Una Entidad...tenebrosa!

Credit Suisse: el final de un símbolo financiero tras años de mala gestión y escándalos Historia de Pilar Blázquez • Hace 5 h ▼‎0,00%‎ En el sector financiero, la confianza del cliente cotiza siempre al alza. “Es el principal activo del negocio”, dicen algunos directivos y es algo que si bien en tiempos de calma ya se aprecia, cuando se desata una tormenta cobra todo su sentido. Como en cualquier relación la confianza es un etéreo concepto que cuesta mucho construir y se puede perder muy rápidamente. Lee también UBS se hace con Credit Suisse por 3.250 millones de dólares Pilar Blázquez No es el caso de Credit Suisse, que lleva tiempo perdiendo esa confianza. Y estamos hablando de una entidad con 167 años de existencia que forma parte de los treinta bancos considerados sistémicos y por tanto, cuya caída tendría un impacto considerable en el sistema financiero a nivel global. Lo ocurrido durante la última semana, con la retirada masiva de sus fondos, ha sido la última de las muchas crisis de confianza por la que ha atravesado este banco centenario. Ha sido una crisis añadida, no una excepción. Desde su nacimiento en 1856, como financiador del desarrollo ferroviario helvético, la entidad ha pasado de la cima del mundo de las finanzas al barro en numerosas ocasiones. Su fundador, el industrial Alfred Escher, llegó a ser descrito como “rey de Suiza” por su gran influencia económica y política en el crecimiento del país. Con Escher, Credit Suisse creció hasta convertirse en una de las entidades financieras más solventes del mundo y uno de los pilares de la afamada banca suiza. Apenas terminó la Primera Guerra Mundial, abrió sede en Nueva York. Pronto su presencia internacional fue clave para el movimiento de capitales que buscaban en Credit Suisse, como en el resto de sus competidores helvéticos, una siempre apreciada discreción. Fue por ejemplo, uno de los principales bancos que canalizaron los capitales judíos cuando Hitler llegó al poder en Alemania. Sombras Fue acusado de apropiarse de fondos de judíos muertos en la Segunda Guerra Mundial Y esa fue una de las primeras polémicas que acecharon al banco, cuando tras el final de la Segunda Guerra Mundial, fue acusado de apropiarse de los fondos de sus clientes fallecidos. Pero lo que realmente le ha convertido en una entidad con graves problemas fue el progresivo levantamiento de la opacidad bancaria. Tras la crisis de 2008, las finanzas suizas fueron dando pasos para descorrer el velo de opacidad. Fue poco después, en 2014, cuando Credit Suisse se enfrentó a uno de sus mayores escándalos corporativos. Se declaró culpable en EEUU de permitir ilegalmente que algunos clientes estadounidenses evadieran sus impuestos. El banco pagó un total de 2.600 millones de dólares de multa a las autoridades del país. Desde ese año la caída bursátil ha sido progresiva. Los principales contribuidores a la debacle han sido sus directivos. En 2020, el CEO de Credit Suisse, Tidjane Thiam, dimitió tras confirmarse que altos cargos del banco estaban implicados en dos casos de espionaje, entre ellos a antiguos empleados. Relaciones Bancos europeos y españoles han ido cortando lazos con la entidad A estos problemas de gobernanza se sumó, en el 2021, la quiebra del fondo de cobertura estadounidense Archegos Capital. El impacto económico fue de 5.500 millones. El de credibilidad fue aún mayor. Una investigación externa demostró una política de riesgos con controles extremadamente laxos. Desde entonces , los principales bancos europeos y españoles comenzaron a cortar ordenadamente lazos con la entidad suiza. Según Reuters, la exposición de la banca española no llega a un millón de euros en la actualidad. Menos ordenada fue la salida de fondos en 2022 ante los rumores de quiebra que se llevó por delante 125.000 millones de euros . Ese año, las pérdidas escalaron hasta los 7.400 millones de euros. Uno de sus accionistas más longevos, el administrador de inversiones estadounidense Harris Associate, vendió el 6 de marzo el total de su participación, un 10%, por falta de confianza en su estrategia y tras persistentes pérdidas y éxodo de clientes. El SVB todavía no había quebrado. El pasado miércoles, con la crisis ya desatada en EEUU, fue el banco saudí, principal accionista con el 9,8%, quién se negó a aportar más fondos. La suerte estaba echada. 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