lunes, 1 de noviembre de 2010

El Reina Sofía, un museo en entredicho.

20 años del Museo Reina Sofía

Los profesionales del arte hacen balance de su trayectoria y vislumbran sus próximos desafíos

Elena VOZMEDIANO | Publicado el 29/10/2010

Dicho ya todo desde el punto de vista institucional, hemos querido dar voz a los profesionales del arte para hablar del Reina Sofía cuando el museo celebra su veinte aniversario. Son Chus Martínez, conservadora jefe del MACBA; Ferrán Barenblit, director del Centro de Arte Dos de Mayo; el galerista Norberto Dotor y los artistas Daniel Canogar y Juan Luis Moraza, moderados por nuestra crítica Elena Vozmediano. Y lo hacen sin pelos en la lengua.

Organiza El Cultural este debate para unirse a la celebración del 20° aniversario del Reina Sofía pero, ¿cuál es la efeméride? El edificio se abrió como Centro de Arte ya en 1986, con sólo tres salas; se convirtió en Museo en 1988, se abrió ya remodelado en 1990 pero sin colección permanente, que se inauguró en 1992. La fecha elegida no parece la más significativa sino la más redonda. ¿Cómo lo interpretáis?

-Norberto Dotor: Es el ecuador del mandato del nuevo director, de Manuel Borja-Villel.
-Elena Vozmediano: Las celebraciones tendrán lugar del 20 al 28 de noviembre, justo cuando se inaugura la exposición sobre Aby Warburg, una figura clave para el director en su ordenación de la colección.
-Chus Martínez: ¿Qué mal hay? Si esa exposición que otorga un sentido a tu visión de la historia del arte coincide con una fecha tan importante, ¿por qué no aprovecharlo? Es una oportunidad, no oportunismo.
-Daniel Canogar: Es una oportunidad mediática.
-Juan Luis Moraza: Como decía Nietzsche, una buena guerra siempre justifica su causa; en este caso, una buena celebración siempre justifica su causa. Hubiera sido más artificioso elegir cualquiera de las otras fechas.

-Vozmediano: Son seis directores los que han pasado por el Reina Sofía, más el prólogo de Carmen Giménez, en etapas muy diferenciadas. ¿Tiene el museo ya una personalidad propia como para que la llegada de nuevos directores no lo haga oscilar tanto?
-Moraza: Como cada director deja su huella no sólo en las exposiciones sino también en las adquisiciones, muy coloreadas por los caracteres, resulta difícil pensar que la colección pueda tener personalidad propia.
-Vozmediano: ¿Y eso es un fracaso?
-Moraza: Un fracaso no, es una condición de la que parte cualquiera que afronte la dirección, para bien y para mal.
-Martínez: La pregunta es cómo la “misión”, el guión intelectual que vertebra y garantiza la coherencia del proyecto, coexiste con la interpretación que de ese guión haga cada director. El proyecto debe admitir adaptaciones para no convertirse en algo estándar, oscilaciones que sean producto de la ambición intelectual de cada director, sin caer en el absurdo. Pero habría que hablar de los diferentes equipos que hacen posible el trabajo para no centrarlo todo en la figura del director. ¿Cuánta gente falta en la foto de los seis directores? ¿Qué explica esa ausencia? ¿La imposibilidad de diseñar un organigrama complejo y la libertad de contratar equipos? Los múltiples programas y cursos educativos, de investigación, de cine, etc. son el museo, no sólo las exposiciones. La suma de todo es lo que da coherencia.
-Vozmediano: Pero la oscilación ha sido más que notable.
-Martínez: Digamos que ha habido una oscilación insostenible en los métodos de trabajo: del patinete al cohete hay grandes diferencias. Aunque ambos sirvan para desplazarse.

Una impronta personal
-Ferrán Barenblit: Para construir un proyecto a largo plazo hace falta que se sucedan esas visiones personales y de equipo: una tras otra, pueden ir construyendo una idea de museo a través de su colección y programación. El proyecto a largo plazo debe permitir una permeabilidad de visiones.
-Canogar: Es crucial que el museo tenga una idiosincrasia específica que no intente competir ni con la Tate ni con el MoMA, y que los directores -y quienes los eligen- sean cómplices con el proyecto general. No creo que los directores del Reina Sofía hayan tenido tiempo de dejar una impronta.
-Vozmediano: Es el patronato el que debería velar por esa identidad y el patronato también cambia a menudo...
-Dotor: Entre un director y el siguiente han habido saltos cualitativos importantes. Nada tiene que ver la anterior directora con el actual, o la política expositiva y de adquisiciones de Juan Manuel Bonet con la de María de Corral quien, para mí, protagonizó una de las etapas más brillantes del Reina Sofía. En cualquier caso, creo que la definición del proyecto del museo debería estar establecida desde unos ciertos parámetros, porque ahora mismo estamos asistiendo a un proyecto personal que nada parece defender los intereses del arte español; su presencia es casi nula en el programa. Y a mí me puede interesar mucho el proyecto de Borja-Villel, pero creo que tenemos un problema grave en este sentido.

Hablar de nacionalidad
-Martínez: Creo que en los últimos dos años y medio hemos vivido una etapa muy productiva; antes de empezar a hablar de nacionalidades hay que hablar de ideas. Hablamos de la representatividad del director y la criticamos y al mismo tiempo queremos representatividad del arte nacional y la justificamos.
-Dotor: Por supuesto. El arte español fuera de España prácticamente no existe porque para el museo Reina Sofía parece ser que tampoco.
-Martínez: De ser cierta esa afirmación, sólo queda preguntarnos por las razones. -Dotor: Porque aquí no está interpretado. No sé si desde otras instituciones españolas existe el deseo de contextualizarlo. El Reina Sofía debe de hacerlo como una de sus prioridades fundamentales y programar lo que venga de fuera en función de la defensa de nuestros intereses, sin complejos.
-Martínez: Contextualizar es una tarea compleja que lleva su tiempo. Implica definir términos en el trabajo con los artistas, de manera que trascienda los parámetros de lo local o nacional y afloren nuevos valores.
-Dotor: ¿Pero no debería ser para el museo “nacional” algo absolutamente prioritario centrarse en el arte español? ¿Y, como consecuencia, programar en función ese interés? -Martínez: Es que no hay arte de aquí ni de allá. Sólo existen guiones conceptuales en los cuales encajar discursos. Igual empezamos a hablar del aquí y nos quedamos hablando solos…

-Canogar: Estoy de acuerdo en exiliar esas nociones de dentro y fuera pero tenemos una comunidad “cercana” de artistas. Siempre me pareció insultante la marginación al Espacio Uno de artistas españoles notables; en lugar de darles una gran individual que permitiese una visión panorámica de su obra, se les daban dos salitas. Una oportunidad perdida para haber lanzado proyectos individuales que además podrían haberse exportado. Echo en falta la itinerancia de exposiciones del Reina Sofía.
-Vozmediano: ¿Y, cómo potenciarlas?
-Martínez: Con la credibilidad de la institución. Para poder hacer itinerancias hay que estar inscrito en la conversación: si versa sobre temas y preocupaciones que poco o nada tienen que ver con lo que aquí se debate va a ser difícil proponerse como interlocutor. Hay que entender las diferencias que existen entre los mundos del arte, sus economías, las lógicas del network internacional, del que hemos estado desplazados durante mucho tiempo. Sólo se puede hacer viajar una exposición si tiene sentido en el programa del otro.
-Canogar: Pero eso implicaría que los discursos que se generan en nuestro territorio no son compatibles con los que se realizan en otros lugares, y en eso estoy totalmente en desacuerdo.
-Moraza: Es un error ir a Italia a vender pizzas o a Alemania a vender tornillos. Creo que hace falta tener conversaciones pero con puntos de vista particulares. La dificultad de inserción de los artistas españoles en el diálogo internacional no depende de la calidad de sus productos, ni de que sean más o menos ajenos al discurso global, sino de la situación de España y de unos sistemas de mediación erróneos.

¿Paraíso prometido?
-Barenblit: Siempre que surge este tema se habla desde una cierta nostalgia por el lugar que deberíamos ocupar y no ocupamos, como si estuviera escrito que ese espacio lo tenemos prometido. Se habla del museo como si fuera el agente que tiene que dar validez a esos discursos, como si no existieran otros: la crítica, la academia, las estructuras de información...
-Moraza: Pero, ¿qué exposiciones ha producido con artistas internacionales, incluidos españoles? Sólo me viene a la cabeza Cocido y crudo (1994).
-Dotor: Hasta ha desaparecido el espacio de proyectos, que ahora parece ser que está en el Monasterio de Silos. Nunca como ahora he escuchado a tantos artistas jóvenes decir que se quieren ir de España. También es chocante que las compras se hagan fuera. En países como Francia, esto sería inconcebible. Yo he vendido obras a un FRAC (Fonds Régional d'Art Contemporain) y he tenido que hacerlo a través de una galería francesa. Me siento absolutamente desplazado y, como yo, la inmensa mayoría de mis colegas. ¿De qué van a vivir los artistas? ¿Cómo se va a mantener la estructura del arte que se ha creado en los últimos treinta años con tantísimo esfuerzo? Los doce millones de euros gastados por el Reina el año pasado en compras, ¿no podrían haber contribuido a remediar la penosa situación del arte en nuestro país?
-Moraza: En España se echa en falta cierto grado de proteccionismo global.
-Vozmediano: Las cifras de visitantes no han parado de crecer desde el año 1991, pero ¿ha contribuido el Reina a crear público para el arte contemporáneo en España? La respuesta afirmativa es rotunda. Y, ¿hasta qué punto dependen las visitas de Picasso y el Guernica?
-Canogar: Es revelador que una sola obra sirva para estructurar la personalidad que debería tener el Reina Sofía y más cuando es una pieza que representa un corte brutal en la democracia española. Parece que estamos atascados en ese trauma.
-Moraza: Se puede llegar a pensar que los visitantes van buscando el Guernica y que todo lo demás es una especie de papel de envoltorio.
-Dotor: La contextualización del Guernica de Borja-Villel es magnífica. Pero hay gente que entra a verlo y nada más.

Responsabilidad educativa
-Vozmediano: Con esa cantidad de visitantes, el MNCARS tiene una gran responsabilidad educativa.
-Canogar: Es urgente desarrollar el departamento de educación y potenciar la difusión, el contacto con otros públicos.
-Moraza: Y no limitar la educación a edades infantiles sino ampliarla a públicos adultos. Imaginar formas y lenguajes nuevos que abran horizontes.
-Barenblit: Los públicos no han aparecido de la nada. En estos 20 años todo ha cambiado mucho. Han aparecido, o se han consolidado, un gran número de otros centros. Ha habido muchas propuestas nuevas y no siempre el Museo Nacional ha sido la referencia para el resto.
-Vozmediano: ¿Cuáles podrían haber sido los referentes por delante del Reina Sofía? -Barenblit: El MACBA ha sido un referente importante para muchas cosas, pero la lista es larga. La oferta cultural debería ser piramidal: en lo alto, lo más importante, el museo nacional, para ir ensanchándose poco a poco hasta llegar a una base amplísima y de proximidad. En España tenemos una pirámide invertida, con una base más excepcional que el vértice.

Edificio Nouvel
-Moraza: El crecimiento de los visitantes tiene que ver con el aumento del turismo cultural. El Guggenheim Bilbao ha sabido movilizar públicos desde esa lógica. La diferencia con el Reina Sofía es el gran fracaso de la ampliación de Nouvel. Carece del carácter emblemático del edificio de Gehry. -Canogar: El Reina Sofía tiene una falta de carisma... -Vozmediano: ¿Podemos hablar de un éxito del Reina a pesar de su arquitectura? -Moraza: Sí, hay un error de programa arquitectónico. El gasto público ha sido extraordinario, y es carísimo mantener el edificio.
-Martínez: Era un museo que no necesitaba muchos metros más sino estar más vivo, ser más contemporáneo y creativo. Más vital.

Gestión y gasto
-Vozmediano: El mantenimiento de los edificios, sumado al gasto de personal, de las actividades, requiere un presupuesto de más de 50 millones de euros. El doble que el Guggenheim y más del cuádruple que el MACBA o el IVAM ¿Está justificada la diferencia, sabiendo que hay centros que no llegan a los 500.000 euros anuales?
-Moraza: El asunto no es si hay una desproporción sino hasta qué punto la gestión del museo puede llegar a justificar ese gasto. Hay muchos problemas internos de administración que sería fácil resolver.
-Martínez: Fácil no será si no se ha hecho en 20 años. -Dotor: Si en 20 años ha habido seis directores... entre que pisan tierra y empiezan a articular su proyecto... En realidad no les da tiempo a nada.
-Martínez: Eso crea una ansiedad en el que llega que no ayuda a una definición del museo: todos empiezan directamente a programar exposiciones.
-Barenblit: Esos relevos rápidos han sido uno de los peores enemigos del museo y, si no recuerdo mal, ninguna salida ha sido feliz. La poca idoneidad de la ampliación está relacionada con ello.

Lecturas de la colección
-Vozmediano: Hay más de 18.000 obras en los almacenes y unas 600 expuestas. ¿Qué piezas deberían adquirirse y mostrarse? ¿Hay obra de calidad como para que la colección rote más?
-Moraza: La iniciativa de Borja-Villel, en la que he participado, de ofrecer la colección entera a artistas u otros agentes para promover otras lecturas sobre ellas es algo que se hace en muchos museos, como el Louvre. En la colección hay de todo, monstruos y maravillas. Obras que no se han mostrado nunca.
-Dotor: Insisto, es prioritario el arte español. Hasta ahora su tratamiento en el museo es muy escaso y un tanto parcial. -Moraza: Independientemente de que haya mucho o poco arte español en la colección, lo que falta es una vertebración, una estructura de contenidos. -Canogar: Ha habido en los últimos años compras carísimas. Me parece erróneo dedicar tanto presupuesto a cubrir huecos.
-Vozmediano: Tal vez hubo un momento que tuvo sentido hacerlo para dar entidad a la colección, como con la llamada “operación Picasso”, pero ahora ya no...
-Canogar: El Reina Sofía debería estar buscando los guernicas del futuro. Es evidente que no va a resolver todos los problemas económicos de los artistas, pero es una plataforma importante.
-Moraza: Además, debe asumir un compromiso patrimonial. La creación de patrimonio pertenece una cadena de creación de valor. Y los guernicas del futuro son ahora muy baratos.
-Barenblit: No creo que existan ahora guernicas... La obra maestra ya no existe. Cuando miremos a esta época dentro de 50 años veremos que el valor patrimonial está mucho más fragmentado. Cuando compras para una colección hay que pensar en el futuro y en la necesidad de representar lo nacional.
-Martínez: La creación de patrimonio pasa por la creación de sentido. No queremos cacharrería. Para eso hay que pensar cómo se incluye el arte español y el internacional. Hay que pedir un cierto nervio y una generosidad que me cuesta ver en este país. Nunca, en los últimos años, se ha visto a tantos artistas españoles trabajando fuera.
-Dotor: Creo que los agentes artísticos de este país están siendo bastante pacientes...

El valor de la exposición
-Vozmediano: El museo debe crear patrimonio y debe comunicar el arte al ciudadano. Una de las principales vías para hacerlo son las exposiciones temporales. En el Reina Sofía se han hecho unas 500. ¿Qué falta por hacer en el museo a nivel expositivo?
-Barenblit: La exposición sigue siendo fundamental, pero hay otras puertas de entrada al museo. Sobre todo las actividades, las propuestas educativas y las múltiples que ofrece internet.
-Canogar: Una de las lagunas es hacer individuales de artistas de una generación que no ha tenido la atención que merece, y me gustaría ver más diálogo entre la comunidad local y los artistas internacionales. Por otro lado, los museos están intentando redefinirse más allá de la carcasa del edificio, con proyectos y espacios alternativos utilizados puntualmente. Estoy muy irritado con la manera perezosa en que los museos comunican sus exposiciones al público. Todos los vinilos en las paredes tienen las mismas diez palabras.
-Martínez: El gran reto del Reina Sofía es la evolución de museo a “organismo”. Activar colaboraciones, que el museo no hable a través de los sabios sino de los artistas, con una comunicación más simple pero más concisa.

Código de Buenas Prácticas
-Vozmediano: El concurso para elegir director en el MNCARS marcó un antes y un después. ¿Creéis que podemos dar por consolidadas, al menos en este aspecto, las buenas prácticas?
-Dotor: Yo no las doy por asentadas.
-Barenblit: Llevamos 33 años de post-dictadura y creo que poco a poco ciertas prácticas de pura sensatez puedan establecerse. Pero falta mucho por hacer.
-Canogar: A mí me produce una enorme satisfacción. Las asociaciones de artistas lo demandaban hace tiempo.
-Martínez: Yo no descarto nada, ya que no tenemos una educación política como en otros lugares.
-Moraza: Este es el primer director que ha sido elegido en base a un proyecto, por un patronato con más profesionales del arte y menos peso político. Pero incluso con eso y con la mejor voluntad del director y su equipo, el aparato de gestión tendría que ser más fluido.
-Vozmediano: El siguiente paso sería la autonomía de gestión...
-Barenblit: Claro, es absolutamente imprescindible. Pero no sólo se trata de autonomía, sino de dar con un modelo de gestión razonable.

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