos atrasados, del primer trimestre. Pero se aprecia una pequeña inflexión entre finales de abril y primeros de mayo. Son pequeños indicios, positivos. La morosidad de las cajas desciende por primera vez; el incremento del paro registrado se desacelera; mejora la confianza del consumidor, las bolsas van al alza... Todo eso indica que lo peor de la crisis fue el primer trimestre, lo cual no significa que la recuperación sea aún una realidad. Para empezar a crecer, lo primero es no continuar cayendo, y esto es lo que creemos que está empezando a suceder. La obligación de un gobernante no es tanto fijarse en lo que ha ocurrido como intuir los cambios para consolidarlos.
Todos los organismos internacionales coinciden en que la recuperación española será especialmente lenta.
Depende de lo que se entienda por recuperación. Si por ello se entiende crecer por encima de cero, es una cosa. Si recuperación es crear empleo neto, es otra cosa muy distinta, porque España crea empleo neto cuando crece por encima del 2%. En todo caso, si alguien cree que recuperación es volver a crecer como antes de la crisis, eso está lejos.
El consenso de los expertos apunta a una caída del PIB del 3,5% este 2009 y a más de 5 millones de parados. ¿Reflejará estas previsiones en la revisión del cuadro macroeconómico?
No comparto esa ecuación. Entre otras cosas porque en nuestro país el número de parados depende mucho del crecimiento de la población activa. Ahora la población activa sigue creciendo, pero en tasas mucho menores. Lo que sí creo estar en condiciones de afirmar es que en el 2009 no se va a llegar a los 5 millones de parados.
Volviendo a la recuperación. ¿Qué sector actuará como motor de ese proceso?
Estamos sólo en el inicio. Las empresas han reducido enormemente los 'stocks' acumulados, pero llegará un momento en que tendrán que empezar a producir. El sector del automóvil, que tenía una situación muy mala a finales del 2008, se está recuperando como consecuencia de las medidas de estímulo. En la medida en que se absorba el 'stock' de viviendas vacías se iniciarán otras nuevas, porque la población española es demandante de viviendas, no sé si 250.000 o 300.000 anuales. Es evidente que en una primera etapa la recuperación vendrá de la mano de los sectores tradicionales. A partir de ahí tendremos que comenzar ese cambio de modelo que nosotros deseamos.
¿Es factible un diagnóstico de la situación cuando el Gobierno se ha equivocado en sus previsiones, como ha reconocido el presidente Zapatero?
Es cierto que nos hemos equivocado, pero como lo ha hecho el resto de los países y de organismos internacionales. El FMI revisó sus previsiones seis veces en el 2008. Nadie ha acertado.
¿Por qué cayendo menos la economía en España que en Alemania la destrucción de empleo es aquí mucho mayor?
Porque cuando la economía crece, lo hace más el empleo. Tenemos una elasticidad empleo-renta mucho mayor que la de otros países. En los últimos años hemos creado 1,8 millones de puestos de trabajo y en un año se han destruido 1,3 millones. Se trata de una debilidad crónica de nuestro sistema productivo, que es consecuencia de una tasa de temporalidad muy alta.
¿Es objetivo de este Gobierno eliminar la temporalidad?
Eliminarla no, reducirla. Estas tasas de temporalidad tan alta no benefician un modelo económico estable porque dificultan los procesos de formación. En un momento en que los trabajadores tienen que adaptarse a los nuevos modelos de producción que exige el cambio tecnológico, la temporalidad es una barrera.
¿Qué medidas piensan tomar en esa dirección?
Las que consensuemos con los agentes sociales.
Visto lo ocurrido en las últimas semanas, no habrá entonces reforma laboral.
Sí la habrá. Cuando hablamos de reforma laboral, inconscientemente nos vamos a las propuestas de la patronal, abaratar el despido, crear un nuevo contrato... Yo creo que es posible combatir la temporalidad de otras maneras y sin facilitar el despido.
¿Qué le parece el manifiesto de los 100 economistas que ha sido firmado también por un secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa?
Es una propuesta muy asociada a la creación de un contrato único con unas condiciones tasadas para el despido. El problema es que en lugar de hablar del empleo siempre acabamos hablando del despido. Y es justamente la variable que no hay que poner encima de la mesa.
¿El Gobierno va a hacer alguna reforma estructural además de la del mercado de trabajo?
La reforma del mercado de trabajo no es la más importante. Ahora lo fundamental es evitar caer en tentaciones proteccionistas que impidan avanzar hacia una economía más abierta. Nuestro reto es avanzar en el proceso de internacionalización. Pero la reforma estructural más importante será la transposición ambiciosa de la directiva de servicios. Esto implica a los tres niveles de la administración (central, autonómica y local); vamos a modificar 40 leyes y 500 decretos.
¿Entonces hay que olvidarse de un contrato laboral nuevo? ¿O de la ultraactividad de los convenios colectivos?
Lo que digan los sindicatos y los empresarios.
¿Y si no dicen nada?
Lo dirán. Tanto CC.OO. como UGT han manifestado estos días su voluntad de hacer aportaciones al nuevo modelo económico que pasa por la formación continua y la capacitación de los trabajadores, lo que es incompatible con el elevado grado de temporalidad que existe.
¿Y si no hay acuerdo, el Gobierno actuará?
Es que lo habrá.
¿Es partidaria de la congelación salarial?
En un año hemos pasado de un crecimiento del IPC del 5,3% a tasas negativas, que irán evolucionando ligeramente al alza a final de año. Todo aumento salarial tiene que tener en cuenta esa realidad tan cambiante.
¿Entonces, por qué a los funcionarios se les ha subido su salario el 3,5%?
La subida era del 2%, a lo que había que añadir el 1% de un compromiso asumido hacía tres años, y el Gobierno daba mucho valor al cumplimiento de ese pacto, para igualar las pagas extras a las normales y un 0,5% de la masa salarial que se destina a constituir un fondo de pensiones.
¿Entonces en el año 2010 se les va a congelar el salario?
Hablaremos con los sindicatos y tomaremos como base la inflación prevista, que no será cero.
La crisis ecológica ha reavivado el interés de los gobiernos por la energía nuclear ¿Volverán ustedes a apostar por ella?
Nuestra apuesta son las energías renovables y la energía nuclear no lo es.
¿Qué margen de endeudamiento tiene el Gobierno?
La Comisión Europea estima que la deuda española llegará a finales del 2010 al 62% del PIB. Dado que nuestra deuda está en el entorno del 45% y que cada punto del PIB se estima en unos 10.000 millones, nuestro margen teórico sería superior a los 150.000 millones. Es decir, nosotros prevemos que todas las actuaciones que vamos a desarrollar para sacar a España de la crisis situarán la deuda en el entorno del 60% del PIB a finales del año que viene. Es lo que recomienda el pacto de estabilidad, pero en cualquier caso seguiremos 23 puntos por debajo de la media europea. Esta diferencia ya la está valorando el mercado. Nuestro diferencial con el bono alemán, que hasta hace poco era de 130 puntos, se ha reducido a 60 puntos básicos. Esta semana el Banco de España colocó 4.000 millones por debajo del 1%. Tenemos un claro margen para endeudarnos.
Entonces, ¿cabe esperar más medidas de estímulo?
No habrá más planes para detener la crisis. Lo que hagamos a partir de ahora será pensando en el futuro, en ese cambio de modelo de que hablamos.
¿Tirará de chequera? Lo digo porque se ha dicho en algunos medios que usted está aquí para vencer las resistencias al gasto que tenía su antecesor, Pedro Solbes...
Pues están equivocados. Precisamente la primera medida que he tomado ha sido recortar el gasto en 1.000 millones en una semana. Voy a ser firme en la contención del gasto, y eso lo sabe todo el mundo.
¿Cuándo llegará el crédito a empresas y familias?
Es cierto que aún no hemos conseguido que el crédito llegue a familias y pequeñas empresas para consolidar los indicios de recuperación. Hemos dado sólo algunos pasos, como el aval de los créditos hipotecarios para comprar viviendas protegidas.
¿No estará fallando el Instituto de Crédito Oficial (ICO)?
No. En primer lugar hay que decir que no es un banco con oficinas. Su función es llegar a una serie de acuerdos con bancos y cajas con los que comparte el riesgo de los créditos que se dan. Son esas entidades las que evalúan los riesgos y deciden a quién dan los créditos. No obstante, el ICO puede mejorar su funcionamiento, entre otras cosas porque tiene 50 líneas de crédito con sus propios parámetros y especificidades. Eso es muy difícil de gestionar para el ICO y para las entidades financieras. Habrá que organizarlo. Pero que nadie piense que volveremos a un crecimiento del crédito por encima del 10% como existía antes de la crisis, eso no es posible ni conveniente.
¿Se han planteado ampliar sus funciones para convertirlo en un banco público?
Hace años decidimos que España no tuviera banca pública y no tendría sentido dar marcha atrás. Tenemos un sistema financiero que tiene sobrecapacidad y no lo vamos a engordar nosotros más.
¿Es partidaria de los campeones nacionales?
Para mí la prioridad es el tejido industrial competitivo. Es cierto que el sector servicios es importante, pero el industrial lo es más. Es la base del desarrollo tecnológico y de un modelo económico sostenible. Por tanto, generar un tejido industrial es más importante que garantizar la propiedad de las acciones de las empresas. En eso soy muy industrial.
La reestructuración en el sector financiero aún no ha comenzado, ¿cuál es su calendario?
El primer objetivo era que los gestores de bancos y cajas tomaran conciencia de la necesidad de reforzar nuestro sistema financiero y esto ya se ha conseguido. En segundo lugar era determinar la solución más deseable y ésta es que haya una serie de instituciones, que pueden ser cuatro, cinco o más, que de una manera autónoma decidan iniciar procesos de reestructuración en sentido amplio. Este es un proceso que durará algunos meses. Lo que sí querríamos es que en un plazo relativamente corto esté previsto un marco general.
¿Cuál es la hoja de ruta?
Primero soluciones autónomas, después soluciones con la ayuda del Fondo de Garantía de Depósitos y finalmente, si hay problemas, soluciones que implicarán ayudas que saldrán de un fondo con dotaciones públicas. No es urgente, porque en este momento no hay casos que entendamos que necesitan esta tercera opción. Sin embargo, creemos que el marco general debería estar definido en un mismo instrumento normativo. Nos gustaría que los detalles de la ley que regulará este fondo de recapitalización estuvieran definidos antes del verano. En cualquier caso, será consensuada con los grupos parlamentarios.
¿Cuál sería su función?
En este momento todas las opciones están abiertas. Nuestro objetivo es que se minimice el uso de recursos públicos. Por tanto, que haya incentivos suficientes para que esa reestructuración del sistema financiero se realice fundamentalmente en las dos primeras etapas. El Banco de España será el que decida en qué casos debe aportarse la ayuda pública.
¿Va a ser un fondo de liquidación de entidades enfermas?
No necesariamente, aunque lo cierto es que, superadas esas dos etapas previas, habrá que reestructurar entidades, en algunos casos, con remoción de los administradores.
¿Se ha descartado recapitalizar de manera general todas las instituciones, el llamado manguerazo?
Está totalmente descartado.
¿El proceso al que se refiere obligará a reducir las competencias que ahora tienen las autonomías en las cajas?
Esas competencias no invalidan la ley de supervisión del Banco de España. Por tanto, con carácter general no se van a modificar. En el caso de la intervención de Caja Castilla-La Mancha se ha demostrado que el poder ejecutivo ha sido el del Banco de España. Esto es exactamente lo que se va a plantear ahora. En el momento en que se exija una intervención del Banco de España, los poderes ejecutivos son los del regulador como no puede ser de otra manera. Sería contradictorio que el Banco de España tuviera que pedir permiso a la asamblea para intervenir CCM.
El gobernador del Banco de España ha pedido una modificación de la ley que regula las cajas de ahorro, la Lorca.
El Gobierno dice que la ley no hay que cambiarla con carácter general.
¿Cuál será la dotación del fondo de recapitalización?
El fondo tendrá una dotación limitada, pero con capacidad para endeudarse. Como es lógico, el fondo tendrá capacidad para vender las instituciones que han sido intervenidas.
Está también pendiente la cuestión de la financiación autonómica. No hace falta decirle que eso para Catalunya es muy importante. ¿Van a poner ustedes más dinero sobre la mesa?
Hablar de cifras es un mal sistema. Las cifras deben ser el resultado del acuerdo y no el inicio. Evidentemente que el dinero es importante. Pero lo que el Gobierno va a hacer es garantizar que las autonomías puedan prestar servicios esenciales con una garantía de calidad razonable. Para ello va a tener en cuenta el crecimiento de la población, que para nosotros es la variable más significativa. Pero esto no puede ser el resultado de un reparto de dinero de suma infinita.
¿Se puede llegar a un acuerdo sin Catalunya?
Hemos definido un marco, ahora tenemos que volver a sentarnos, comprobar que el sistema que hemos dibujado resuelve las necesidades de Catalunya y se vea retribuido su esfuerzo por su solidaridad. Una cosa está clara y es que el nuevo sistema recoge el 90% de las necesidades de financiación de las comunidades autónomas. Los gobiernos regionales tendrán mayor capacidad financiera.
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