miércoles, 21 de agosto de 2024
Debe pasar a ser un debate PUBLICO...* las aplicaciones a posteriori son múltiples *
Ecotasa turística: ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Qué podríamos financiar con ella?
El impuesto verde podría servir para recuperar Perlora como destino turístico social o para financiar el acceso en transporte público a playas y espacios naturales.
Por
Diego Díaz Alonso
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Uno de los chalets de Perlora. Foto: Alisa Guerrero
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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.
El concepto de ecotasa o impuesto verde empieza a cobrar fuerza en los años 80 y 90 al calor del crecimiento de la preocupación social por el medioambiente. Conscientes de los impactos ecológicos que generan ciertas actividades, algunos economistas comienzan en esos años a plantear el uso de la fiscalidad como herramienta compensadora: el que contamina paga, y el Estado a cambio recauda un impuesto que le permite reparar ese daño. Los impuestos verdes sirven por tanto, o al menos deberían servir, según su propia teoría, para reparar los impactos medioambientales que produce una actividad económica concreta, ya sea la fabricación de acero, la aviación, las macrogranjas o el turismo.
En la actualidad sólo Catalunya, Balears y el Ayuntamiento de Barcelona contemplan la ecotasa al turismo en España, paradójicamente una de las potencias mundiales de la industria turística. Esta ausencia refleja bien la capacidad de presión política y mediática de un sector muy poderoso, que siempre se ha opuesto a cualquier tipo de impuesto sobre una actividad cuyos efectos sociales y medioambientales negativos resultan cada vez más visibles para amplios sectores de la población. Efectos que van desde la subida de los alquileres y otros precios, hasta la masificación de vías de comunicación, playas, espacios naturales o cascos históricos.
Campaña de turismo asturiano en Madrid. Foto: Turismo de Asturias
El ejemplo catalán y balear
La ecotasa supuso en 2023 para Balears una recaudación de 152 millones, y en Catalunya de 100. ¿De dónde sale ese dinero? De un pequeño recargo que se pone a las pernoctaciones en función de la categoría del alejamiento. Así por ejemplo, en las islas el turista debe pagar cuatro euros por cada noche en un hotel de cinco estrellas, mientras que la ecotasa sólo supone un euro si se hospeda en un camping, una pensión o un albergue. En Barcelona al tributo autonómico se añade otro pequeño recargo de carácter local.
La ecotasa supuso en 2023 para Balears una recaudación de 152 millones, y en Catalunya de 100
Entre los proyectos que se han financiado en Catalunya y Balears con la ecotasa están la recuperación de patrimonio histórico y ecosistemas deteriorados, programas específicos de atención a las camareras de hotel, actividades culturales en los barrios, climatización ecológica de colegios, fomento de la movilidad sostenible o iniciativas turísticas alternativas en destinos no masificados.
Foto: Turismo de Villaviciosa
Un impuesto con muchos posibles destinos
Desde Ecologistas en Acción se defiende que la recaudación de la ecotasa se destine a íntegramente a cuestiones medioambientales: conservación ambiental y restauración de ecosistemas, mantenimiento y vigilancia de áreas protegidas o desarrollo de iniciativas turísticas sostenibles, alternativas a la masificación. El experto en turismo Ernest Cañada añade otro posible destino de la ecotasa, financiar proyectos que permitan vacaciones asequibles y sostenibles, y pone el foco en el 30% de la población española que no puede permitirse una semana de vacaciones fuera de su casa. “Eso tendría un componente redistributivo muy interesante” apunta el investigador y miembro de la asociación Alba Sud.
Aterrizándolo en el caso asturiano, una ecotasa asturiana, de carácter autonómico, podría servir para financiar la recuperación de Perlora como complejo dedicado al turismo social, ofreciendo vacaciones asequibles y sostenibles, por ejemplo con instalaciones autosuficientes, de bajo consumo energético. También para restaurar paisajes y ecosistemas dañados, por ejemplo sustituyendo plantaciones de eucaliptos por especies autóctonos, o a recuperar patrimonio histórico e industrial abandonado y deteriorado. Otros fines podrían ser financiar más servicios de transporte público a playas y espacios naturales, así como vías ciclistas y peatonales, contribuyendo así a la reducción del uso del coche privado. Otra petición de los ayuntamientos con más turismo, sobre todo de los más pequeños, es mejorar la financiación de sus servicios públicos, que sufren una fuerte presión en los meses de verano.
Apartamentos turísticos en Oviedo/Uviéu. Foto: Alisa Guerrero
El debate sobre la ecotasa asturiana se encuentra a día de hoy bloqueado por la negativa de Barbón a la creación del impuesto que le reclaman CCOO, IU-Convocatoria por Asturies, Covadonga Tomé y Podemos. El presidente se ha alineado con OTEA y FADE, que se oponen al tributo, y ha encontrado un aliado en el PP de Alfredo Canteli, que apoya la opción planteada por Barbón: un tributo local para aquellos ayuntamientos que lo quieran cobrar. Algunos gobiernos locales estarían por esta opción, ya que les permitiría un ingreso extra para afrontar los gastos de la temporada alta: limpieza de playas, saneamientos, regulación del tráfico…
La ecotasa local, y de carácter voluntario, sin embargo apenas tendría capacidad de recaudación, y mucho menos de redistribución en el territorio, ya que lo generado en cada localidad se quedaría en la localidad.
El principal temor de los sectores opuestos a la ecotasa es que disuada el turismo, en expansión desde hace años en Asturies. Alegan que la comunidad todavía no ha tocado techo, y que no existe una masificación comparable a la de los archipiélagos, por ejemplo. Sin embargo la ecotasa no se ha diseñado para desincentivar el turismo, y de hecho la experiencia demuestra que ningún destino turístico deja de serlo por un recargo que en la mayoría de los casos no pasa de los dos euros. Como resumía esta semana en X el escritor y periodista Sergio C. Fanjul: “En Asturias, el Principado y la mayoría de los Ayuntamientos han rechazado la tasa turística. Miedo a “matar a la gallina de los huevos de oro”, por cobrar un par de eurillos al día. Asturias, producto low cost. Tanto nos valoramos que nos damos gratis”.
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