La banca explora nuevas uniones tras el fracaso de fusión de Liberbank y Unicaja
La entidad asturiana prevé seguir en solitario, mientras el sector apunta a otra reestructuración y nuevas operaciones
Todos se conocen demasiado bien, han hablado unos con otros, algunos hasta han cortejado e, incluso, ha habido amagos de boda que no se llegó a consumar. Los supervivientes de la banca no tienen demasiadas alternativas para emparejarse. Apenas queda una docena de entidades en España de las supervisadas por el Banco Central Europeo (BCE) del más de medio centenar que había hace una década, así que el fracaso de la fusión de Liberbank y Unicaja Banco, anunciado el pasado martes, ha hecho saltar por los aires el tablero y abre nuevas opciones de unión que el sector está dispuesto a explorar.
El BCE y el Banco de España apremian a la banca, sobre todo a la mediana, a ganar tamaño ante los requerimientos cada vez más exigentes para afrontar cualquier tipo de adversidad, un entorno de tipos de interés bajos que lastra su negocio tradicional y los altos costes de su transformación digital. Liberbank, sin embargo, apuesta ahora por seguir en solitario. Fuentes del banco confían en su fortaleza para mantener su independencia, pero en el sector vuelve a estar entre las candidatas a algún tipo de operación, aunque queda poco margen para una unión entre iguales. De hecho, el asturiano se sitúa entre los de menor tamaño de los supervisados, por detrás de Unicaja, Kutxabank, Abanca o Ibercaja.
En este entorno de incertidumbre, la opción de Abanca es la que se plantea como más factible. El banco heredero de las antiguas cajas gallegas, liderado por el asturvenezonano Juan Carlos Escotet, lo ha intentado dos veces, cuenta con músculo financiero y sus negocios son complementarios geográficamente. En 2017 hubo un primer acercamiento y el pasado mes de febrero, en plenas negociaciones con Unicaja, anunció su intención de presentar una opa sobre Liberbank, algo que no fue bien recibido por su cúpula directiva, que consideró que se había negociado con accionistas a sus espaldas. No se llegó a oficializar la operación, pero Abanca reconoció que mantendría el interés si fracasaba la unión con la entidad malagueña. Ahora, parte del sector da por hecho que realizará un nuevo intento, aunque a pesar de su holgura económica se duda de que pueda tener la capacidad económica necesaria para una compra y, tras el capítulo de febrero, existen recelos entre las direcciónes para intentar otro tipo de operación. Mientras, sigue sin saberse si la posición del 7,8% que reveló Bank of America en el banco asturiano tiene detrás algún interés de Escotet.
También habría complementariedad geográfica entre Liberbank e Ibercaja, aunque esta suena ahora más como candidata a una posible unión con Unicaja. El banco asturiano ya estuvo muy cerca de aliarse con Ibercaja y Caja 3 en 2012, la fusión tenía hasta nombre, Libercaja. Tampoco llegó a buen puerto tras el test de estrés de Oliver Wyman que detectaba un déficit de capital del nuevo banco en el escenario más adverso de 2.108 millones de euros.
Ahora, Ibercaja se debate también entre seguir en solitario o hacerlo en compañía, pero está obligada por ley a importantes cambios. Su principal accionista, la Fundación Ibercaja, controla el 87,8% del capital y tiene que reducir su participación por debajo del 40%. La entidad tiene preparada su salida a Bolsa, pero el entorno no es favorable y se están apurando los plazos. Una posibilidad para esquivar un posible fracaso en los mercados sería diluir su participación a través de una fusión. Ahí podría entrar Liberbank, Unicaja o, incluso, algún grande como CaixaBank, interesado por el mercado aragonés.
Otras opciones se plantean más complejas para Liberbank, como una posible operación con Cajamar. Según expertos de DBRS, solo el 10% de la red de Liberbank opera en su territorio, por lo que habría complementariedad geográfica, aunque cuenta con la complicación de estar conformada por distintas cooperativas rurales. Tampoco se descarta que pueda entrar en algún otro tipo de operación tras intentar hacerse con Banco Caixa Geral, que finalmente logró Abanca.
La última entidad de tamaño medio que queda es Kutxabank, relativamente blindada por la protección del Gobierno vasco. De momento ha logrado mantener su independencia y eludir la salida a Bolsa. Según el sector podría mantenerse alejada de posibles fusiones.
Los bancos grandes
Sin embargo, en este contexto, tampoco se descartan operaciones protagonizadas por bancos de mayor tamaño. Mucho ha llovido desde 2017, pero entonces un informe daba como favoritas para hacerse con Liberbank a Santander, Bankia y CaixaBank. El primero podría descartarse ahora, tras la absorción de Popular, pero los otros dos, o BBVA, podrían intentar comprar algún banco de menor tamaño para recortar distancia, precisamente, con el presidido por Ana Botín.
El caso de Bankia también está sobre el tapete, con una mayoría del capital nacionalizado, el Estado vería con buenos ojos salir de su accionariado. Ya hubo contactos con Sabadell y también podría ser interesante para otras entidades. El presidente del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, afirmó hace tiempo que era una pieza apetecible para cualquiera de los grandes bancos.
Mientras encajan todas las piezas del nuevo puzzle, Liberbank, sin embargo, insiste en su apuesta en solitario.
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