Flórez y el bel canto
por ROGER PINES
a más mágica de las expresiones relacionadas con el universo de la ópera, el bel canto, significa literalmente 'bello canto'. La esencia del bel canto llegó a su culmen durante las tres primeras décadas del siglo XIX, con cantantes que poseían una tesitura, una virtuosidad y una expresividad por las que no tardaron en entrar en el mundo de la leyenda. Estos extraordinarios intérpretes eran las 'rockstars' de su época y provocaban el delirio de los espectadores a donde quiera que iban y actuaban.
Por suerte, el bel canto se impone también hoy en los escenarios, sobre todo gracias a la contribución de Juan Diego Flórez. Durante los diez últimos años, el tenor peruano ha seducido a la crítica y al público de todo el mundo gracias a sus proezas técnicas y a una seguridad estilística probablemente equivalentes a las de los mejores tenores que se podían escuchar hace 50 años. Su extraordinaria vocalidad, junto a su irresistible presencia escénica, condujo a los grandes teatros líricos a reponer numerosas obras escasamente interpretadas.
Juan Diego Flórez ha alcanzado una etapa de su carrera en la que puede permitirse el lujo de invitar a eminentes colegas suyos a grabar con él. Este tipo de iniciativa es relativamente habitual en la música popular, pero, en cambio, es raro o, incluso, inédito, entre las estrellas de la ópera de este calibre. Así lo ha hecho para 'Bel Canto Spectacular', su nuevo disco. «Elegí a aquellos a los que quería invitar. Son todos amigos míos con los que ya había actuado antes. Les llamé e intenté convencerlos. No fue fácil hacer coincidir las agendas. De ahí que sea una suerte que hayan podido formar parte de esta aventura». Esta iniciativa viene a confirmar, por si fuese necesario, la supremacía del tenor peruano en el repertorio. Pero, ¿qué es, para él, el bel canto? «Ante todo, un canto ligado, es decir elegantemente homogéneo. Eso es muy importante. Así como la agilidad y los agudos, que son omnipresentes en el bel canto, sobre todo para el tenor y la soprano. Mucha expresividad, también, porque la orquestación no reúne demasiados efectos dramáticos para apoyarnos. Todo reposa sobre nosotros. Y, por último, la comunicación, el mensaje que hay que hacer pasar».
El bel canto experimentó su apogeo con la música de una virtuosidad extraordinaria de Gioachino Rossini, el estilo elegante y modulado de Vincenzo Bellini y la urgencia teatral de Gaetano Donizetti. Mencionar a estos tres compositores es aludir a los gigantes del bel canto, todos ellos esenciales en la carrera de Flórez. A pesar de que el tenor tienda a subrayar que el término de gigante se le puede aplicar a todo lo que se remonta a la época de las óperas de Haendel.
El bel canto entró en la vida de Flórez en Lima, cuando era un simple estudiante del conservatorio. «Andrés Santa María, el director del Coro Nacional de Perú, era un fan del bel canto y fue él el que me enseñó». Bajo la tutela de Santa María, Flórez descubrió que conseguía con facilidad «hacer evolucionar» su voz a través de las partituras barrocas. Una aptitud que iba a mostrarse crucial para su futuro de cantante. El joven tenor cantó varias óperas belcantistas, mientras era estudiante del Curtis Institute of Music de Filadelfia, pero la auténtica revelación fue su trabajo en 'Il viaggio a Reims' de Rossini en Italia con el tenor Ernesto Palacio. Compatriota peruano, que se convirtió en el mentor más influyente de Flórez, Palacio convirtió a Rossini en su especialidad a lo largo de toda su prestigiosa carrera. «Después de eso —recuerda Flórez— me sentí extraordinariamente cómodo con el estilo belcantista. Él me aprendió a cantarlo con vocales claras y abiertas. Cuando regresé al Curtis para la repetición de Viaggio a Reims, todo el mundo estaba impresionado, porque ya no cantaba como antes. Este encuentro con Ernesto Palacio me ayudó a confirmar que mi repertorio iba a ser el bel canto y, sobre todo, Rossini». Todos los elementos estaban en su sitio para el despegue internacional de Flórez en 1996, a los 23 años, en 'Matilde di Shabran' de Rossini en el Festival de ópera Rossini de Pesaro.
El triunfo conseguido en Pesaro marcó el comienzo de una carrera que ha ido cosechando éxito tras éxito, dado que las reencarnaciones de Flórez abarcan varias de las que están representadas en este disco. Es algo extraordinario, por ejemplo, oírle hacer suyo el estilo enormemente barroco y los espectaculares agudos de Rossini. Pero también le encanta el carácter, que él define como 'legatissimo', de la música de tres óperas de Donizetti, que todavía no interpretó en el escenario: 'Lucrecia Borgia', 'La Favorite' y 'Linda de Chamounis'. Y también disfruta con 'I puritani' de Bellini.
«Cuando se cantan las partituras de Bellini —explica Flórez— se le pone a uno la carne de gallina. Y durante un instante, uno se convierte en su propio público. A menudo, me emociono realmente con ellas, lo cual no deja de ser peligroso. Porque, cuando uno está emocionado, puede resentirlo el canto. Por eso, hay que controlarse».
Está claro que Flórez adora compartir su entusiasmo por este repertorio con artistas capaces de evolucionar a su mismo nivel, como los invitados de este disco: la soprano italiana Patricia Cioli («Dispone de una magnífica delicadez en su voz, es una auténtica cantante de bel canto por su forma de cantar, su ornamentación y su flexibilidad»); la soprano Anna Netrebko («No es sólo una gran cantante, sino también una gran actriz, desborda energía y proporciona mucha credibilidad a todo lo que hace»); la mezo-soprano italiana Daniela Barcellona («Una voz realmente excepcional, amplia pero increíblemente flexible y expresiva»); y el barítono polaco Mariusz Kwieclen («Cuando interpretamos el Don Pasquale en el Met, quedé realmente impresionado por su timbre y por lo coloreada que es su voz»).
Para Flórez, «este disco es realmente un regalo, porque en él se puede encontrar a los mayores artistas actuales, sin hablar de mí mismo. Es extraordinario poder escucharlos a todos en un mismo CD. Me siento orgulloso de cantar en este disco con estos maravillosos cantantes, maravillosos colegas y maravillosos amigos».
Más información
'No me considero el sucesor de Pavarotti'
'Cantar Rossini no es sólo hacer acrobacias'
La inteligencia y el 'bel canto'
El Teatro Real se rinde a Juan Diego Flórez en su estreno como Orfeo
'No me gusto, no soy 'fan' de mí mismo'
'Cantar en el Palau de les Arts es una gozada'
'El público de ópera es el más taurino'
© 2008 UNIDAD EDITORIAL INTERNET S.L. » ELMUNDO.ESCoordinación: Custodio Pastor Diseño: Eduardo G. Salvo
No hay comentarios:
Publicar un comentario