miércoles, 13 de enero de 2021

Derrumbre Guiri...

43.000 MILLONES HASTA SEPTIEMBRE La crisis del turismo por el covid le cuesta más a España que a Francia e Italia juntas La exposición al turismo explica una buena parte del hundimiento del PIB de España en comparación con sus socios europeos. La caída de las salidas al exterior compensó parte del golpe Foto: Hotel vacío en la Playa de Palma de Mallorca. (EFE) Hotel vacío en la Playa de Palma de Mallorca. (EFE) Por Javier G. Jorrín 13/01/2021 - 05:00 Actualizado: 13/01/2021 - 10:11 Si la ‘pandemia económica’ ha golpeado con tanta dureza a España es, en gran medida, consecuencia del hundimiento del turismo internacional. Entre enero y septiembre, el país perdió nada menos que 43.000 millones de euros en ingresos procedentes de los turistas del exterior, según los datos de la balanza de pagos del Banco Central Europeo (BCE). Un duro golpe que no tiene precedentes en la historia y que explica la magnitud de la crisis. Sirva como comparativa que el PIB perdido en los tres primeros trimestres del año (entre enero y septiembre) se situó cerca de los 100.000 millones de euros (datos sin corregir de estacionalidad). Eso significa que los 43.000 millones de euros perdidos por la caída del turismo internacional suponen un tercio de la caída del PIB. Toda la caída de los ingresos del turismo no se traslada al PIB, ya que una parte de los bienes y servicios adquiridos son importados (están producidos en el extranjero), pero sí la gran mayoría. Sin embargo, hay otra comparativa que refleja la magnitud del golpe: los 43.000 millones que perdió España en ingresos superan el impacto de Francia e Italia conjuntamente. En otras palabras, la crisis del turismo le costó a España tanto como a las otras dos potencias turísticas europeas juntas. Y eson con un PIB inferior al de ambas. Foto: Aspecto de la playa de la Mar Bella, con el hotel W al fondo, en Barcelona. (EFE) Sin turismo no hay recuperación: genera uno de cada cuatro empleos desde 2013 Javier G. Jorrín Francia, el segundo país europeo más afectado por la crisis del turismo, perdió entre enero y septiembre 22.400 millones de euros de ingresos del turismo internacional, mientras que en Italia, el tercero más afectado, el impacto fue de 20.100 millones de euros. Entre los dos, suman 42.500 millones de euros perdidos, una cuantía inferior a los 42.800 millones que perdió España en esos meses. Estos datos confirman que si la crisis económica fue tan profunda en España fue, principalmente, por el desplome del turismo internacional. Una de las claves que explica este comportamiento tan malo de la economía española es que su turismo de 'sol y playa' se concentra en el final de la primavera y el verano, justo los meses afectados por la pandemia. Esto explica por qué en España el desplome del turismo internacional está siendo tan costoso y también la urgencia de poder garantizar que el próximo verano se realice con cierta normalidad. En Francia y en Italia (en esta última en menor medida) el turismo es menos estacional y más constante a lo largo del año. De hecho, en muchos puntos de Francia la temporada alta de verano no se distingue tanto de la temporada baja de invierno. Esto significa que es probable que la comparación mejore durante los meses de otoño e invierno. El desplome del turismo generó, a su vez, efectos de 'segunda ronda' sobre otras actividades económicas, afectando a sectores como el comercio, la restauración o los transportes. Un duro golpe que se compensó, solo en parte, con el turismo nacional. Con las fronteras cerradas, los viajes de verano se limitaron al interior de las fronteras nacionales de cada país. Los residentes en España gastaron en el extranjero apenas 6.000 millones de euros entre enero y septiembre, lo que supone un ahorro de 12.500 millones. Esta cifra no corrige los 43.000 millones perdidos en ingresos, pero sí los amortigua. El problema es que España no es, ni de lejos, el país que más gasta en turismo al exterior, lo que significa que no consiguió un gran ahorro en viajes de residentes en el país al exterior, algo que sí lograron Francia y también otros países del norte del continente. Esto hace que el saldo de la balanza turística sea incluso peor para España. En el caso de Francia, el gasto de sus residentes en turismo internacional se redujo en casi 17.000 millones de euros y Alemania se ahorró nada menos que 32.000 millones. El resultado es que, si se compara con el mismo periodo del año anterior, la fotografía para España es mucho más dramática. El país perdió 30.300 millones netos respecto al año anterior, una cifra que es más del doble que la suma de recursos que perdieron Francia e Italia juntas. En concreto, Francia perdió 5.600 millones de euros como consecuencia de la crisis del turismo internacional e Italia perdió 7.600 millones, según las cifras de la balanza de pagos del Banco Central Europeo. El impacto turístico que sufrió España solo es comparable al de Grecia, que también tiene una gran dependencia del turismo de verano. El país perdió 12.400 millones de ingresos procedentes del turismo internacional. Y eso a pesar de que la situación sanitaria griega fue muy buena, en comparación con el resto de competidores del Mediterráneo. Sin embargo, con las fronteras cerradas y las advertencias de las autoridades sobre los viajes al exterior, todos los países turísticos acabaron sufriendo un duro golpe, independientemente de su situación sanitaria. Grecia tiene la agravante de que, tras la dura crisis que vive desde el año 2008, sus ciudadanos apenas pueden viajar al exterior. El resultado fue que el cierre de fronteras apenas permitió un ahorro al país de 1.400 millones de euros en el exterior. Como resultado, el saldo de la balanza del turismo sufrió un duro golpe de 11.000 millones de euros, peor que Francia o Italia, países mucho más grandes. En el centro y norte de Europa, por el contrario, el cierre de fronteras fue un estímulo para la economía doméstica, ya que los turistas que habitualmente viajaban al Mediterráneo tuvieron que quedarse dentro de sus países. En Alemania, el ahorro generado fue de 32.000 millones de euros, esto es, el gasto de sus residentes en el exterior fue la mitad del habitual. Esta reducción del gasto en turismo aportó nada menos que 1,8 puntos al crecimiento del PIB a lo largo de los tres trimestres del año en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta política de cierre de fronteras durante el verano fue muy rentable para estos países, ya que fomentó su turismo interior, pero supuso un duro golpe para todo el arco del Mediterráneo norte. Para España, la entrada de divisas internacionales a través del turismo es uno de los grandes motores económicos. Se trata de una de las ventajas competitivas del país gracias a sus numerosos atractivos, que van desde el ‘sol y playa’ a la cultura, la gastronomía, la naturaleza, etc. Los 30.300 millones de euros de deterioro de la balanza del turismo supusieron una merma directa del PIB de 3,3 puntos. Una cifra muy elevada, pero no superior a la de otros países del sur de Europa muy expuestos al sector turístico. Por ejemplo, Portugal sufrió unas pérdidas equivalentes al 4,1% del PIB, mientras que en Grecia y Malta la cifra escala hasta el 8%. La dependencia del turismo internacional explica la magnitud de la crisis en España. Entre marzo y octubre de 2019, España ingresó más de 56.000 millones de euros gracias a la llegada de viajeros foráneos. En los mismos meses de 2020, apenas ingresó 8.000 millones de euros (según los últimos datos del Banco de España), lo que supone la pérdida del 86% de la facturación. El saldo de la balanza del turismo, que en años anteriores dejaba un superávit próximo a los 39.000 millones entre marzo y octubre, en este 2020, apenas ha aportado 4.500 millones. Un desplome cercano al 90%, que es el dato que mejor refleja la magnitud de la pérdida del turismo internacional. Para España, es imperativo recuperar la normalidad sanitaria de cara al próximo verano, ya que el golpe de otro verano en blanco sería fatal para muchas empresas del sector. Además, agravaría el déficit público y la deuda del país, ya que obligaría a extender el ‘escudo social’: las prestaciones extraordinarias de desempleo, el cese de actividad y los ERTE. En términos de contabilidad nacional, los sectores del turismo, transporte y comercio provocaron casi el 60% de la caída del valor añadido en España en los tres primeros trimestres del año en comparación con el mismo periodo del año anterior. En total, generaron unas pérdidas de más de 48.000 millones de euros (los meses de enero y febrero contrarrestaron el golpe negativo de los meses posteriores). En Europa, por el contrario, estas actividades han provocado menos de la mitad de la caída del PIB: el 44% en la eurozona y el 45% en la Unión Europea. En otros países vecinos de España, como Italia y Francia, estos sectores muy vinculados al turismo han provocado menos del 40% de la caída del PIB. Esto significa que si la crisis ha sido tan profunda en España es, en gran medida, consecuencia del cierre de las fronteras y las restricciones al turismo internacional. Además, el turismo genera mucho empleo, ya que demanda servicios poco mecanizados que son intensivos en mano de obra. Eso significa que el impacto sobre el mercado laboral ha sido más profundo en España por su dependencia del turismo. En total, estas actividades han provocado el 70% de la caída de la masa salarial (incluye cotizaciones sociales) sufrida en los tres primeros trimestres del año. En la Unión Europea, el impacto sobre las rentas no llega al 60%, en Italia, apenas alcanzó el 42%, y en Francia, fue del 35%. El impacto del turismo sobre la economía española ha sido muy profundo, tanto sobre la actividad como sobre el empleo. Para 2021, la suerte aún no está echada. El éxito o el fracaso del proceso de vacunación tendrá una importancia mayúscula sobre la economía española: el país tiene mucho que ganar, pero también mucho que perder si pasa otro año sin turismo.

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