El Marqués del Paseo de Pereda, con los títulos entre las piernas, compra titulares ,
en la prensa amarilla/salmón/vendida.
Botín demuestra que no siempre es malo que el inversor te dé la espalda
Publicado el 09-09-2009 , por D.Badía
Santander rompió el mercado de titulizaciones en Europa el mes pasado, al anunciar una operación sin precedentes. Ofreció en agosto recomprar 16.500 millones de sus propios títulos a un precio de entre el 61% y el 95,5% de su valor nominal.
Sin embargo, los inversores le han dado la espalda a la proposición del banco y han preferido continuar con estos fondos en cartera. Hasta tal punto que el banco sólo ha conseguido recomprar 609 millones de euros de este importe, lo que supone un 3,69% del total.
De estos resultados, los expertos hacen dos lecturas. Algunos creen que es un fracaso para el banco, puesto que se podría haber sacado unas jugosas plusvalías que, tal y como indicó Santander en un comunicado a la CNMV el pasado 24 de agosto, no iban destinadas a engrosar la partida del beneficio, sino a “mejorar la estructura de recursos propios y fortalecer el balance de Grupo Santander”. Es decir, con casi toda seguridad a aumentar el colchón de provisiones del banco. “Santander debería haber recomprado 2.000 ó 3.000 millones de euros. No creo que hayan conseguido lo que pretendían”, explican en una firma colocadora de deuda.
Según cálculos de EXPANSIÓN a partir de los datos facilitados por Santander sobre las series de titulización que pretendía adquirir en el mercado secundario, las plusvalías podrían haber rondado los 288,71 millones, en el caso hipotético de que la aceptación de la oferta hubiera sido del 10%, y un máximo de 2.887,19 millones, si ésta hubiera alcanzado el 100%.
En ambos casos, si se tiene en cuenta un precio medio del 82,49% del valor nominal de los activos ofrecidos. Con el resultado obtenido, sólo se ha embolsado “en torno a 100 millones de euros”, según explican fuentes relacionadas con la operación.
Pero, por otro lado, existe un nutrido grupo de expertos que piensa que las ventajas de este aparente fracaso son muy numerosas. Es cierto que Santander no ha conseguido apenas plusvalías, pero, en realidad, mantiene una situación de capital más que confortable.
El objetivo de esta operación era muy distinto y éste sí se ha conseguido. Por un lado, transmite una imagen de fortaleza al mercado al indicar que disponía de 16.500 millones de liquidez para hacer frente al pago de la recompra de deuda, de los que al final no ha tenido que hacer uso.
A su vez, el banco presidido por Emilio Botín ha lanzado un mensaje de confianza a uno de los mercados más penalizados por la crisis, el de titulización, no sólo importante para España, sino también para Europa. “Es una buena señal, porque los inversores le ven valor a estos activos, lo que se traduce en que no tienen una visión tan deteriorada sobre este mercado “, explica José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. La mayor parte de este papel se encuentra en manos de fondos de inversión, que están obligados a valorar estos activos en cartera de forma diaria.
El banco marca un precio
Las titulizaciones son fondos que emiten deuda que cuenta con la garantía de una cartera de créditos, hipotecarios o préstamos al consumo principalmente. El galopante ritmo con el que ha crecido la mora ha puesto la puntilla a un mercado ya muy castigado por la crisis financiera, hasta el punto de que no se han dado apenas transacciones.
La oferta de Santander puso un precio a estos activos, que refleja más fielmente una realidad distorsianada por la creciente aversión al riesgo de los inversores. Nadie mejor que el banco sabía el estado de los créditos que respaldaban esa deuda. “La primera reacción que se ha producido es que los inversores han tirado al alza los precios de estos activos, lo que cual se confirma que la oferta ha sido beneficiosa”, añaden fuentes financieras.
Según los expertos, se pone la semilla para la reapertura de este mercado y para que las entidades puedan hacer uso de nuevo de una vía de financiación muy ligada al crédito. En España, sin duda, la titulización ha cumplido un rol fundamental antes de la crisis y, seguramente, ahora volverá a tener un papel muy importante en la tan deseada reactivación del crédito.
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