miércoles, 8 de octubre de 2008

Paralelismos peligrosos.

La prolongada crísis nipona, dá calambres conectándola con la nuestra.Debemos de anticiparnos con crudeza a las situaciones por ellos vividas....y lo que les queda.

Lecciones de la experiencia japonesa: similitudes y diferencias con la actual crisis


Los problemas nipones, que se iniciaron en 1991, dan claves para no caer en los mismos errores. La rapidez y la contundencia resultan básicas.
La capitalización de las empresas niponas llegó a representar en 1988 el 51% del total mundial,...

Madrid. La profunda y prolongada crisis que sufre Japón, que fue segunda economía mundial, da algunas pistas de lo que se debe y no se debe hacer en una crisis como la actual, originada también en el sector financiero e inmobiliario. Salvando las diferencias, la clave está en reaccionar con rapidez y contundencia contra el estallido de burbujas inmobiliarias y financieras. Junto a esto, resulta crucial el saneamiento rápido del sector bancario para restablecer con prontitud los mecanismos de financiación de la economía.

Según destaca un reciente informe de La Caixa, la economía japonesa inició un largo periodo de crisis, del que todavía no se ha recuperado, en 1991, tras protagonizar un espectacular desarrollo en la década de los 80. Su peso en la economía global pasó del 8,4% en 1980 al 9,3% en 1991 y en la actualidad se sitúa por debajo del 6%.

El origen del declive

El desplome bursátil, cuya máxima capitalización se alcanzó en diciembre de 1988 con el 51% del total mundial, originó un largo periodo de descensos —diez años más tarde se situaba en el 11%—.

La caída arrastró al sector inmobiliario y sus precios se hundieron. Entre 1991 y el segundo trimestre de 2005, el precio del suelo en las seis principales ciudades cayó un 75,9%. A su vez, la pérdida de valor de los activos tuvo un efecto devastador en empresas y bancos y las ratios de endeudamiento se dispararon. En España, la actual crisis tiene también su origen en la caída del sector de la construcción, pero agravada en este caso por la fuerte crisis financiera internacional. En este extremo, una de las ventajas es la salud del sistema bancario español, pero sobre todo la rápida respuesta de los gobiernos europeos ante futuras eventualidades.

Una de las principales singularidades de la actual coyuntura es su dimensión mundial. La crisis de las hipotecas subprime, iniciada en Estados Unidos en agosto de 2007, se extendió con rapidez a los países europeos, en un contexto cada vez más globalizado. Sin embargo, Japón, con la excepción de algún país vecino, ha asumido en solitario su debacle económica durante más de 15 años.

Competitividad

Por otro lado, en el país asiático la desaceleración se centró en la bolsa y en el sector inmobiliario, pero dejó a salvo a sectores como la electrónica de consumo, ordenadores o automóviles, que han mantenido un alto nivel de competitividad dentro de los mercados internacionales.

En España, la caída de la construcción ha tenido un efecto arrastre sobre el resto de los sectores. De esta forma, además de reducirse drásticamente la venta de viviendas, otros sectores de gran relevancia, como el del automóvil, asisten a un importante deterioro. En primera mitad del año se han cerrado 11.000 empresas de diferentes sectores y en un año han desaparecido 650.000 empleos.

¿Por qué dura tanto?

Cuando Japón empezaba a ver la luz al final del túnel, se ha visto sorprendido por la fuerte crisis internacional que ha ralentizado su mejora. Detrás de la larga duración de la crisis de este país se esconden dos causas unidas a su propia idiosincrasia: una demografía estancada y un exceso de ahorro, según explica el citado informe de La Caixa.

El exceso de ahorro, unido a la escasez de inversiones llevaron al país a una situación de deflación. Sin embargo, en España, la tasa de ahorro se sitúa cerca del 20% de la renta disponible por hogar, y el incremento de la inmigración ha favorecido un rejuvenecimiento de la población, que hace apenas una década estaba hipotecado.

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