Villar Mir o cincuenta años de poderes.
Villar Mir, el último ‘rey Midas’ de la construcción
El más veterano del sector prepara sin prisas la sucesión en su primogénito, al que deja un imperio que compró por una peseta y hoy vale 900 millones y ‘subiendo’
Juan Miguel Villar Mir es prácticamente el último representante en activo de una generación de constructores a la antigua usanza. Con 77 años y una salud envidiable, el empresario madrileño no piensa aún en retirase, pero lo cierto es que, poco amigo de las sorpresas, tiene atada y bien atada su sucesión, que recaerá en su primogénito, Juan. A él le cederá el testigo de un imperio que nació de comprar la antigua Obrascón por una peseta y hoy vale en Bolsa cerca de 900 millones de euros y está en plena expansión. Dotado de un innegable talento como cazador de gangas y reflotador de empresas, Villar Mir se vanagloria de haber comprado más de 21 en estos años y no haber vendido ninguna, y también de haber convertido una constructora tradicional en una concesionaria muy internacionalizada, a salvo del pinchazo del ladrillo y, en gran medida, de la actual crisis económica.
Hace sólo unos días, se enfrentaba a la Junta General de Accionistas del Grupo OHL con la tranquilidad de haber conseguido que su constructora sea de las pocas a las que la crisis económica y muy especialmente el pinchazo del ladrillo les ha pasado por encima. "A diferencia de otros -se enorgullecía ante un grupo de periodistas- no tenemos necesidad de vender activos ni de proceder a refinanciaciones, y nuestra deuda está más que controlada". Lo cierto es que la sexta constructora española, hoy más concesionaria que ninguna otra cosa, puede poner sobre la mesa dos datos determinantes a pesar de que el parón en la construcción nacional haya lastrado sus cuentas del primer trimestre: tan sólo 716 millones de euros de deuda con recurso, y 1.100 millones de liquidez, listos para invertir. Gran parte de este éxito se debe a la decisión de Villar Mir, como si de un visionario se tratase, de ir abandonando el sector inmobiliario allá por el año 2002 cuando el resto se involucraba de lleno en el ladrillo. Hoy, el sector residencial apenas supone un 2% del Ebitda del grupo y la intención es que se llegue al cero.
La empresa que Villar Mir dejará a su hijo primogénito, Juan Villar Mir de Fuentes, vicepresidente del grupo y una sucesión confirmada, poco o nada tiene que ver con la que él mismo fundara. El 74% del Ebitda y el 90% de la cartera de actividades de OHL, el buque insignia del imperio empresarial de la familia, proviene ya de la cartera en actividades de Concesiones y la Construcción Internacional, con presencia en 20 países. Una presencia, por lo demás, muy rentable. Villar Mir asegura que ha invertido en sus concesiones 900 millones de euros, que hoy, valen unos 2.650 millones. Es decir, OHL ha multiplicado por 2,9 veces su inversión.
El cazador de gangas
Una cifras que sorprenden si se echa la vista atrás y se recuerda cómo forjó su imperio y su fama de reflotador de empresas. Medio en broma, medio en serio, él siempre dice que se hizo empresario "muy joven, con 56 años". Corría el mes de julio de 1987 cuando el empresario madrileño se hizo con la constructora Obrascón, germen de la actual OHL, por el precio simbólico de una peseta de las de entonces (aunque es justo señalar que también asumió los seis millones de pérdidas de la constructora). Hoy, el grupo vale en Bolsa cerca de 900 millones de euros. El camino hasta crear el grupo que hoy posee ha estado sembrado de la compra de otras gangas, luego reconvertidas en éxitos. Tras comprar Obrascón, se hizo con otra sociedad Huarte, en suspensión de pagos, para posteriormente fusionarse con Laín, la constructora que presidía Enrique de Aldama. A partir de entonces OHL empezó a codearse con las grandes y a sustentar como pilar principal lo que hoy es el Grupo Villar Mir, credo sólo unos días antes de la primera compra, y probablemente el mayor holding de capital exclusivamente español, con 7.200 millones de facturación y más de 500 millones de beneficio.
Tiene su mérito. Partiendo de un patrimonio inicial nulo (fondos propios cero), tras sólo 21 años de actuación, el Grupo Villar Mir incluye el primer grupo mundial fabricante del metal silicio y de ferroaleaciones, el Grupo Ferroatlántica (que incluye Ferroatlántica, Pechiney Eléctrométallurgie, Silicon Sud Africa, Ferroatlántica Venezuela e Hidro-Nitro). Además, incluye también el primer grupo de amoníaco y fertilizantes de España y de toda la cuenca mediterránea, el Grupo Fertiberia (que incluye Fertiberia, el control (66%) de la industria argelina y el grupo ADUBOS de Portugal).Se ha convertido en el primer productor español independiente de energía hidroeléctrica; el sexto grupo constructor español, Grupo OHL; y el octavo grupo mundial de gestión y financiación privada de infraestructuras (concesiones de autopistas de peaje y aeropuertos). Además, el Grupo posee la Inmobiliaria Espacio, con desarrollos inmobiliarios en España y Texas, USA, y propietario de la emblemática Torre Espacio en el Paseo de la Castellana, en Madrid.
Otra de las cosas de las que se enorgullece el patriarca de la familia es de haber mantenido casi intactos en la mayor parte de los casos los equipos de dirección de todas las compañías que ha ido comprando en su carrera empresarial.
A lo largo de la misma -señalan algunas fuentes- se ha caracterizado además por nadar entre dos aguas con buena maña. Y concretamente, estas fuentes se refieren a su capacidad para mantener el Grupo Villar Mir enteramente en manos de la familia, sin que ningún banco posea ni una sola acción, al tiempo que con algunos mantenía una buena relación que le permitía acceder al crédito sin demasiadas complicaciones. Es el caso del Banco Santander, y más especialmente con Banesto, presidido por la hija de Emilio Botín, Ana Patricia Botín. Además, Villar Mir es consejero de Banco Banif, ligado al Santander.
Otra de las cosas que señalan quienes le conocen es que 'habla claro'. Y de hecho en las ultimas semanas el empresario madrileño se ha manifestado, ya sea por su condición de veterano o porque la crisis lo requiere, sobre temas controvertidos. Hace sólo unos días, en un encuentro con la prensa previo a la Junta de Accionistas de OHL, señalaba que él recomendaba a sus amigos inmobiliarios que tenían mucho stock residencial que bajaran el precio un 30% si hacía falta, antes que seguir con las casas sin vender.
Unas semanas antes, en plena publicación de los sueldos de los principales directivos españoles, algunos astronómicos, señalaba que considera un error las retribuciones exageradas y que él no cobra sueldo alguno por el cargo que tiene en sus empresas, más allá de la retribución de consejero, que ascendió a 85.539 euros en 2008. Villar Mir recordó que cuenta con asignaciones procedentes de su etapa en el sector público, que fuentes cercanas indican que se corresponden con su etapa como catedrático de Organización y Sistemas en la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos.
De lo público y lo privado
Apenas hay actividad que Villar Mir no haya desempeñado. Además de profesor, en una etapa de su vida aceptó abandonar todas sus responsabilidades privadas para asumir responsabilidades políticas. Así, sin pertenecer a ningún partido político, ha sido Vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos y Ministro de Hacienda en la transición política española, en el Primer Gobierno de la Monarquía (1.975-1.976).
Como empresario ha sido presidente del consejo y primer ejecutivo, además de OHL, de las muchas empresas que ha ido comprando: Electra de Viesgo, Altos Hornos de Vizcaya, Hidro-Nitro Española, Empresa Nacional de Celulosas, Empresa Nacional Carbonífera del Sur, Cementos del Cinca y Cementos Portland Aragón, y Puerto Sotogrande.
Además, según datos del Registro Mercantil, su compañía Inmobiliaria Espacio es accionista mayoritario de Codisoil, cuyo objeto social son los derivados del petróleo, y tanto él como su hijo están en el consejo de Madrid Capital del Toreo, dedicada, obviamente, a espectáculos taurinos.
Por si quedaban dudas, y dado que tiene suficiente liquidez, Villar Mir ha dejado claro que la suya sigue siendo una actitud compradora. Pero en esta ocasión -señala- tiene los ojos puestos fuera de España porque aquí ya no tiene sentido hacerse más grandes. Tomar posiciones en países como China o EEUU parece su próximo objetivo.
Nuria Díaz
Fútbol y barcos
La sucesión no tiene visos de ser inmediata. Él asegura que no le gusta poner límite a la presidencia porque se encuentra muy bien y trabaja doce horas diarias. Algunos de sus colaboradores señalan que "incluso, alguna más y que eso es lo que -dice él- le mantiene en tan buen estado de salud". Cuentan quienes le conocen bien que su médico de siempre, cuando le hace su chequeo anual le dice que "tiene diez años biológicos menos que los que dice su carné". Lo cierto es que tiene 77 años y a pesar de su entusiasmo, ya tiene estudiada y bien estudiada cómo se articulará su sucesión. Sus tres hijos están vinculados al Grupo , pero es Juan, el primogenito, el señalado desde que ocupara una de las vicepresidencias. A su favor, este economista tiene una amplia experiencia en la casa, que al final su casa.
Cuando decida jubilarse, a Villar Mir no le van a faltar aficiones. Su barco, un impresionante yate, es una de ellas.
El fútbol, a nadie se le escapa la otra. Aunque se llevó un gran disgusto cuando se presentó a las elecciones del Real Madrid en 2006 y aunque -según él- las ganó, acabó presidiendo el club blanco Ramón Calderón, todo parece indicar que piensa en repetir.
Él se deja querer y no especifica si piensa presentar candidatura propia o unirse a la de Florentino Pérez. “No diré nada hasta que se convoquen las elecciones” -señala, dando muestras de que también sabe despejar balones.
Una vocación frustrada y dos piedras en el camino
Es constructor, pero su corazoncito tiene algo de eléctrico. De hecho ha intentado en varias ocasiones, desde que asumiera la presidencia de Electra de Viesgo, añadir una compañía del kilowatio a su imperio empresarial. En 2001 se alió con la alemana EnBW para lanzar una Opa sobre Hidrocantábrico, tratando después de controlar Viesgo, empresa que al final descartó y ha quedado en las manos alemanas de Enel. De hecho, su holding, Grupo Villar Mir, tiene una pata energética, GMV Energía.Ahora parece que la espinita ya no le duele tanto, porque insiste y mucho en que su grupo es mayoritariamente concesionario y cada vez lo será más. Las carreteras es lo que ahora le da más alegrías.Y eso que su carrera de empresario triunfador le ha dado muchas, pero no pueden obviarse algunos quebraderos de cabeza también. El ‘caso Recol’es uno de ellos. Un grupo de accionistas presentaron en 2000 una demanda contra los gestores de Recol, él incluido. La Fiscalía Anticorrupión llegó a solicitar dos años y diez meses de cárcel por un presunto delito de administración fraudulenta de la empresa por el desvío de 1,5 millones de euros. Una acusación de la que él siempre se ha defendido con ‘uñas y dientes’ alegando que no se llevó ni una sóla peseta. Abierto está todavía el proceso judicial que el Grupo Villar Mir, a través de Ferroatlántica, tiene contra Fomento, tratando de evitar la expropiaciónde la mina de cuerzo de Serrabal para dejar paso al trazado del AVE.
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