Se hizo esperar, hasta 40 minutos, Inés Arrimadas en el acto central de jornada de Ciudadanos en Asturias, quizá el mayor de la campaña autonómica, para comparecer junto al candidato a la presidencia del Principado, Juan Vazquez y el aspirante a alcalde de Oviedo, Ignacio Cuesta ante algo más de 300 personas en el paseo del Bombé en la parte alta del parque de San Francisco. La espera se atenuó con unos minutos musicales y un repertorio en bucle en el que estaba Taburete «y discutían del euribor mientras iban a la misa del barrio» junto a Miguel Ríos, Hombres G, Cadillac solitario de Loquillo y también Malamente de Rosalía. Todo en con letra en español porque buena parte del mensaje de Arrimadas, aunque estuviera en Asturias, iba a ser para alertar del peligro del separatismo en Cataluña aunque también para distanciarse, como auténtica alternativa y «nuevo voto útil», contra un PSOE «sanchista» rendido a su juicio por los acuerdos con los «populismos».
Después de la victoria tan reciente de Pedro Sánchez en las generales, en la misma jornada en la ERC vetaba la aprobación de Iceta como senador para presidir la cámara alta, Arrimadas insistía en que el presidente en funciones iba a entregarse a los separatistas y también apeló a la movilización para que los gobiernos autonómicos y locales que salgan de las urnas de mayor sirvan de «dique de contención» frente al central, para «compensar las barbaridades que nos van a imponer, como el sablazo fiscal».
La diputada catalana, elogiada por sus compañeros de estrado como una «resistente» frente a un ambiente hostil nacionalista, reivindicó a su formación como «única alternativa al sanchismo y el populismo», orgullosa de «cómo se hizo una Transición admirable» y capaz de reconocer los logros de otras generaciones aunque no sean de su partido «porque no somos adanistas». Sin embargo, insistió en que «PP y PSOE no pueden vivir de las rentas» y era el momento de que ellos tomaran las riendas de la oposición.
«O PSOE con Podemos o nosotros», había cerrado así su discurso momentos antes Juan Vázquez quien en todo caso defiende un discurso más centrista y «heredero del progresismo liberal» del que ha mantenido la formación naranja en el ámbito nacional y la pasada campaña. Para Asturias, Vázquez propuso «cuatro palabras para salir del declive: educación, empresa, empleo y equidad porque somos sensibles a la Asturias social». En todo caso, advirtió que «reformar el estado social es la manera de protegerlo» de forma que se pueda «capacitarlo mejor».
No hubo mención alguna al acuerdo de gobierno en Andalucía en el que participa la extrema derecha y que ha sido la concreción real de los acuerdos para desalojar al PSOE de una comunidad que gobernó durante décadas. Vázquez sí señaló que su formación se presenta como «la única alternativa centrista y ascendente» que se puede contraponer a «la sumisión del PSOE de Pedro Sánchez y los desfondamientos del PP, o seguir como estamos o un viaje a ninguna parte». Ante todo, el candidato resaltó que lo que le había movido a entrar en la política activa era que «los jóvenes de ahora tengan las mismas oportunidades que teníamos los de mi generación» ya que él pudo estudiar fuera y luego encontrar trabajo en Asturias.
La doble estopa a dos bandas, contra PSOE (siempre con Podemos como añadido) y PP, y también la crítica a la falta de oportunidades para que los jóvenes puedan quedarse en Asturias, la compartió también el candidato a la alcaldía de Oviedo, Ignacio Cuesta quien cargó contra la gestión del tripartito en la capital como «cuatro años de una ciudad regida desde una ideología trasnochada y el sectarismo» a la vez que criticaba a la apuesta del PP, Alfredo Canteli, por representar la continuidad de un modelo conservador «que dice que vamos a construir y después ya definiremos los usos, niego tajantemente que la gestión del PP haya sido buena y más con un candidato que desprecia a sus votantes diciendo que si no logra mayoría absoluta se irá a casa».
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