domingo, 16 de mayo de 2021
Una voz autorizada más se suma a la prevención...
Daniel García: «La crisis climática y de la biodiversidad será mucho más devastadora que esta pandemia»
El catedrático de ecología de la Universidad de Oviedo explica qué actividades traen consigo la disminución de seres vivos y, por tanto, pueden poner en peligro nuestra salud y cómo se debería solucionar
El catedrático de ecología de la Universidad de Oviedo, Daniel García García
ESTHER RODRÍGUEZ
REDACCIÓN 16/05/2021 05:00 H
Nuestro planeta está perdiendo biodiversidad de una manera muy acelerada. Una disminución de los seres vivos que se traduce en una amenaza para todos los aspectos y ámbitos de nuestra vida diaria, incluida la salud. En palabras de Daniel García, catedrático de ecología de la Universidad de Oviedo, si no se adoptan medidas cuanto antes para revertir la «preocupante» situación, «la crisis de la biodiversidad y del cambio climático será mucho más devastadora que la pandemia actual». Por ello, el próximo sábado, día 22 de mayo, se conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica. Una fecha promovida por Naciones Unidas con el objetivo de reflexionar sobre el impacto del ser humano en la tierra y la importancia de proteger la riqueza de los ecosistemas. Sin embargo, el experto explica qué actividades incrementan esa pérdida y cómo se debe de solucionar realmente. -Para empezar, ¿qué es la biodiversidad y por qué es tan importante preservarla?-La biodiversidad es la variabilidad de la vida en todas las formas de expresión. Esta va más allá de las especies emblemáticas de animales o plantas que tenemos en mente como puede ser el oso, el quebrantahuesos, el tejo, etc. La diversidad biológica está a nuestro alrededor. Se encuentra tanto en las ciudades como en las zonas agrícolas y comprende todo tipo de organismos, desde mamíferos hasta los pequeños microbios, incluida la flora. En definitiva, se trata de la variedad de las especies y las distintas formas que tienen de expresarse. Esta es muy importante por diferentes motivos, ya que al representar la complejidad de la vida abarca muchos ámbitos. A nivel de los humanos es fundamental por varias razones. En primer lugar, dependemos de la biodiversidad para vivir y garantizar nuestro bienestar. Los recursos naturales que se deprenden de ella, por ejemplo, las especies silvestres las utilizamos para comer. También obtenemos productos como la madera o plantas que se derivan en productos farmacéuticos. Otro ejemplo sería que esa variedad genética hace que las plantas agrícolas tengan capacidad para responder a las nuevas enfermedades que se presentan en el entorno y, por tanto, aseguramos nuestra cosecha.
De la misma manera, la biodiversidad ofrece servicios ecosistémicos que son aquellas funciones ecológicas que proporciona y mejoran aún más el bienestar humano. Un claro ejemplo sería la ladera con vegetación, ya que esta evitaría los argayos y, por ende, las incomunicaciones. Por tanto, no solo nos proporciona alimentos o productos para vestirnos, sino que nos ayuda a cobijarnos y cuidarnos. -Con la acción de los seres humanos se ha ido perdido biodiversidad en los últimos años. En Asturias, en concreto, ¿cómo es la situación? ¿a qué ha afectado?
-A nivel global, cada año se va perdiendo más diversidad biológica, pero en Asturias estamos mejor que en otras zonas de España e, incluso, del planeta. En el Principado donde más ha hecho mella ha sido en la fauna, concretamente en animales vertebrados y especies marinas, por eso contamos con especies protegidas como el oso o el urogallo. También ha afectado a algunas plantas y a algunas aves que se sitúan en las zonas costeras y que están en proceso de declive. Además, de la misma manera que los insectos o las mariposas disminuyen en todo el mundo, lo hacen también aquí. Al fin y al cabo, se trata de un proceso de pérdida que es relativamente largo en el tiempo y aquí históricamente se tuvo un uso de la tierra muy intenso, debido a la ganadería, agricultura e industria. -¿Qué actividades humanas fomentan aún más esa pérdida?-Principalmente la agricultura y ganadería cuando se realizan de forma intensiva. En Asturias está más controlado que otras comunidades de España, pero hay que tener cuidado porque si la intensificamos seguiríamos perdiendo. También en los procesos de extracción de recursos naturales como la minería se agrava esa pérdida. De la misma manera, los efectos del fuego son muy importantes, ya que con ellos desaparecen los organismos del suelo. Aunque estos afectan sobre todo a zonas de matorral, pastizales abandonados o bosques que no están muy desarrollados, el impacto es grande ya que no se ayuda a mantener la fertilidad del terreno. El campo se abandona y vuelve al bosque, pero si luego se quema se pierde todo.
De la misma manera, la polución atmosférica y, obviamente, la expansión de la urbanización con carreteras en zonas de montaña, pistas forestales… acaban destruyendo los hábitats y, en consecuencia, la biodiversidad. También la contaminación industrial y la de los ríos por el efecto de las aguas residuales incrementan ese daño. -¿La instalación de parques eólicos también supone un peligro para la biodiversidad?-Al ser infraestructuras muy grandes generan una destrucción de hábitats y, por tanto, se pierde biodiversidad. En este caso, son especialmente sensibles las especies como aves migratorias, murciélagos e insectos. Sé que es muy importante acelerar esa transición energética, pero hay que intentar planificar esas centrales de la mayor forma razonada posible. Para solucionar los problemas de carbono y paliar el cambio climático hay que aprovechar terreno que ya está impacto. Se podría instalar, por ejemplo, placas solares en el techo de las casas, de los supermercados, etc. Si lo hacen en Alemania, ¿por qué aquí no? En estos casos, es fundamental hacer un balance entre la eficiencia energética y el impacto que generaría. La única solución es mezclar la biodiversidad con los asentamientos humanos y hacer que nuestros efectos de la vida diaria sean los mínimos. Tenemos que reducir el impacto y esto implica mejorar la diversidad biológica en las zonas donde vivimos. Hay que aumentar las zonas arboladas, ajardinas con especies silvestres autóctonas no exóticas, ya que el jardín es un ecosistema. -Hay evidencias de que esa pérdida de la biodiversidad podría aumentar los casos de zoonosis o enfermedades transmitidas de los animales a los humanos como, por ejemplo, el coronavirus. ¿Por qué sucede esto? -La pérdida de hábitat y el hecho de que los hábitats conservados en zonas tropicales con especies que pueden ser reservorios o expedorios de esos virus cada vez están más disgregados, rodeados de tierras pobladas o que se utilizan para un uso agrícola o ganadero y, por tanto, se aumenta el contacto de las especies que trasmiten esas especies infecciosascon las personas humanas. Por ejemplo, el SARS- CoV-2 se produjo por eso. Se supone, aunque aún no está demostrado al 100%, que saltó de un animal, en este caso de un murciélago, que son especies que cada vez se relacionan más con los individuos, es decir, están más cerca. Muchas veces se ha visto que otras enfermedades de zoonosis como la borreliosis, enfermedad del lyme trasmitida por garrapatas (especie de microbio que puede hospedar en distintos animales), si hay muchos animales diferentes se reduce la probabilidad de contagio, es decir, hay una dilución de la enfermedad porque esta acaba en hospedadores en los que el parasito no consigue unos tamaños de población muy grandes. Tener esas especies hace de amortiguador con otras especies. Una situación que favorecen a otras especies que trasmiten otras enfermedades como ciervos o roedores. Por eso, si hay una pérdida de bosque, estos animales trasmisores de enfermedades aumentan la población y, por ende, el riesgo de infección. -Los lobos por ejemplo también sirven de barrera a esas enfermedades infecciosas-Sí porque controlan a determinadas especies de herbívoros que pueden hacerse abundantes en determinados momentos como pueden ser los ciervos o, incluso, los jabalís que son trasmisores de la tuberculosis, una enfermedad que afecta al ganado. Y la única forma de mantener esto a raya es con depredadores naturales. Los herbívoros son controlados por los depredadores intermedios y estos a su vez son controlados por especies superiores. Si los eliminas, esa especie de angulados pueden explotar y los animales que tienen mucho contacto con el ser humano pueden trasmitir la enfermedad. -La pandemia, por tanto, puede ser un buen ejemplo de que hay que apostar por la biodiversidad, ya que así evitaríamos más enfermedades. ¿Qué más beneficios reporta proteger los ecosistemas? -La diversidad biológica es un seguro de vida a largo plazo ante los peligros del planeta ya bien sea enfermedades o efectos naturales como riadas, desmontes, sequías, entre otros muchos. Sin ella no vamos a durar mucho. Después de esta crisis sanitaria vendrá la de la biodiversidad y del cambio climático que será mucho más devastadora que la pandemia actual. Hay que tomárselo como un objetivo mundial con la misma urgencia que la pandemia del coronavirus porque nuestros hijos lo van a pasar realmente mal. -Durante el confinamiento ha habido menos presión en los ecosistemas. Pero, ¿qué medidas se deberían de llevar para conservar esa biodiversidad en Asturias? -Como las personas somos, por desgracia, los que nos cargamos la biodiversidad, poseemos la suerte de tener en nuestras manos la posibilidad de recuperarla. En primer lugar, hay que conservar los sitios donde la biodiversidad presenta unos niveles altos y funcionan los ecosistemas con la implantación de espacios protegidos y reservas de áreas con restricciones importantes. También se deben recuperar aquellas zonas que han sufrido una degradación por el impacto humano con la restauración ecológica. Para ello hay que trabajar de forma activa y plantar por ejemplo árboles autóctonos, llevar especies o, incluso, rescatar las zonas costeras y humedales. Asimismo, es fundamental trabajar en el desarrollo sostenible, es decir, hacer una extracción de recursos que sean sostenibles. Esta vía es la más importante y la que se debe realizar a nivel global. Aquí entran en juego los políticos que deben de establecer medidas de cómo los agricultores o las empresas deben gestionar explotaciones de recursos. También los ciudadanos deben de concienciarse de que hay que tener un impacto bajo en el medio ambiente. Para ello tienen que intentar contaminar y consumir menos, tener menos gastos energético y menos productos, adquirir y usar las cosas de forma más razonable. -Por tanto, se debería de apostar por la agroalimentación y el consumo responsable. En Asturias, por ejemplo, hay terreno fértil y desaprovechado. Sí que es cierto que se están llevando a cabo pequeñas iniciativas, pero, ¿cómo se podría impulsar aún más esto? -Cualquiera puede producir en ecológico. Lo fundamental es no utilizar productos de fabricación industrial tales como pesticidas o herbicidas. Para el control de las plagas y malas hierbas hay que usar productos no sintéticos, además del abono natural. Esta forma de agricultura tiene aspectos positivos porque ayuda a fomentar la biodiversidad en parámetros que, por lo general, no están dentro de ella y sin tener que tener un sello certificado de la misma. Por ejemplo, para controlar las plagas de los animales silvestres en los manzanales, en los suelos de las pumaradas se dejan áreas sin segar para que así lleguen las especies polinizadoras, polinicen las flores del árbol y se obtenga una mayor producción. También conservar el seto vivo intensifica la conservación de la biodiversidad, ya que puede atraer por ejemplo a pájaros o insectos. Se trata de medidas que no están dentro de esa agricultura, pero que son compatibles y que generan un beneficio directo en la producción de la cosecha. Pero no solo hay que fomentar ese tipo de agricultura, sino que también la producción local y el consumo de cercanía, ya que de esta forma al adquirir tus productos no dejas una huella de carbono muy grande. Lo mismo pasa con la ganadería, esta no solo tiene que ser compatible con las zonas de montaña. También hay que evitar tirar comida. Debemos consumir menos, pero esto no significa que comamos menos, sino que adquiramos lo necesarios. Como ciudadanos de a pie podemos apoyar propuestas políticas a través de partidos o programas electorales que plasman estos objetivos en pro de la diversidad biológica y el control climático, pero sobre todo debemos de ser consciente de cómo se obtienen los alimentos y los productos. Debemos reducir la dependencia de materias primas que siguen siendo extradidas y apostar por la reutilización y el reciclaje. Además, esto generaría muchos puestos de trabajo, ya que, por ejemplo, puede haber personas dedicadas exclusivamente a desmontar móviles y así evitar que esos componentes que se van a acabar en un vertedero contaminen. En este sentido, es fundamental cambiar el modelo de producción y apostar por la agroalimentación. Nosotros como consumidores tenemos más capacidad para fomentar ese consumo y premiar determinados productos. La economía circular será un pivote muy importante. -Por tanto, la concienciación ambiental sería una de las soluciones a esta crisis de la biodiversidad, ¿cómo se debería de fomentar esa sensibilización? -A través de mucha educación ambiental a todos los niveles, desde los niños hasta los más adultos. También debe de haber un impacto en los medios y un apoyo de las administraciones con políticas para que se fomente el conocimiento sobre la importancia de preservar la diversidad biológica y cuidar el entorno. Un claro ejemplo para concienciarse es el caso del avispón asiático, que es una especie invasora y que está teniendo unos efectos devastadores en determinados sectores como la apicultura. Ha llegado aquí y no se lo come nadie y está arrasando porque el bicho que se lo podía comer ya no está. Hay valores utilitarios que son prácticos y otros en cambio son intrínsecos como que la naturaleza hay que protegerla por una cuestión ética. Con la cultura actual se nos ha olvidado, pero antiguamente se concienciaba de otra manera. La Catedral de Oviedo por ejemplo se defiende con uñas y dientes porque tiene un elevado valorar patrimonial, pues la biodiversidad lo mismo. Hay que preservarla y no dejar que pase desapercibida porque nos va a traer factura. Habrá tierras que no se vayan a poder cultivar por las sequias o por la subida del nivel del mar y eso se traducirá en pérdidas económicas y, por ende, hambruna.
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